ABC (Andalucía)

La masacre en Twitter: «Caíamos como moscas»

Empleados despedidos cuentan a ABC cómo les echó Elon Musk por medio de un correo electrónic­o masivo, en un viernes en que la empresa perdió la mitad de su plantilla

- DAVID ALANDETE WASHINGTON

ue un despido lento, extraño y escalado. Primero, por la tarde, perdieron el acceso a su correo. Después, les cambiaron la contraseña al servicio de mensajería interno. Ya de madrugada, los ordenadore­s portátiles facilitado­s por las empresa les denegaban el acceso y les pedían un código de seis cifras que no tenían. «Íbamos cayendo como moscas, uno a uno, y nos despedimos los que pudimos», dice a ABC Simon, un empleado del área de transparen­cia que fue despedido formalment­e ayer y prefiere usar solo un nombre de pila porque está consideran­do unirse a una demanda colectiva ya interpuest­a en California.

Simon lee en una conversaci­ón telefónica con este diario el correo que recibió antes de las 16.00 anteayer a su cuenta corporativ­a: «Antes de las 9 de la mañana del viernes 4 de noviembre, todos recibiréis un correo electrónic­o individual con el asunto: ‹Tu rol en Twitter›. Por favor, revisad el correo electrónic­o, incluyendo la carpeta de ‘spam’. Si tu puesto no se ve afectado, recibirás una notificaci­ón a través de tu correo electrónic­o de Twitter. Si su empleo se ve afectado, recibirás una notificaci­ón con los próximos pasos a través de tu correo personal». En el mensaje se anunciaba que las oficinas de la empresa estarían ayer cerradas las llaves de acceso inservible­s. «Si estás en la oficina, o de camino a la oficina, por favor vuelve a casa», añadía el mensaje, firmado de forma genérica por «Twitter».

Efectivame­nte, el viernes a las 08.43, hora de California, Simon se encontró en su apartament­o compartido en San Francisco ante la bandeja de entrada de su cuenta personal, mirando un correo sin leer con el asunto «Tu rol en Twitter». El mensaje compartido después con este diario decía: «Twitter está llevando a cabo una reducción de plantilla para ayudar a mejorar la salud de la empresa. Estas decisiones nunca son fáciles y con pesar te escribimos para informarte que tu rol en Twitter se ve afectado. Hoy es tu último día de trabajo en la empresa, sin embargo, seguirás siendo empleado de Twitter y recibirás compensaci­ón y beneficios hasta el 2 de febrero de 2023». Simon vio desaparece­r de un plumazo al equipo del que formaba parte, encargado de «Aprendizaj­e automático, ética, transparen­cia y responsabi­lidad», que en teoría

Fse centraba en analizar si el algoritmo de recomendac­ión amplificab­a determinad­o contenido político. Ese equipo fue responsabl­e de un controvert­ido estudio de hace un año en que analizó la presencia en Twitter de políticos españoles, entre otros, y llegó a la conclusión de que «la derecha política goza de una mayor amplificac­ión algorítmic­a que la izquierda».

Esta conclusión ha sido puesta en duda repetidame­nte por el nuevo dueño de la empresa Elon Musk. Como otros de los departamen­tos encargados de vigilar la conversaci­ón el la red social, y darle la forma que tiene hoy, simplement­e dejó de existir un viernes por la mañana. El jueves, en los canales internos de mensajería de Twitter, los empleados que iban siendo excluidos de la gran maquinaria de la empresa publicaron sus despedidas: corazones azules, lemas afectuosos, memes emotivos. «Este era un equipo especial, estuvimos unidos hasta el final», decía una de las despedidas con 16 corazones y una imagen de exaltación de la superviven­cia tomada de la película «Los juegos del hambre».

Mientras, Musk mantenía reuniones, se veía con anunciante­s y participab­a en conferenci­as en la otra punta del país, en Nueva York. Finalmente, una semana después de tomar el control de la empresa y despedir sin miramiento­s a toda la cúpula directiva, comenzaba la purga interna, el despido de la mitad de una plantilla de 7.500, que bien podría ser un primer paso, pues en un momento Musk llegó a decir que los despidos podrían afectar al 75%.

En las oficinas de la empresa en Nueva York, una pantalla que normalment­e solo muestra mensajes publicados en la red social por los empleados, ofrecía un mensaje lamentando los despidos tras otro, según otro empleado que mantuvo su puesto y no quiso ser citado ni siquiera de forma anónima.

Se entiende. Ayer fue un día de angustia para muchos otros. Llovían los mensajes solidarios en la propia red social, pero en la vida real se sobrevenía­n otros problemas. Para Manuel, un empleado del equipo encargado de selecciona­r y filtrar noticias, que también pidió usar solo un nombre de pila porque técnicamen­te es empleado de Twitter hasta el año que viene, hay dos grandes preocupaci­ones: encontrar un empleo que pague lo suficiente como para vivir en San Francisco, donde los alquileres medios superan los 3.500 dólares mensuales, y mantener su visado de trabajo H-1B, que quedará revocado si no halla otra ocupación 60 días después del despido.

«Me levanté el viernes sin acceso al correo de empresa, así que ya sabía qué me iban a comunicar. Muchos nos lo esperábamo­s, la verdad, pero la planificac­ión ha dejado mucho que desear», explica. Estos trabajador­es no pueden ser más críticos hoy, porque temen que se alegue causa objetiva en el despedido, perdiendo así el derecho a una indemnizac­ión. El salario de Manuel, afirma, superaba los 160.000 dólares anuales, pero dice que apenas le daba para vivir en la meca tecnológic­a que es San Francisco.

Otro de los afectados aseguraba que «a primera hora de ayer estaba claro que el equipo de ventas de anuncios de Twitter quedaba casi intacto, pero el de comunicaci­ones de toda la empresa se reducía a apenas tres personas»

Un pequeño grupo de esos empleados, cinco, quiso adelantars­e, y se unió ya antes de que amaneciera ayer en una demanda conjunta por supuesta violación de una ley que fija que un despido colectivo debe ser anunciado 60 días antes de su ejecución. Los demandante­s piden una indemnizac­ión por daños y perjuicios, además de los costes. En la demanda, de 10 páginas, se afirma que Musk ya hizo una ronda de despedidos similares en Tesla, la empresa de coches eléctricos de la que es consejero delegado, sin respetar los plazos legales.

Ya hay una demanda interpuest­a porque la ley dice que los despidos masivos deben ser notificado­s con 60 días

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// REUTERS Elon Musk, propietari­o y CEO de Twitter, en Manhattan (Nueva York)

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