Sorpresa en el sector por la ‘quema de brujas’ en Cultura
La contundencia con la que los nuevos responsables de la Consejería han desmantelado el anterior equipo ha generado malestar en ambientes culturales
i la fusión de Cultura con Turismo y Deportes en el nuevo organigrama de la Junta de Andalucía provocó notable recelo en los ambientes culturales de la comunidad, la actitud con la que los nuevos gestores han llegado a la Consejería ha terminado de soliviantar al sector. Y es que el equipo que dirige el consejero Arturo Bernal ha entrado con contundencia, desmantelando todo lo que oliera a la etapa anterior y destituyendo a la práctica totalidad de los directivos.
Cultura fue en cierta forma la ‘niña bonita’ de la legislatura anterior, en la que el presidente Juanma Moreno presumió no pocas veces de la gestión de la Consejería. Sin embargo, en el actual gobierno su dimensión ha quedado visiblemente disminuida en una Consejería en la que se da prioridad de forma evidente al Turismo. Tanto el titular de la cartera, Arturo Bernal, como el viceconsejero, Victor Manuel González García, provienen de este sector. La Consejería se subdivide en tres Secretarías Generales, de Turismo, de Deportes y de Cultura. Para dirigir esta última el nuevo consejero prescindió de
Slos secretarios generales del equipo de la anterior etapa, Mar Sánchez Estrella y Juan Cristóbal Jurado Vela, nombrando a Salomón Castiel, vinculado al mundo del cine y exdirector del teatro Cervantes de Málaga. En un primer momento la idea era que tanto Sánchez Estrella como Jurado Vela se incorporasen al nuevo organigrama, pero finalmente sólo contaron con el segundo de ellos, actual director general de Patrimonio Documental y Bibliográfico, mientras que Sánchez Estrella fue despedida. En el equipo de la anterior consejera, Patricia del Pozo, figuraban igualmente dos secretarios generales, Pía Halcón y Miguel Ángel Aráuz, y ambos fueron también despedidos.
Los últimos capítulos de esta particular ‘quema de brujas’ ha sido la destitución de Eva Díaz Pérez como directora del Centro Andaluz de las Buenas Letras y de la ‘número dos’ de la Agencia Andaluza de Instituciones Culturales, Almudena de la Peña. Ambas habían ganado sus plazas por concurso. La contundencia con la que los nuevos responsables de la Consejería han ‘limpiado’ el organigrama, más propia de un cambio de gobierno con alternancia de partidos, ha sorprendido al sector de la Cultura. La impresión es que se trata de una moción de censura a la anterior etapa, algo que resulta inesperado dado que en los cuatro años con Patricia del Pozo al frente de la Consejería no hubo grandes conflictos ni polémicas. ‘Godspell’ nació a finales de los años sesenta del pasado siglo en un contexto muy concreto, la Universidad estadounidense, con el movimiento hippy y su ‘flower power’ en plena ebullición y la guerra de Vietnam a flor de piel. La figura de Jesucristo se convirtió en un icono en aquellos momentos; de hecho, el Ché Guevara y él eran los rostros más vistos en las camisetas de los jóvenes contestatarios. En este contexto hay que entender un musical –y otros como ‘Jesucristo Superstar’– sin otro argumento que un puñado de personajes apayasados reunidos en torno a un líder, que les cuenta parábolas como Jesús lo hacía con los apóstoles; es decir, ‘Godspell’ es una traslación del Evangelio de San Mateo a aquellos días de finales de los sesenta y comienzos de los setenta. Hoy la situación presenta no pocas similitudes, con el ruido mediático de las redes sociales, un individualismo galopante, pérdida de valores... y una guerra a la vuelta de la esquina.
Emilio Aragón, responsable escénico y musical del montaje, usa la sombría
La impresión en el sector es que se trata de una ‘moción de censura’ a la gestión de Patricia del Pozo