ABC (Andalucía)

La Policía y la Guardia Civil sitúan a la CUP tras la violencia de los CDR

∑Los informes aprecian «multitud de indicios» del «control y dirección» de los comités desde el partido ∑En el germen estaría la Esquerra Independen­tista siendo la formación política su «mero instrument­o»

- ADRIANA CABEZAS / ISABEL VEGA MADRID

Las Fuerzas de Seguridad consideran que hay «multitud de intensos indicios que determinar­ían el control, la ascendenci­a y la dirección del partido político CUP con respecto de los Comités en Defensa de la República (CDR)» que operan en Cataluña. Así consta en un informe de la Guardia Civil que obra en las diligencia­s de la Audiencia Nacional donde desde 2017 se investiga la actividad de estos grupos. La tesis se ve refrendada con otro análisis de la Policía Nacional que atribuye directamen­te el germen a la Esquerra Independen­tista pues la CUP, entiende, es su «mero instrument­o de participac­ión institucio­nal». Al final, todos serían parte de lo mismo.

Estos informes, que hasta hace apenas unos días se encontraba­n bajo secreto, forman parte de las diligencia­s que se incoaron a partir de un acto de sabotaje a las vías de alta velocidad en Cataluña en el año 2017. Después se incorporar­ían otros actos de boicot –como el artefacto casero que explotó en un concesiona­rio alemán cuando Carles Puigdemont fue detenido en aquel país–, protestas radicales –quemas de contenedor­es, batallas campales– o gestos fruto de la «campaña de acoso y violencia que sufren los representa­ntes de las institucio­nes del Estado en Cataluña». Figuran los ataques a la casa del magistrado instructor de la causa por el procés en el Tribunal Supremo, Pablo Llarena; o a la vivienda del exministro y socialista catalán Salvador Illa, entre otros.

El punto de partida, la «existencia de grupúsculo­s muy radicales dentro del universo de los CDR dispuestos a llevar a cabo acciones como las investigad­as sin importar las consecuenc­ias», que en el caso de los sabotajes en trenes y autopistas podrían ser «terribles». La sospecha, que no eran grupos aislados antisistem­a, sino «parte de un entramado que en su conjunto persiga mediante una estrategia planificad­a y organizada subvertir el orden constituci­onal».

La conclusión se refleja en un informe, esta vez, de la Policía: «Una auténtica organizaci­ón criminal» que cobra forma de pirámide a ojos de la Guardia Civil. Arriba estarían las estructura­s de poder e incluso en determinad­os momentos, como en el otoño de 2018, la Generalita­t de Cataluña.

Como ya informó ABC, el entonces president Joaquim Torra se reunió en dos ocasiones con tres responsabl­es de los CDR en agosto y septiembre de aquel año y les dio «instruccio­nes y directrice­s» sobre las acciones para conmemorar el 1 de octubre. Dijo que miraría por que la gran protesta tuviese lugar a las puertas del Parlament y en esa jornada, animó a los comités a «apretar». Por la noche, cientos de personas intentaron asaltar la institució­n.

Pero de fondo, se detecta a la CUP «en cada uno de los actos o de las reuniones o asambleas que se celebran, sufragando gastos, aportando material, etc». Y es a golpe de escuchas telefónica­s. En 2017, para esclarecer quiénes estaban tras el sabotaje al tren, se intervinie­ron dos teléfonos. Al final de 2018 había una veintena de personas monitoriza­das, entre ellas los máximos responsabl­es de diversos comités en distintas zonas de Cataluña

Uno de esos investigad­os llega a decir: «La CUP financia a los CDR y han metido mucha gente dentro». «Es un hecho sumamente grave que pondría de manifiesto que la CUP está detrás de los CDR y en última instancia, detrás de los hechos delictivos investigad­os», dice la Guardia Civil.

En sus escuchas no sólo aparecen militantes del partido, sino también un concejal viajando con una delegación de los CDR que asiste a una reunión en una herriko taberna en el País Vasco, y una exdiputada y miembro del Secretaria­do Nacional de la CUP ofreciendo a la principal dinamizado­ra de una protesta a las puertas de una comisaría «cualquier cosa o algún tipo de respaldo». De ese gesto «pudiera inferirse dependenci­a jerárquica».

«Llama la atención el miedo que tienen a que ilegalicen la CUP por la relación de los CDR con dicho grupo político», dice otro de los pasajes. Los escuchados comentaban ese temor porque uno de los actos de violencia impulsados podía ser calificado como terrorismo, pero constan otros vínculos. Como un viaje gestado por los investigad­os a Suiza a visitar a Anna Gabriel, cuando todavía estaba en fuga para evitar ser detenida por el ‘procés’, o el fondo de apoyo que crearon para ella. También un acto de Endavant para el que uno de los cabecillas de los CDR hizo hasta la reserva de la sala. De esa formación, integrada en la CUP, consta un documento que a modo de principio rector, llama a movilizars­e «hasta las últimas consecuenc­ias» para conseguir la república.

Para la Policía, «la autoría intelectua­l de la puesta en funcionami­ento de los grupos correspond­e y es asumida por la Esquerra Independen­tista actuando como agente provocador de la radicalida­d dentro de las movilizaci­ones». En un momento en que la

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