Malestar en la UE por la reunión bilateral entre Alemania y China
∑También hay enfado en los partidos de la coalición por no haber pactado con ellos la política a seguir con Xi Jinping ∑El canciller Scholz viajó a Pekín con altos cargos de empresas como Siemens, Volkswagen o Deutsche Bank
El canciller Scholz quiere «desarrollar aún más» las relaciones económicas entre Berlín y Pekín. El jefe de Estado chino, Xi Jinping, escuchó ayer este mensaje con satisfacción y cierta condescendencia, mientras mantenía las distancias. Salió a recibir a Scholz a la entrada del Palacio del Pueblo, pero no le ofreció el tradicional apretón de manos. El canciller tuvo que someterse a una prueba Covid por parte de médicos alemanes que viajaban en su avión mientras médicos chinos dentro de trajes de protección epidémica supervisaban el control. Son los ‘Dabai’ (grandes blancos), que siguieron a la delegación alemana a todas partes durante las 11 horas que duró la visita de Estado. La acogida no fue especialmente calurosa, pero más fría fue la despedida en Berlín, donde la oposición acusa a Scholz de salir de la dependencia de Rusia para meterse en la dependencia de China.
El viaje es visto con escepticismo incluso en el interior de la ‘coalición semáforo’, de la que forman parte, además de los socialdemócratas, verdes y liberales. También despierta malestar entre varios socios europeos y en Washington. Scholz es el primer líder occidental en visitar Pekín después de la demostración de fuerza de Xi Jinping en la conferencia del Partido Comunista. El canciller alemán insiste en que previamente llevó a cabo una estrecha coordinación con los aliados, especialmente con Francia y Estados Unidos. Su equipo deslizó que se ha criticado el momento de la visita, no el contenido de las conversaciones con Xi Jinping, y que todas las partes están de acuerdo en que con la concentración de poder en manos de Xi, es importante mantener un canal de comunicación directo con él. Pero la Comisión Europea no ha podido ser más clara en sus advertencias y Scholz ha hecho caso omiso de ellas. Von der Leyen ha llamado recientemente a los países miembros de la UE a «no ser ingenuos» cuando se trata de inversiones chinas en infraestructura crítica europea.
Para limar esas desconfianzas, Scholz se refirió a su llegada a la necesidad de respetar los derechos humanos y pidió a China que utilice su influencia sobre Rusia para poner fin a la guerra en Ucrania. Los gobiernos de Pekín y Berlín están de acuerdo en que las amenazas rusas con armas nucleares son inaceptables, dijo Scholz tras una reunión con el primer ministro, Li Keqiang, y en declaraciones en las que no se permitían preguntas. «El presidente Xi y yo estamos de acuerdo: las amenazas nucleares son irresponsables y extremadamente peligrosas. Con el uso de armas nucleares, Rusia cruzaría una línea trazada conjuntamente por la comunidad internacional», dijo, tras describir a China como un «gran país». El Gobierno chino corroboró esas palabras en un comunicado en el que informaba que Xi Jinping, efectivamente, había dicho a Scholz que «las batallas nucleares no deben ser libradas». El líder chino llamó a las partes enfrentadas «a ser razonables, actuar con moderación y crear condiciones para la reanudación de las negociaciones», así como a la comunidad internacional a «hacer todo lo posible por lograr una solución pacífica a la guerra en Ucrania». China, por tanto, apoya a Europa para facilitar conversaciones de paz y construir una arquitectura de seguridad sostenible, pero sigue sin expresar la más mínima crítica a Rusia por la invasión y sigue tratando en el mismo plazo a Moscú y a Kiev. Xi Jinping deslizó además una velada amenaza a Alemania, que desde su punto de vista puede quedar atrapada en el lado equivocado en el conflicto entre bloques. «La confianza política se destruye muy fácilmente y es muy difícil de reconstruir», dijo, y se sirvió de una cita del canciller Helmut Schidt, acerca de que los políticos «deberían tener la compostura de aceptar las cosas que no pueden cambiar, tener el coraje de cambiar las que sí pueden cambiar y la sabiduría para distinguir entre ellas».
Interés económico
Scholz defendió su visita: «En tiempos de crisis, las discusiones son aún más importantes. Es bueno y correcto que esté hoy aquí en Pekín». Pero junto a él viajaban doce altos direc
El canciller alemán insiste en que antes de organizar esta visita se coordinó con EE.UU. y Francia para mantener vía abierta con Xi
tivos de grandes corporaciones alemanas como Volkswagen, Deutsche Bank y Siemens que denotan el objetivo comercial de la visita. Después de todo, la República Popular es el socio comercial más importante de Alemania, a pesar de la rigurosa política Covid de Pekín.
A medida que el resto del mundo emerge de la pandemia, China continúa bloqueando ciudades y ordenando aislamientos forzosos que benefician a los productores nacionales y ponen trabas a los extranjeros. «China no nos ve como a un igual o como a un socio, sino solamente como un instrumento de sus intereses», explica el profesor Maximilian Terhalle, experto en Geopolítica, que recuerda que en el acuerdo de formación de gobierno de la ‘coalición semáforo’ figura la decisión de «desarrollar una nueva estrategia para China» que debería estar lista en primavera. El hecho de que este viaje se haya producido antes ha molestado a los socios de gobierno de Scholz. La ministra de Exteriores, la verde Annalena Baerbocok, ha declarado que, después de la experiencia con Rusia, Alemania no debería hacerse dependiente de ningún país que no comparta nuestros valores».