ABC (Andalucía)

La élite de los notarios contra el blanqueo: 25.000 políticos vigilados y datos de 43 millones de personas

∑Asisten a la Policía contra la corrupción y la financiaci­ón del terrorismo gracias a 189 millones de documentos Un grupo de 16 personas, la mitad analistas

- JAVIER CHICOTE MADRID

Son dieciséis hombres y mujeres y forman el Órgano Centraliza­do de Prevención del Blanqueo de Capitales (OCP), un cuerpo de élite que, desde el Consejo General del Notariado, asiste a jueces, fiscales, Policía, Guardia Civil y el Sepblac en la lucha contra el dinero sucio y la financiaci­ón del terrorismo. Pese a su anonimato y generaliza­do desconocim­iento social, son fundamenta­les, por ejemplo, en toda gran causa de corrupción que se investiga.

Allí donde sea necesaria una indagación patrimonia­l, de Malaya, Bárcenas, los ERE o el 3%, por nombrar algunos casos, están ellos. La mitad del grupo gestiona una base de datos que contiene más de 188,7 millones de actos jurídicos registrado­s y digitaliza­dos desde el año 2004, el ejercicio anterior a la creación de este organismo, que nació en diciembre de 2005. Es la segunda más grande de España, casi nada. Solo pesa más la de la Agencia Tributaria, el Gran Hermano padre de casi todas las operacione­s económicas. Cruzando ambas, todos estamos desnudos. Los otros ocho integrante­s del OCP son los analistas, con perfiles que van desde un antiguo agente de aduanas que luchaba contra el narcotráfi­co hasta exempleado­s de Hacienda pasando por dos economista­s y un abogado. Al frente de la unidad de análisis está Mariano García Fresno que trabaja codo con codo con Pedro Galindo, el director de Gabinete de la Presidenci­a del Notariado.

Entre las manos de este equipo hay informació­n de 42,6 millones de personas físicas –españoles y extranjero­s– y 3,7 millones de personas jurídicas, es decir, sociedades. Todo lo que ha pasado por una notaría en los últimos 17 años. Las cifras abruman: nueve millones de actas o negocios jurídicos engrosan cada año el Índice Único Informatiz­ado Notarial, que permite a los notarios remitir de forma telemática al Consejo General del Notariado, presidido por José Ángel Martínez Sanchiz, todas las escrituras y actas públicas autorizada­s por los más de 2.800 notarios existentes en España para que puedan ser procesadas

El OCP cuenta con ocho empleados que gestionan la extensa base de datos y otros tantos analistas con experienci­a en Aduanas, Agencia Tributaria y el mundo del Derecho.

El Índice Único Informatiz­ado contiene informació­n de 42,6 millones de españoles y extranjero­s, además de 3,7 millones de personas jurídicas.

El OCP elaboró una lista de 25.000 PRP (Persona con Responsabi­lidad Pública) y otros tantos allegados (PRPA) a los que monitoriza­n.

270.000 solicitude­s

Entre 2006 y 2021, la Unidad de Análisis ha respondido a 270.000 solicitude­s de informació­n cursadas por jueces, fiscales y policías.

189 millones de actos jurídicos

Todo lo que ha pasado por una notaría desde 2005 está en el OCP, 188,7 millones de actos jurídicos. y utilizadas dentro de las situacione­s que permite la legislació­n española.

Una de las grandes recopilaci­ones de datos, cuantitati­va y cualitativ­amente hablando, que puso en marcha el Órgano Centraliza­do de Prevención del Blanqueo de Capitales es el listado de Personas con Responsabi­lidad Pública (PRP), que suma 25.000 nombres: ministros, diputados, senadores, miembros de cámaras autonómica­s, alcaldes... Junto al nombre, apellidos y DNI aparecen los cargos que desempeña o ha desempeñad­o perfectame­nte datados.

Además, esta base de datos tiene asociados otros 25.000 nombres que correspond­en a los denominado­s PRPA (Persona con Responsabi­lidad Pública Allegado), es decir, su entorno más cercano. Monitoriza­r la actividad notarial de un político que se corrompe es, lógicament­e, muy valioso en las investigac­iones contra la corrupción. El sistema utiliza un código de banderas, y en las operacione­s en las que interviene­n estas personas con responsabi­lidad pública puede verse una bandera de color rojo con las siglas en blanco.

La metodologí­a y las citadas siglas recuerdan al código bancario internacio­nal PEP, Politicall­y Exposed Person, es decir, Persona Políticame­nte Expuesta, una calificaci­ón con la que las entidades deben identifica­r a clientes con responsabi­lidades políticas para, si fuera el caso, trasladar informació­n sobre operacione­s sospechosa­s a las autoridade­s correspond­ientes.

43 millones de personas y 3,7 millones de empresas

25.000 políticos y otros tantos allegados

Investigar de oficio

El OCP trabaja, básicament­e, de dos modos: por un lado, facilita informació­n requerida por la Policía Nacional, la Guardia Civil o el Servicio Ejecutivo de la Comisión de Prevención del Blanqueo de Capitales e Infraccion­es Monetarias (Sepblac) del Banco de España; por otro, realizan investigac­iones de oficio cuando hallan patrones de financiaci­ón del terrorismo o blanqueo. Entre 2006 y 2021, esta unidad ha respondido, a petición de órganos judiciales, fiscalías y Policía Judicial, más de 270.000 solicitude­s de informació­n sobre y fa

cilitado datos de 250.000 personas.

En cuanto a las investigac­iones de oficio, éstas se abren cuando se detectan un riesgo basado en una serie de criterios objetivos, «parámetros de ‘scoring’, matemático­s», dicen a ABC fuentes del OCP refiriéndo­se a una serie de ingredient­es que convierten una operación notarial en sospechosa. Por ejemplo, alguien, pongamos un ciudadano ruso, crea una sociedad limitada con el capital mínimo,

3.000 euros, controlada por otra sociedad radicada en Luxemburgo. Luego la SL española adquiere un inmueble con un millón de euros que ha llegado desde un banco en Chipre.

Seguido la empresa se disuelve y el inmueble pasa a la sociedad de Luxemburgo. Automática­mente salta un chivato.

Desde mayo de 2014 el Notariado dispone de una Base de

Datos del Titular Real, «única en el mundo», sostienen fuentes oficiales, gracias a la que se puede conocer quiénes son los verdaderos titulares de una sociedad, aunque hayan intentado evitarlo

«con el encadenami­ento de estructura­s societaria­s complejas». De hecho, en el registro Mercantil tan solo se registran los accionista­s constituye­ntes de una sociedad, y es habitual que después se realicen compra-ventas de las participac­iones para que la empresa pase a otras manos sin que conste de forma pública. Los notarios sí pueden rastrearlo, pues esas operacione­s pasan por sus oficinas.

El notario sospecha

También puede ocurrir que la operación provoque sospechas en la notaría en la que se firma. El notario hace una serie de preguntas a la persona que firma, pero ésta no contesta, sino que pregunta constantem­ente a un acompañant­e, o incluso llama por teléfono a otra persona. De hecho, si el fedatario público observa que la operación es opaca, puede negarse a firmarla. Lo primero que debe hacer un notario cuando detecta un indicador de riesgo es comprobar si hay más y notificarl­o al OCP. «Un documento público puede ser la coartada para un blanqueo», aseveran desde el Consejo General del Notariado. Un ciudadano hace un préstamo en metálico a otro y se documenta en una notaría, pero a veces ese dinero no es del supuesto prestamist­a, sino del prestatari­o, que ha pagado una parte para introducir esos fondos en el circuito legal, es decir, para blanquearl­os.

Cada año salen del OCP entre 400 y 500 expediente­s hacia el Sepblac del Banco de España, que también recibe puntuales reportes de inmobiliar­ias, bancos, casinos y despachos de abogados.

Para este cuerpo de élite es importante ser proactivos, investigar de oficio, estar alerta. Observa, por poner otro ejemplo, que muchos ciudadanos argelinos están realizando operacione­s en Alicante. Detrás puede haber una trama de financiaci­ón de actividade­s terrorista­s. Y si no hay nada, se archiva.

A diferencia de la Policía o la Guardia Civil, el Órgano centraliza­do de Prevención del Blanqueo del Notariado no solo es que puedan hacer investigac­iones prospectiv­as, sino que deben. La Policía no tiene permitido «salir a pescar», sino que debe actuar tras una denuncia, un indicio de la comisión de un delito, pero el OCP, así como una entidad financiera, sí pueden ser proactivos. La Policía Judicial trabaja para reprender ante la comisión de un ilícito; los notarios lo hacen, básicament­e, para prevenir.

Además de la ingente informació­n que se genera en las notarías, la Unidad de Análisis del OCP también utiliza otras fuentes externas, que van desde el Registro Mercantil y sus equivalent­es en otros países hasta el Catastro pasando por notas de prensa relativas a delitos económicos y financiaci­ón del terrorismo o listas internacio­nales de criminales o de Personas Expuestas a la Política (PEP). Y si hay que ‘googlear’ para buscar objetivos, se hace.

¿Y lo más antiguo?

¿Pero qué pasa con las escrituras previas a 2005, que no forman parte del Índice Único? Cada notario guarda copia de los documentos durante 25 años y, transcurri­do este periodo, se entregan al respectivo Colegio, donde hay un notario archivero que las custodia. Si fuera necesario uno de estos documentos, la informació­n no se obtendría al instante, pero solo sería cuestión de tiempo. En cuanto a cómo se financia el OCP, éste depende íntegramen­te del Consejo General del Notariado. Sus actividade­s son de interés público, en tanto en cuanto asisten a organismos oficiales en la lucha contra el blanqueo de capitales, pero su sustento sale de las cuotas que aporta cada notario, como un servicio más para la seguridad de las operacione­s que se elevan a público.

–La semana que viene tengo que ir al notario -dice el periodista.

–Pues dentro de dos lo sabremos -responden en el OCP.

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