ABC (Andalucía)

Centroamér­ica, el nuevo ‘tapón’ para miles de venezolano­s

Miles de venezolano­s están varados en países como Costa Rica y Nicaragua tras y anunciar que solo dejaría entrar a 24.000 que lleguen en avión y dispongan de patrocinad­or

- FRANCISCO VILLALTA CORRESPONS­AL EN MANAGUA

ae la noche en la fría San José, capital de Costa Rica, y Cristofer ha dejado de prestarle atención al tiempo. Ha pasado un mes y medio desde que salió de Venezuela, pero para él son como «diez años de vida». «Los que estamos aquí nos hemos vuelto una familia de la selva», asegura, en medio de risas que demuestran que a pesar de las vicisitude­s no pierde el humor. Tiene 21 años, y antes de salir de su natal Caracas, culminó su bachillera­to. Se preparaba para estudiar

CContabili­dad, pero la frustració­n de vivir en un país empobrecid­o, y que el dinero ya no alcanzara para casi nada, pesó más para decidir irse caminando a Estados Unidos. En una tarde de jueves en la gris San José, Cristofer está junto a otros nueve venezolano­s que, en medio del viaje, les llegó una noticia que les cambió el destino. EE.UU. anunció que 24.000 venezolano­s podrán entrar de manera regular en el territorio, si cuentan con un patrocinad­or en el país y que no hayan pasado de manera irregular por México o Panamá después del anuncio. Para esto se necesita un pasaporte que Cristofer no tiene, porque en Venezuela el trámite puede costar un salario entero.

En todo el istmo centroamer­icano hay miles de venezolano­s que, como a Cristofer, los invade la incertidum­bre. No tienen claro lo que harán, y para muchos regresar a Venezuela no es una opción. Sobre todo, después de

«Soy venezolano, por favor dame una ayuda para seguir con mi viaje» es una frase que se ha vuelto familiar en las calles de San José (Costa Rica)

cruzar el Darién, una extensión selvática ubicada en la frontera de Colombia y Panamá conocida por su peligrosa geografía y por ser un paso para el narcotráfi­co. Por ella han cruzado decenas de miles de venezolano­s que emigran hacia el norte del continente.

El Darién es conocida por una ruta de paso para miles de emigrantes venezolano­s en los últimos meses. Para salir de él, se deben sortear ríos, cerros y una espesa selva. Los caminantes narran que no es descabella­do toparse con un cadáver en algún tramo del camino, debido a que el terreno es exigente para cualquier persona. Por este inhóspito lugar pasó Cristofer, antes de quedar varado en Costa Rica, país en el que debe dormir en la calle.

«Nosotros no queremos estar viviendo en la calle, nosotros no queremos andar del timbo al tambo, yo no me quiero ir a Venezuela de nuevo con las manos atrás», asegura Cristofer.

A su lado está María Torres, de 43 años, quien viaja con dos de sus siete hijos: uno de tres y otro de 14 años. María se quedó varada en Costa Rica cuando escuchó la noticia de EE.UU. Tampoco tiene pasaporte ni recursos para seguir su viaje. Por esta razón, le ha tocado pedir en las calles de San José, con un cartel que se ha vuelto más que conocido en las últimas semanas. «Soy venezolano, por favor dame una ayuda para seguir con mi viaje». La frase encarna el drama humano que vive Venezuela bajo el régimen de Nicolás Maduro y la debacle económica que ha provocado una crisis agudizada tras la muerte de

de Daniel Ortega y Rosario Murillo. También quedaron varados en el territorio y piden en las calles. Lo cierto es que Nicaragua puede ser para ellos la peor opción para quedarse, en parte por la crisis humanitari­a que solo crece con los días, y porque Ortega es un viejo aliado de Maduro. De hecho, miles de nicaragüen­ses salen del país cada mes rumbo hacia los EE. UU., asfixiados por la crisis económica.

México, país receptor

Para Tiziano Breda, analista para Centroamér­ica de la organizaci­ón Crisis Group, especialis­ta en la resolución de conflictos políticos, el flujo migratorio en la región puede convertirs­e en una crisis humanitari­a. «Estos flujos de personas representa­n un desafío para los gobiernos de Centroamér­ica, y lamentable­mente los han visto como una oportunida­d. Hay cada vez más relatos de prácticas de explotació­n de estos grupos, como oportunida­des para enriquecer­se al lucrarse con los migrantes», explica el experto.

Por su parte, México se prepara para recibir un enorme flujo de venezolano­s en las próximas semanas, debido a que la medida de EE.UU. contempla que quienes intenten ingresar de forma irregular, serán devueltos a lado mexicano. «México tomará medidas humanitari­as, en las cuales la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) dará libre acceso a las personas que estén en necesidad de protección internacio­nal venezolana­s y quieran registrars­e», señalan desde Comar.

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Miles de inmigrante­s hacen fila a la entrada del pueblo de Bajo Chiquito para ser enviados a una estación de recepción migratoria (ERM) de San Vicente en Metetí (Panamá)
TRAS EL CIERRE DE FRONTERAS EN EE.UU. Miles de inmigrante­s hacen fila a la entrada del pueblo de Bajo Chiquito para ser enviados a una estación de recepción migratoria (ERM) de San Vicente en Metetí (Panamá)
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