‘GERRYMANDERING’: EL TRUCO DE LOS POLÍTICOS PARA ELEGIR A SUS VOTANTES
La democracia de EE.UU. sobrevive pese a grietas como la financiación privada ilimitada de campañas o el creciente rechazo ‘trumpista’ a los resultados. El diseño de los distritos con interés partidista es otro problema tan viejo como el país
‘Winner takes it all’. El ganador se lo lleva todo. Es un elemento central del sistema electoral estadounidense y responsable de buena parte de su épica. Tras una batalla ante el Tribunal Supremo, 537 votos de diferencia en Florida –frente a casi seis millones de papeletas depositadas– convirtieron a George Bush en presidente de la primera potencia mundial en 2000. En 1974, solo dos votos inclinaron la elección a senador por New Hampshire para el candidato republicano, Louis Wyman. Y hay muchos ejemplos de distritos estatales en los que el empate fuerza a que el ganador lo decida un papel en un sombrero o una moneda al aire.
El sistema también implica que muchas veces el voto sea fútil. California, demócrata a rabiar, elige siempre al candidato de ese partido para las presidenciales. Lo mismo ocurre, en sentido republicano, con otros estados donde los electorados conservadores tienen un peso imbatible, como Oklahoma o Alabama.
Ocurre otro tanto en las elecciones legislativas al Congreso, como las que se celebran el próximo 8 de noviembre, en las que se renovarán, como cada dos años, los 435 escaños de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado. En este último, hay estados tan demócratas o tan republicanos que es muy raro que el escaño se lo lleve el candidato del otro partido. En el caso de la Cámara Baja, los estados se reparten esos 435 escaños de manera proporcional en función de su peso demográfico (Nueva York tiene más representantes que el diminuto Rhode Island). Y esos
Tres maneras diferentes de organizar los votos de 50 personas en 5 distritos
Representación perfecta