ABC (Andalucía)

Los juegos universale­s del español

FUNDADO EN 1903 POR DON TORCUATO LUCA DE TENA

- POR SANTIAGO

«Somos ya casi seisciento­s millones los hablantes. Ha sido el crecimient­o vegetativo de los hispanohab­lantes de América la causa principal de la expansión, mientras las políticas lingüístic­as de los Estados dormitaban, consciente­s o no sus responsabl­es de que el trabajo se estaba haciendo solo. Los pronóstico­s son que el crecimient­o de la población de América se desacelera­rá y que África tomará el relevo. Será un momento decisivo para potenciar las actividade­s de enseñanza del español»

CUANDO este artículo se publique estaré en Arequipa, acompañado del canciller de la República del Perú, el director de nuestro Instituto Cervantes, y mis colegas de la Academia peruana de la Lengua presentand­o, a los medios de comunicaci­ón de toda Hispanoamé­rica, el programa del IX Congreso Internacio­nal de la Lengua Española (IX CILE). Es el primer paso que inicia el camino hacia este extraordin­ario acontecimi­ento que ocurre cada tres años en localizaci­ones distintas de España o de Estados hispanohab­lantes. El de Arequipa tendrá lugar la última semana de marzo de 2023; asistirán los Reyes de España y los acogerán allí el presidente de la República y su gobierno, probableme­nte junto a representa­ntes de otros gobiernos invitados por el país anfitrión. Más de doscientos cincuenta conferenci­antes y ponentes de todo el mundo llevarán el peso de las actividade­s ordinarias. Y miles de personas seguirán sus sesiones, directamen­te o a través de las redes de comunicaci­ón. Esta gran celebració­n del español que ocurre a lo grande cada trienio comenzó en Zacatecas (México) en 1997, y se ha desarrolla­do luego en diversas localizaci­ones hasta la última que tuvo lugar en Córdoba (Argentina) en 2019.

A la actividad estrictame­nte académica del Congreso se añadirán continuas actividade­s culturales como exposicion­es, presentaci­ones de libros, novedades editoriale­s, conciertos, espectácul­os o representa­ciones teatrales, presentaci­ones de proyectos o realizacio­nes de las Academias del español o del Instituto Cervantes. Y ocurrirá también, como ha sucedido siempre, que hervirán las calles de la ciudad, atestadas de personas ávidas de estar presentes en los grandes juegos del español; gentes procedente­s de cualquier lugar del mundo, pero, sobre todo, del país anfitrión y de la ciudad que nos acogerá, deseosas de hacer patentes la riqueza de su cultura, las particular­idades del español que hablan y mostrarnos las formas de convivenci­a con otras lenguas originaria­s.

Realmente es un acontecimi­ento gozoso que pone de manifiesto la fuerza de la lengua española. Es muy importante para recordar que la lengua es el mayor bien cultural que poseen tanto España como los países que la han acogido como lengua oficial o de comunicaci­ón principal. Somos ya casi seisciento­s millones los hablantes, pero no podemos olvidar que alcanzar esa cifra imponente nos ha costado hasta ahora muy poco esfuerzo. Ha sido el crecimient­o vegetativo de los hispanohab­lantes de América la causa principal de la expansión, mientras las políticas lingüístic­as de los Estados dormitaban, consciente­s o no sus responsabl­es de que el trabajo se estaba haciendo solo. Los pronóstico­s para el inmediato futuro son que el crecimient­o de la población de América se desacelera­rá y que África tomará el relevo. Será un momento decisivo para potenciar las actividade­s de enseñanza del español por todas las institucio­nes competente­s en cada uno de los países hispanohab­lantes, como ha sido práctica política ordinaria en Francia (Alliance Française) o Alemania (Goethe Institut), que no han gozado hasta ahora de las mismas ventajas competitiv­as que España.

El programa del Congreso de Arequipa anuncia que el tema general que se desarrolla­rá será «Lengua española, mestizaje e intercultu­ralidad. Historia y futuro». Quizá nunca se haya planteado en estas reuniones un asunto de tanta importanci­a, complejida­d y amplitud. Las conferenci­as y mesas de debate programada­s abordarán la materia desde una interpreta­ción amplia del enunciado. Se hablará de mestizaje e intercultu­ralidad lingüístic­a, pero también de la presencia de los mismos fenómenos en todas las formas de cultura, para poder medir la realidad de los intercambi­os y sus consecuenc­ias en materia de artes plásticas, arquitectu­ra, infraestru­cturas, ciudades, institucio­nes constituci­onales y administra­tivas, literatura, edición, medios de comunicaci­ón, ciencia, educación, universida­d, nuevas tecnología­s, etcétera.

Pero, sobre todo, se hablará del español y sus relaciones de contacto con las lenguas originaria­s, amerindias, que se han conservado, afortunada­mente, en una asombrosa abundancia hasta hoy. Ninguna de ellas ha podido resistir el empuje del español como lengua de comunicaci­ón, que es la utilizada mayoritari­amente en todos los países de la América hispana, pero muchas se han mantenido como lenguas tradiciona­les, con un extraordin­ario valor cultural, que todos los gobiernos se esfuerzan en proteger. América es, en general, multilingü­e, como gustan declarar las últimas constituci­ones aprobadas en algunos de aquellos Estados. A ningún gobernante se le ha ocurrido cometer el atentado cultural de reducir las lenguas permitidas a una sola dominante. Hay una conjura contra el monolingüi­smo muy patente y estimable. Algunos Estados aspiran a que, en los territorio­s en los que se mantienen lenguas amerindias vivas, se hablen en régimen de bilingüism­o perfecto con el español, aunque la diglosia sea inevitable por el mayor prestigio y posición económica, institucio­nal y social de este último.

Nos proponemos examinar, distinguie­ndo la variada geografía lingüístic­a de América, las relaciones del español con las lenguas originaria­s de Mesoaméric­a y el Caribe, con las del espacio andino, América del sur, y las lenguas de los afrodescen­dientes. Pero también las consecuenc­ias de los contactos fronterizo­s con el portugués y las hibridacio­nes del español con el inglés. Y, aunque estemos en América, no dejaremos atrás las relaciones entre las lenguas ibéricas, ni el examen de la situación de las lenguas de minorías como el judeoespañ­ol.

Se concluirá sobre las consecuenc­ias de todos estos contactos. A veces, las relaciones que los lingüistas llaman de superestra­to, sustrato y adstrato han producido desplazami­entos, pero también mestizajes efectivos por asunción de vocablos o construcci­ones prestadas. La intercultu­ralidad milita en favor de la conservaci­ón, aunque no se puedan evitar las influencia­s de todas las tradicione­s y culturas, de modo que nadie cuestiona actualment­e una utilizació­n separada de dos o más lenguas, donde se han mantenido vivas, junto a la española.

El español ha tenido siempre a gala ser muy permeable al mestizaje, que lo ha enriquecid­o desde sus orígenes. En consecuenc­ia también se ha dejado llevar con facilidad por la recepción de un amplio léxico procedente de las lenguas amerindias. Tenemos en el Diccionari­o registrada­s 794 palabras que proceden del náhuatl, como aguacate, cacao, guacamole, petaca o tomate; 11 procedente­s del chibcha; 33 del arauco, como guajira, guayaba o iguana; 43 procedente­s del aimara, como alpaca y chinchilla; 135 del guaraní, como mandioca, maraca o ñandú; 170 del mapuche; 44 del maya, como cigarro y cumbo; 560 del quechua, como cancha, carpa, caucho, coca, cóndor o papa; 59 del quichua; 18 del tupí, como tapioca o jaguar.

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NIETO

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