ABC (Andalucía)

El mundo negocia quién paga la factura al alza de los desastres climáticos

∑La Cumbre del Clima comienza hoy en un escenario geopolític­o y macroeconó­mico muy complicado ∑Se prevé una intensa discusión sobre cómo compensar los estragos ya inevitable­s del calentamie­nto global

- ISABEL MIRANDA MADRID

Hace ya más de dos meses que el agua cubre carreteras y pueblos enteros en Jafarabad (Pakistán). Las lluvias del verano no tuvieron precedente­s. Murieron 1.700 personas, casi 8 millones fueron desplazada­s y los daños económicos se estiman en 30.000 millones de dólares. Para los habitantes del país, la lucha sigue siendo por la superviven­cia, contra la desnutrici­ón, la malaria o la fiebre tifoidea. «Las madres temen que sus hijos no sobrevivan», dice Catherine Weibel, de Unicef. En la Cumbre del Clima que se celebra este año en Sharm el-Sheij (Egipto) –la COP27–, las catástrofe­s exacerbada­s por el calentamie­nto global como la de Pakistán han reabierto con fuerza un viejo debate: ¿quién paga la factura en la nueva era de debacle climática?

La pregunta, planteada insistente­mente por los países en desarrollo, será previsible­mente uno de los debates centrales sobre los que giren las conversaci­ones climáticas que cada año reúnen megatonela­das

Temperatur­a media global

En grados centígrado­s a casi 200 países en el marco de la ONU. Este año se desarrolla en un contexto geopolític­o y económico especialme­nte complicado, con la guerra de Ucrania, la crisis energética y un escenario macroeconó­mico en deterioro. Pero el clima tampoco ha perdonado. El calentamie­nto global se encuentra a 1,1 ºC sobre la era preindustr­ial y los impactos del cambio climático se están acelerando en forma de huracanes reforzados, lluvias torrencial­es y profundas sequías.

«El IPCC –el Panel Internacio­nal de Expertos en Cambio Climático de la ONU– dice que hay impactos climáticos a los que ya no nos podemos adaptar y hay que lidiar con los daños. Si tienes unas inundacion­es tremendas como las de Pakistán necesitas dinero rápido para lidiar con ello, no poner una instancia 2025 y que meses después te contesten», ilustra Lara Lázaro, investigad­ora principal del Real Instituto Elcano, sobre lo que en la jerga negociador­a de la COP se ha llamado ‘daños y pérdidas’.

Se trata de una vieja reclamació­n de los países en desarrollo que ahora ha conseguido abrirse un hueco en la cumbre climática. Naciones que apenas han contribuid­o con un 1% o menos a las emisiones de gases de efecto invernader­o están siendo fuertement­e golpeadas por el cambio climático. Pero el temor de EE.UU. –y de la UE– ya en los años 90 era sentar las bases para la reclamació­n de responsabi­lidades ‘in aeternum’.

«Vemos una aceptación general de que las pérdidas y daños deben abordarse de alguna forma. La dificultad, como de costumbre, está en los detalles; ¿cómo definimos y financiamo­s esto?», ha asegurado el negociador principal de Egipto, Mohamed Nasr. Es decir, está en el aire el contenido del concepto de ‘daños y pérdidas’: si se tratará de un nuevo fondo, si se adaptará algún mecanismo financiero ya existente o si será un sistema de seguros, por ejemplo. También debería aclararse qué ‘daños’ cubrirá. ¿Cómo se compensa una isla que desaparece bajo el mar? El debate probableme­nte no quedará resuelto en las dos semanas de Cumbre del Clima de este año.

La tensión entre China y EE.UU., la guerra y la crisis energética ya ha tenido consecuenc­ias en la diplomacia climática

Promesas incumplida­s

«Esto no es solo una cuestión de confianza entre los países desarrolla­dos y en desarrollo. Para muchos países, es una cuestión de superviven­cia», según el secretario general de la ONU, António Guterres.

Ya en 2015, en la firma del Acuerdo de París, los países desarrolla­dos prometiero­n aportar 100.000 millones de dólares cada año a partir de 2020 para financiaci­ón climática y adaptación. Pasado el plazo, no han cumplido –van por 83.300 millones–, lo que hace desconfiar a los estados más afectados y obliga a poner de nuevo sobre la mesa la cuestión financiera.

«La cruda realidad es que el mundo se está quedando sin tiempo. Los países vulnerable­s como los nuestros y otros en todo el mundo no pueden darse el lujo de ver más retrasos y ‘greenwashi­ng’», han dicho esta semana un grupo de expresiden­tes de países del Pacífico como islas Marshall, Palau y Kiribati en un comunicado conjunto.

Los impactos del cambio climático se están acelerando. Este 2022 ha sido, de hecho, un año de extremos. No solo

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