Colas y caos en Barcelona, el temido precedente
El presidente de la Asociación Profesional de la Movilidad sostiene que, en esencia, el decreto andaluz es una «copia» del de Cataluña, «un espejo en el que nadie debe mirarse». Tanto su colectivo como Bolt alertan de que la regulación ya ha provocado en la ciudad condal «un caos circulatorio y colas habituales de 45 minutos para intentar coger un taxi en estaciones como la de Sants», lo que lleva a los ciudadanos a seguir utilizando el vehículo privado. «Es una movilidad más cercana al siglo XIX y poco tiene que ver con lo que pretende ser Andalucía», criticaron.
Un gran paragolpes trasero permitirá a los coches cumplir la nueva normativa sobre dimensiones
La media de vida de los vehículos VTC está fijada entre dos y tres años, tal y como explicó el presidente de Movea, que fijó en un millar los vehículos que se podrían ver afectados por el decreto y saldrían de la circulación en solo un año. Entre ellos, se encuentra el de José, autónomo y dueño de dos licencias. «Tengo uno de los coches al límite tras dos años de uso», explica: «la solución es arreglarlo o comprar uno nuevo de alta gama.
Gran parachoques
Su situación es, según las asociaciones, la de la mayoría de propietarios, a los que la única alternativa que se les ofrece es adquirir «un vehículo de mayores prestaciones, mayor consumo y tamaño, para hacer exactamente lo mismo que estaban haciendo antes». De ahí surge la iniciativa de Bolt, que ha presentado un parachoques trasero que permite prolongar la longitud de los modelos más habituales de VTC como el Toyota Corolla hasta los 4,7 metros.
Se trata de una solución coyuntural que, como sostiene Georges, no resuelve el problema a largo plazo. La aspiración del sector es que la Junta reconsidere este y otros aspectos de la norma, como la prohibición de que los vehículos lleven publicidad —al taxi sí se le permite— o la obligación de que sean negros; un aspecto que puede prolongar los tiempos de entrega de 18 a 20 meses.
«Pronosticamos una situación dramática», ha apuntado Eduardo Martin, antes de advertir del «riesgo» a una réplica en Málaga, Granada o Sevilla de la realidad del sector en ciudades como Barcelona.