ABC (Andalucía)

La Policía de Seúl admite errores en la estampida mortal de Halloween

Los agentes no tienen un manual para lidiar con concentrac­iones espontánea­s de gente

- PABLO M. DÍEZ CORRESPONS­AL EN ASIA

Mientras Corea del Sur llora por las jóvenes vidas perdidas el sábado noche en la avalancha de Halloween, la Policía investiga las causas y admite sus fallos a la hora de prevenir esta tragedia. «Se había previsto que un gran número de personas se reuniría allí. Pero no esperábamo­s que pudiera haber víctimas a gran escala debido a la concentrac­ión de tanta gente», reconoció ayer el jefe del Departamen­to de Gestión del Orden Público de la Policía Nacional, Hong Ki-hyun, según informa la agencia estatal de noticias Yonhap.

A su juicio, la multitud que se congregó en la zona de bares de Itaewon, una de las más populares de Seúl, era similar a las de otras fiestas de Halloween de años anteriores. Aunque esta era la primera que tenía lugar después de tres años prohibida por las restriccio­nes del Covid-19, la afluencia fue bastante parecida o, como mucho, ligerament­e mayor. Pero no parece ser esa la causa del amontonami­ento que se formó en un callejón de solo 3,2 metros de ancho y 40 de largo, donde la multitud quedó atapada como si fuera una ratonera.

Víctimas muy jóvenes

Sin posibilida­d de moverse, 154 jóvenes perecieron asfixiados al caerse al suelo y ser pisoteados por la muchedumbr­e. Dos tercios de ellos, 103, estaban en los 20 años y la mayoría, 98, eran mujeres, más bajas y con cuerpos menos resistente­s. Entre los fallecidos hay incluso un estudiante de enseñanza media, de entre 12 y 15 años, y cinco de instituto, de entre 16 y 18 años. Además, la montonera dejó 149 heridos, 33 de ellos graves.

Debido a las cortas edades de sus víctimas, esta estampida ha provocado una conmoción social parecida a la que causó en 2014 el naufragio del barco Sewol, en el que perecieron 304 pasajeros, la mayoría adolescent­es. Por ese motivo, se han desatado las críticas contra la Policía y las autoridade­s por no haber impedido una catástrofe como esta en un país tan desarrolla­do y organizado como Corea del Sur.

«Me han dicho que los agentes de Policía desplegado­s sobre el terreno no detectaron un aumento repentino de la masa», explicó Hong Ki-hyun, quien lamentó el juicio erróneo de sus subordinad­os. Frente a los entre 37 y 90 policías que formaban el dispositiv­o de seguridad antes del Covid, este año había 137, pero la mayoría centrados en el tráfico y en pequeños delitos relacionad­os con las drogas o la prostituci­ón.

Tal y como reconoció el responsabl­e del orden público, lo sucedido es una fatalidad porque la Policía no tiene un manual para lidiar con grandes concentrac­iones espontánea­s de personas y sin un claro organizado­r, como la celebració­n de Halloween en Itaewon. Para festejarlo, se calcula que sus estrechas callejuela­s fueron invadidas por unas 100.000 personas.

A pesar de los incidentes que ya habían ocurrido en el fatídico callejón, cuando otras personas se cayeron en medio de la multitud formando un tapón, las autoridade­s no previeron ninguna medida especial en dicho lugar. Por ese motivo, el Gobierno va a ofrecer una indemnizac­ión de 20 millones de won (14.100 euros) a las familias de las víctimas mortales, así como una ayuda de hasta 15 millones de won (10.500 euros) para pagar los gastos del funeral. Por su parte, los heridos percibirán entre cinco y diez millones de won (entre 3.500 y 7.000 euros). Para esclarecer las causas de esta catástrofe, la Policía ha formado un equipo de 475 investigad­ores que ya han entrevista­do a 44 testigos y recogido 52 grabacione­s de cámaras de seguridad repartidas por 42 puntos de Itaewon. De igual modo, los agentes están revisando los vídeos que circulan por las redes sociales, pero todavía no han encontrado ningún acto constituti­vo de delito.

Al tiempo que la Policía busca las causas de la avalancha, por Seúl y el resto del país han aparecido altares decorados con crisantemo­s blancos para despedir y rendir tributo a los fallecidos. De negro riguroso, el presidente surcoreano, Yoon Suk-yeol, hizo una ofrenda floral en el altar enfrente del Ayuntamien­to de Seúl, que luego visitaron también el primer ministro, Han Duck-soo, y el alcalde, Oh Se-hoon. Mientras la Policía investiga y hace examen de conciencia, Corea del Sur llora a los jóvenes muertos de Halloween.

En busca de las causas, 475 investigad­ores han entrevista­do ya a 44 testigos y recogido 52 grabacione­s de cámaras de seguridad

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