Olona no descarta concurrir a las elecciones generales
La exdiputada de Vox presenta en Madrid una fundación para luchar contra «la ideología de género» Iniciativa legislativa popular contra los postulados del Ministerio de Igualdad
El futuro de Macarena Olona sigue rodeado de incertidumbre. La exdiputada de Vox presentó ayer en Madrid la Fundación Igualdad Iberoamericana, que nace con vocación de combatir «la ideología de género», pero no aclaró si está dispuesta a presentarse a las próximas elecciones generales. Fue clara y contundente para rechazar una hipotética concurrencia a los comicios autonómicos y municipales de mayo, pero se enredó en sus propias palabras sobre un posible regreso al Congreso.
El céntrico Palacio de Linares fue el lugar escogido como sede en Madrid de la Casa de América. La sala Inca Garcilaso simbolizó la comunión entre España y América Latina que la abogada del Estado –en excedencia hasta diciembre– quiere imprimir a su particular cruzada contra la ley contra la violencia de género. Primera diferencia con Vox: fue acreditada prensa de todo color político «sin ningún tipo de censura».
Olona se situó frente a una sala abarrotada visiblemente nerviosa pese a estar bregada en más de mil batallas como abogada del Estado y como diputada. La voz le temblaba al iniciar su comparecencia, pero pronto se armó de calma y protagonizó un ejercicio de transparencia. Atendió a los periodistas durante más de una hora y no dejó ni una pregunta sin respuesta.
Ella, que fue la candidata de Vox en las elecciones andaluzas, en las que el partido tropezó con sus propias expectativas –subió dos escaños cuando había vendido un alza de al menos 12–, era consciente de la expectación generada por el cruce de reproches con su anterior formación, que terminó cerrándole la puerta de vuelta tras una entrevista en ABC en la que Olona denunció «falta de democracia interna». Antes, en julio, se había apartado del partido y de la política por razones médicas, pero ahora, recuperada, está dispuesta a dar «la batalla política y cultural».
Ayer, entre críticas veladas –y no tanto– a la cúpula de Vox –llegó a mencionar
La presidenta de la Fundación Igualdad Iberoamericana, Macarena Olona, anunció ayer la puesta en marcha de una iniciativa legislativa popular contra «la ideología de género». En la primera acción de este proyecto en España, Olona debe conseguir 500.000 firmas en un máximo de nueve meses –una vez registrada la iniciativa en el Congreso– para que se permita entre risas a Javier Ortega Smith–, Olona despejó una incógnita que había lanzado al aire días atrás, cuando dijo que la presentación iba a generar inquietud y tranquilidad. Inquietud, explicó, a quienes defienden el ‘hembrismo’; tranquilidad, a «quienes pudieran temer» que su «interés personal» tambalease el tablero político. «Lo que necesita España no es una fragmentación».
Su discurso parecía alejar por completo la idea de encabezar en el futuro una nueva opción política, pero después se perdió en matices que lo desdecían.
La abogada del Estado lanza un mensaje a la cúpula de su expartido: «No me marcho a casa, lamento generar inquietud»
su tramitación. Después, la Mesa de la Cámara Baja dispone de seis meses para llevar al pleno el debate de esta ley, siempre que se alcancen antes las firmas.
Olona dijo que pretende hacer frente a «la criminal ideología de género» contando con «47 millones de españoles» frente a los «573 millones de euros del Ministerio de Igualdad». «Es una batalla del bien contra el mal». «Hay que esperar a la celebración de las elecciones autonómicas y municipales para conocer cuál es la voluntad del pueblo español», dijo, después de señalar que su presunta «irrupción» en el Congreso solo llegará, en todo caso, «con sentido de Estado» y sin poner «en peligro» la conformación de un gobierno alternativo al de Pedro Sánchez.
Regionales y locales, no
«He sido muy clara: no voy a concurrir a las próximas elecciones autonómicas y municipales con una candidatura propia», aseveró, ahí sí, con una contundencia que la descarta absolutamente para los comicios de mayo del año que viene. Tanto en su intervención inicial como en las respuestas a la prensa, Olona lanzó dardos envenenados a su expartido, aunque quiso diferenciar claramente entre los diputados rasos y los militantes de base y la dirección.
Entre los asistentes a su puesta de largo figuraba Ricardo Morado, excandidato de Vox en las elecciones gallegas y última de sus deserciones. «Conservo grandes amigos, compañeros y simpatizantes en Vox. Lo que ven es un ataque muy injusto porque yo sigo siendo la misma», clamó Olona, antes de admitir que no ha vuelto a hablar con Santiago Abascal ni con el resto de dirigentes del partido desde que Iván Espinosa de los Monteros comunicase en septiembre que sus caminos, desde ese momento, discurrirían separados.
Olona denunció «bulos» que según ella parten de Vox y vienen a torpedear su proyecto. Uno, que lo fundó en Panamá porque acudió allí a cobrar la herencia de su padre –a la que renunció, según desveló, porque había perdido la relación con él–; otro, que tenía financiación de Irán y de Venezuela. Según ella, los 10.000 dólares necesarios para poner en marcha la fundación los puso de su bolsillo y ahora buscará nuevas vías de financiación –‘crowdfunding’ y donaciones– para asentarla. Tiene previsto inaugurar ya sedes en República Dominicana, Colombia y Argentina.
También desmintió que tenga cualquier tipo de relación profesional con Mario Conde. Según ella, de hecho, ha rechazado ofertas de financiación porque le pedían algo «inasumible en estos momentos»; «entre otras cosas, fundar un nuevo partido político». «Con mis aciertos y errores, nunca van a hacer que deje de formar parte de la historia de Vox», avisó a navegantes.
«La intranquilidad –dijo– es para quienes han deseado que me marche con la cabeza gacha a mi casa. Lamento generarles inquietud porque no me marcho a casa». Aunque en ese momento no citó expresamente a Ortega Smith, bien podría ir hacia él el mensaje, como su denuncia de que algunas personas en su expartido la quisieron convertir de «referente» en «villana» de la noche a la mañana. Eso sí, y es sintomático de su relación con el ex secretario general de Vox, ni siquiera se posicionó preguntada sobre si lo preferiría a él como alcalde de Madrid o a José Luis MartínezAlmeida (PP): «Vamos a esperar a ver los programas».