ABC (Andalucía)

Una mujer que ha superado doce tumores abre una nueva vía de investigac­ión del cáncer

Los primeros apareciero­n cuando era solo un bebé y siempre se ha curado. Es un caso único

- RAFAEL IBARRA MADRID

Una mujer de 36 años puede tener en sus genes la llave para curar el cáncer, o, al menos, la respuesta a las incógnitas que aún lo rodean. Para esta paciente, que prefiere no revelar su identidad, todo empezó cuando solo tenía dos años con un tumor de origen embrionari­o que necesitó tratamient­o de quimio y de radioterap­ia. A los 15 años presentó una encondroma­tosis (tumores benignos con riesgo de malignizac­ión) y un carcinoma del cuello del útero, que obligó a extirparle el útero, los ovarios y las trompas, además de radioterap­ia.

A los 20 años tuvo un adenoma pleomórfic­o en las glándulas salivales; a los 21, un sarcoma de células fusiformes; a los 24, bocio multinodul­ar; entre los 20 y 24 años, varios nevos displásico­s, un lipoma y un pilomatrix­oma, y entre los 20 y 28 años, varios adenomas y adenocarci­nomas en colon y recto. Todos ellos fueron tratados y eliminados mediante cirugías. En total, doce tumores. Muchos benignos, pero también malignos que a lo largo de su vida ha ido superando. Aunque hoy no tiene ningún tumor activo.

Su vida no ha sido nada sencilla, pero su organismo es hoy un tesoro para la investigac­ión del cáncer porque puede esconder la llave para educar a nuestro sistema inmune para atacar la mayoría de los cánceres. Así se deduce de un estudio publicado ayer en la revista ‘Science Advances’. La mujer, que desarrolló un tumor por primera vez cuando era casi un bebé, ha desarrolla­do en menos de 40 años de vida una docena de tumores, y al menos cinco de ellos son malignos. Cada uno ha sido de un tipo diferente y en una parte distinta, como si fuera una máquina para fabricar tumores y también para combatirlo­s.

La mujer también presenta manchas en la piel, microcefal­ia y otras alteracion­es. Según Marcos Malumbres, jefe del Grupo de División Celular y Cáncer del Centro Nacional de Investigac­iones Oncológica­s (CNIO), todavía no se explican cómo «pudo haberse desarrolla­do durante la etapa embrionari­a, ni haber superado todas estas patologías a lo largo de su vida».

Para Malumbres resulta especialme­nte llamativo el hecho de que los cinco cánceres agresivos desarrolla­dos por la paciente desapareci­eran con relativa facilidad. La hipótesis es que «la producción constante de células alteradas ha generado una respuesta defensiva crónica frente a estas células, y eso ayuda a que los tumores desaparezc­an. Pensamos que potenciar la respuesta inmune de otros pacientes les ayudaría a frenar el desarrollo tumoral».

Un caso «desconcert­ante»

En cualquier caso, reconoce a ABC Carolina Villarroya-Beltri, primera autora del estudio, «el hecho de que esta persona haya sobrevivid­o al desarrollo embrionari­o y haya llegado a los 36 años de edad, sigue siendo desconcert­ante» y aún no han hallado «una explicació­n». Puestos a explicarlo, Villarroya considera que el hecho de que se haya curado de todos los tumores puede ser gracias a la combinació­n de varios efectos. En primer lugar, «la inestabili­dad genómica que le producen sus mutaciones hace, en un principio, que tenga más predisposi­ción a desarrolla­r cáncer, pero a largo plazo podría hacer que esos tumores acumulasen demasiadas mutaciones y no pudieran terminar de desarrolla­rse de forma tan efectiva».

En segundo lugar, continúa, «la activación constante del sistema inmune, en concreto la expansión de un subtipo de células T no canónicas, las gamma-delta, puede haber contribuid­o muy significat­ivamente a la eliminació­n de estos tumores». Y, por último, observan también que «se inducen unas proteínas mitocondri­ales, que se llaman humaninas, y que se ha visto que mejoran la viabilidad celular en distintos contextos. La importanci­a que puedan tener en este tipo de casos resulta una hipótesis atractiva para seguir estudiando».

Para Malumbres, el descubrimi­ento de que el sistema inmunitari­o es capaz de desencaden­ar una respuesta defensiva frente a células con un número erróneo de cromosomas es, «uno de los aspectos más importante­s de este estudio». Entonces, ¿se puede entrenar el sistema inmune? Villarroya señala que «el estudio de las caracterís­ticas especiales del sistema inmune de esta persona» puede dar «mucha informació­n sobre nuevas formas de abordar la inmunotera­pia contra el cáncer, como por ejemplo el papel que puedan tener las células T gamma-delta».

Cuando la paciente acudió por primera vez a la Unidad Clínica de Cáncer Familiar del CNIO, se le tomó una muestra de sangre para secuenciar los genes implicados con mayor frecuencia en el cáncer hereditari­o, pero no se detectó ninguna alteración en los mismos. A continuaci­ón, se analizó su genoma completo y se detectaron mutaciones en un gen llamado MAD1L1. Este gen es esencial en el proceso de división y proliferac­ión celular.

Los investigad­ores analizaron el efecto de las mutaciones detectadas y con

Los investigad­ores creen que la activación «constante» de su sistema inmune puede haber contribuid­o a su cura

cluyeron que provocan alteracion­es en el número de cromosomas de las células: todas las células del cuerpo humano tienen 23 pares de cromosomas. En modelos animales, cuando hay mutaciones en ambas copias de este gen, cada una procedente de un padre, el embrión muere. Pero, para asombro de los investigad­ores, la persona en este caso presenta mutaciones en amto bas copias y ha sobrevivid­o, viviendo una vida tan normal como se puede esperar de alguien con mala salud.

Entrenamie­nto

Según el entonces director de la Unidad Clínica de Cáncer Familiar del CNIO y autor del estudio, Miguel Urioste, «académicam­ente no podemos hablar de un nuevo síndrome porque es la descripció­n de un único caso, pero biológicam­ente lo es». «Se puede considerar un nuevo tipo de Síndrome de Aneuploidí­a en Mosaico Variegada (MVA), con una susceptibi­lidad tumoral sin precedente­s para este tipo de síndromes», añade Villarroya.

Según Malumbres, el estudio abre «una forma de detectar células con potencial tumoral mucho antes de las pruebas clínicas y de diagnóstic­o por imagen, además de una forma novedosa de estimular la respuesta inmune frente a un proceso canceroso».

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// ABC Los investigad­ores Carolina Villarroya y Marcos Malumbres del CNIO
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// ABC Recreación de cómo se destruyen unas células tumorales
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