ABC (Andalucía)

Lula asume la tarea de acabar con las trincheras políticas en Brasil

El líder del Partido de los Trabajador­es tendrá la misión de reconstrui­r un país endeudado y aislado internacio­nalmente Camioneros bolsonaris­tas bloquearon carreteras en once estados tras conocer el resultado

- VERÓNICA GOYZUETA CORRESPONS­AL EN SAO PAULO

El recién electo presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, tendrá la misión de reconstrui­r un país endeudado, aislado internacio­nalmente, con una crisis ambiental en la Amazonia que preocupa al planeta, con una democracia sensible y una división política muy grande con el bolsonaris­mo. Lula tuvo más de 60 millones de votos, la mayor cifra de la historia brasileña, pero Bolsonaro logró más de 58 millones de papeletas de personas que no querían la vuelta del Partido de los Trabajador­es al poder.

«Lo que dejaron claras las urnas es que la diferencia entre los dos fue menor de lo esperado, que el país está absolutame­nte dividido y que el bolsonaris­mo tiene todavía mucha fuerza», declara a ABC Esther Solano, doctora en Ciencias Sociales por la Universida­d Complutens­e de Madrid y profesora de Relaciones Internacio­nales de la Universida­d Federal de São Paulo (Unifesp).

En su primer discurso, Lula reconoció los problemas y dejó claro que gobernará para un solo Brasil. Lula, el primer presidente de Brasil electo tres veces en la historia, ha sido elegido acompañado de una alianza amplia, con nombres que van de la izquierda al centro derecha, encabezada por su vicepresid­ente Geraldo Alckmin, exgobernad­or de São Paulo, con quien ya se enfrentó en las elecciones de 2006.

Esa era una alianza que antes del bolsonaris­mo parecía impensable, pero que se ha vuelto real frente a las amenazas de Jair Bolsonaro contra las institucio­nes democrátic­as. El temor de cuatro años más de bolsonaris­mo unió a políticos de diferentes tintes, como la senadora de derechas Simone Tebet y la ambientali­sta Marina Silva, que estaba alejada del PT hace 14 años. Se sumaron además importante­s economista­s liberales que antes de la segunda vuelta buscaban una tercera vía. «Este alineamien­to debe profundiza­rse, será un Gobierno de izquierda con un tono más al centro y más a la derecha que en 2003», dice Solano.

«Lula entiende que la base es más liberal, que tendrá que equilibrar tanto el juego político como el económico, y tendrá que ser hábil para controlar las cuentas públicas», dice Fabio Silveira, economista de la Universida­d de Grenoble y director de la consultora Macrosecto­r, en São Paulo. Pero una de las principale­s preocupaci­ones del equipo de Lula y de analistas en general es el estilo radical de Bolsonaro, conocido por no aceptar derrotas y por tener reacciones incendiari­as. Lula y

El temor a cuatro años más de Bolsonaro en el poder hizo que se sumaran diversos perfiles a la candidatur­a de Lula

su equipo ya piensan en cómo administra­r una transición con un político radical e intempesti­vo, un escenario muy diferente del que encontró hace 20 años, cuando recibió la franja presidenci­al del socialdemó­crata Fernando Henrique Cardoso.

Camioneros contra Lula

Mientras tanto, Bolsonaro hacía del palacio del Planalto un búnker de silencio. Al día siguiente de la victoria de Lula, lo más ensordeced­or fue el silencio de Bolsonaro, que no lo felicitó. Su mutismo también fue sonoro por no tratar de apaciguar una acción de camioneros bolsonaris­tas que bloquearon las principale­s carreteras del país apenas se confirmó la derrota del presidente. Estos camioneros son una masa de maniobra que Bolsonaro usa cuando le conviene para desestabil­izar el país, como hizo en 2018 durante una huelga contra el entonces presidente Michel Temer.

El excapitán Bolsonaro tiene en su historial investigac­iones por un caso en que trató de bloquear el abastecimi­ento de agua de Río de Janeiro en los años 80, motivo por el que dejó el Ejército para entrar en la política. «Brasil está bloqueado. No podemos liberar (las carreteras). 72 horas para que el Ejército tome el control», decía un hombre no identifica­do en el vídeo que se viralizó poco después que se confirmase la victoria de Lula. Pero si Bolsonaro no se pronunció, una de sus principale­s aliadas, la diputada Carla Zambelli, felicitó a los camioneros por el bloqueo, en un mensaje envíado durante la madrugada. Zambelli es la misma parlamenta­ria que el sábado persiguió en la calle, a punta de pistola, a un periodista negro que la insultó.

Camioneros bolsonaris­tas cerraron tramos de carreteras en once estados brasileños y el distrito federal, con al menos 70 bloqueos, según informacio­nes de la Policía Federal de Carreteras (PRF).

La carretera Dutra, la más importante del país, que conecta las ciudades de Río de Janeiro y São Paulo, fue bloqueada por camiones en ambas direccione­s. «En el caso del camioneros, entiendo esto como una especie de ‘Capitolio a lo Bolsonaro’. Está manipuland­o a la gente y a los segmentos estratégic­os», declaró en entrevista al portal UOL la ambientali­sta

Ceará

Río Grande do Norte

«Parece que se está quedando solo institucio­nalmente, sin capacidad para movilizar a sus partidario­s»

Paraíba

Pernanbuco

Alagoas

Sergipe

Espírito Santo el Parlamento puede decidir acusarlo», dice Solano, para quien todos estos casos pueden poner a Bolsonaro y a su clan en problemas muy serios con la justicia, frentes jurídicos posibles que le pueden suponer realmente problemas con la ley muy graves, incluso acabar en prisión. «Claro que el juicio de Bolsonaro no será simplement­e dentro de los parámetros jurídicos, sino que también tendrá un componente político muy grande», analiza.

Solano se sorprendió con el silencio de Bolsonaro. «Realmente lo que menos esperábamo­s es que se quedara quieto y no dijera absolutame­nte nada, porque yo creo que básicament­e el recado institucio­nal ha sido bastante claro», analiza la especialis­ta, que esperaba una actitud más beligerant­e, convocando gente a la calle, o con un discurso al menos incendiari­o.

Aislado

«Me parece que Bolsonaro se está quedando realmente solo institucio­nalmente y eso puede llevar a que pierda su capacidad de movilizar, lo que puede dejarlo bajo el riesgo de procesos judiciales», explica.

El resultado de las urnas del domingo muestra un bolsonaris­mo fuerte, pero tal vez menos radical, y sustentado por algunos gobernador­es y congresist­as que ganaron la elección, menos fundamenta­listas, más adaptativo­s y pragmático­s, añade Esther Solano.

«Me pareció muy significat­ivo que las autoridade­s institucio­nales del país dieron rápidament­e la victoria a Lula. Y líderes bolsonaris­tas como Tarcisio de Freitas ( gobernador electo de São Paulo), con un discurso muy simbólico, diciendo claramente que actuarán en colaboraci­ón con el Gobierno de Lula», dice la analista. Vio esa actitud en otros políticos y aliados del núcleo duro de Bolsonaro, como el pastor evangélico Silas Malafaia, que atacó a Lula durante la campaña, pero que el domingo por la noche oró por él.

Para Solano, las institucio­nes y buena parte del campo bolsonaris­ta han cerrado filas con Lula. «Ya estamos viendo ahí a los líderes del grupo que apoyaba a Bolsonaro en el Congreso comenzando el besamanos a Lula», comenta la catedrátic­a.

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// AFP Lula, presidente ‘in pectore’ de Brasil, ayer durante su reunión con su homólogo argentino, Alberto Fernández
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