ABC (Andalucía)

¿Para qué sirve el CIS?

GARRIDO ALART

- POR GINÉS GINÉS GARRIDO ALART

Soy ya de los pocos que vivimos esta historia del principio a hoy; nos permite confirmar que este centro nunca debió ser creado, a juzgar por su aberrante deriva

Fundado por M. Fraga (ministro del Gobierno de Franco), se llamó Instituto de Opinión Pública (IOP) y así siguió durante la Transición, cuando encargaba los sondeos a empresas y cuyos resultados primarios eran entregados a los partidos políticos (no se podían publicar). Todo un privilegio que llamaba la atención de muchos profesiona­les y organismos internacio­nales como Esomar o Wapor, pues los datos quedaban ocultos a los ciudadanos y votantes, que tenían derecho pleno a conocerlos en su día. Nadie entendía que un Estado hiciera una cosa así... Para evitar esta crítica, se cambió el nombre de IOP a Centro de Investigac­iones Sociológic­as (CIS) y se siguió igual. En aquellos tiempos fueron siendo disueltas en todo el mundo las agencias ‘oficiosas’ dedicadas, como el CIS, a la opinión electoral.

Sin embargo, el CIS permaneció (hoy es único en el mundo) y su andadura ha demostrado que se cumplían, un gobierno tras otro, nuestros temores: una institució­n al servicio del partido en el poder y que nombra a directores siempre sumisos. Y así hasta llegar al día de hoy, cuyo uso de privilegio a favor del PSOE y el desacierto de sus pronóstico­s electorale­s le han llevado a la más grande desconfian­za e irrespeto.

Afirmo que de todo lo que sucede, avisé allí donde pude (ministros incluidos), porque lo habíamos visto en otros países (puedo citar casos) y era solo cuestión de tiempo que pasaría en España.

Estamos ante un CIS financiado con fondos públicos y que ha caído en el mayor ‘pecado’ administra­tivo: la malversaci­ón y uso de bienes públicos en favor de un partido (en el Gobierno); aunque yo aquí solo hablo de fraude demoscópic­o y de engaño colosal a ciudadanos. Este CIS vende como verdad lo que es erróneo o manipulado a gusto del partido (el de su director).

Hubo tiempos en que los medios publicaba todas las encuestas que les llegaban desde los partidos y organizaci­ones sociales; muchas eran falsas o sesgadas. Por ello las sociedades internacio­nales de opinión pública (Esomar y Wapor) lograron, a través de la Foundation for Informatio­n e Internatio­nal Press, que en adelante los medios publicaría­n solo encuestas electorale­s pagadas por ellos. Esto fue un gran paso en seguridad sobre sondeos electorale­s. Con esta premisa, lo mismo podrían hacer hoy con las encuestas del CIS.

Como medida de regeneraci­ón democrátic­a y, sabiendo que lo ocurrido ahora con el CIS, puede volver a suceder, lo procedente sería disolverlo e integrarlo en su más cabal y pertinente lugar: en el Consejo de Investigac­iones Científica­s (su nombre lo indica) y con la expresa prohibició­n de intervenir en áreas de sociología electoral. Es recomendac­ión que doy al gobierno futuro. La opinión pública electoral es asunto muy serio para dejarlo en manos de los gobiernos de turno, cualesquie­ra.

Somos fedatarios independie­ntes de la opinión pública. Sin cumplir ese principio, ¿de qué sirve el CIS? De nada; y si lo cumple, tampoco.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain