Pío XII y los judíos
El último ‘Diario de un optimista’ de Guy Sorman ha generado un fluido caudal de mensaje críticos con algunas de las consideraciones que nuestro columnista vierte en su artículo ‘Las ambigüedades del Papa’. Entre los mensajes recibidos están los de JAIME LAMELA ESTÉVEZ, FERNANDO DE GORTÁZAR ROTAECHE, MIGUEL ÁNGEL HERRERO, GERARDO CONCHESO O ILDEFONSO MURILLO, lectores y/o suscriptores de ABC. Todos rechazan o matizan las aseveraciones de
Sorman referidas al trato dispensado por el Papa Pío XII a los judíos durante los años treinta del pasado siglo. La carta más extensa es la de FERNANDO DE MEER LECHA-MARZO, que dice haber leído «con ardiente preocupación los párrafos donde Sorman afirma que Pío XII “en ningún momento condenó el nazismo o el fascismo”. Seguramente el autor no ha leído ‘Mit Brennender Sorge’ (de 1937) en cuya redacción participó activamente el cardenal Pacelli, que fue Pío XII desde marzo de 1939. Parece que tampoco ha leído la encíclica ‘Non abbiamo bisogno’. Sorman escribe: “Con los fascistas firmó un Concordato que le otorgaba soberanía sobre el Vaticano y a este la condición de Estado”. Pío XII no firmó ningún concordato con Mussolini. Ese concordato se firmó en 1929 y son los llamados Pactos Lateranenses. Monseñor Pacelli era en esa fecha nuncio en Berlín. La afirmación de que las autoridades vaticanas mantuvieron relaciones corteses con los nazis no tiene más apoyo que la imaginación de Sorman. Basta ver las notas diplomáticas de protesta de la Secretaría de Estado desde 1936 a 1945. Si Pío XII no condenó públicamente la persecución contra los judíos fue porque consideró que sus palabras traerían males mayores y el Vaticano podía ser ocupado (Hesemann) y no podría continuar con una acción discreta para salvar a judíos. Decir que Pío XII abrió los conventos y parroquias de Roma solo a judíos católicos es una necedad. Abrió esas casas a todos los judíos. La bibliografía no es escasa. Puede verse ‘Pío XII y los judíos’ (2022) de J. Ickx. Hoy se puede afirmar que Pío XII salvó más judíos que todas las democracias occidentales juntas (Lapide). Por supuesto, más que Francia, pues tanto de la zona ocupada por los nazis como de Vichy salieron vagones de judíos a los campos de exterminio».