El recuento favorece a Biden pero el Congreso sigue sin dueño
Apunta a quedarse con el Senado y la Cámara se disputará hasta el final
El avance del recuento de las elecciones legislativas de EE.UU. pinta un resultado cada vez menos brillante para los republicanos, después de que en el final de la campaña las expectativas apuntaran a un gran triunfo con el que recuperarían buena parte del poder en el Congreso de EE.UU. La ‘marea roja’ (el color del Partido Republicano en EE.UU.), con la que recuperarían la mayoría en al menos una de las dos Cámaras y que frenaría la agenda legislativa de Biden, no se ha producido. En este momento, el control de las dos Cámaras del Congreso, la Cámara de Representantes y el Senado, sigue en el aire, pero con una tendencia en el final de recuento que favorece a los demócratas.
Los republicanos siguen siendo favoritos para quedarse con la Cámara de Representantes. Pero, aunque su líder, Kevin McCarhty, proclamara en la noche electoral que su partido obtendría la mayoría, eso está por verse. Y lo que es más preocupante para los republicanos: lo que parecía imposible para los demócratas en la noche electoral –mantener la Cámara Baja–, ahora parece menos imposible.
Se necesitan 218 de los 435 escaños de la Cámara para obtener la mayoría. Ayer, los republicanos lideraban en 221 distritos, por 214 en los que la ventaja era para los demócratas. En la gran mayoría de esos distritos, la diferencia en el recuento es suficiente como para saber el ganador. Según las proyecciones que efectúan los medios, hay una veintena de escaños donde el recuento va muy ajustado. La ventaja es para los republicanos, pero la ventana para que los demócratas remonten en la recta final se abre cada vez un poco más.
La mayoría de estos distritos están en el oeste del país, en Nevada, Colorado y, sobre todo, California. Habrá que ver si en ellos la dinámica electoral se parece a la de Nueva York y Florida, donde los republicanos lograron importantes avances, o a la del Medio Oeste, donde han obtenido peores resultados de lo esperado.
No lograr la Cámara sería un batacazo fenomenal para los republicanos, en unas elecciones de mitad de mandato que suelen castigar al partido con el presidente en el poder y que ocurren en un contexto poco favorable para los demócratas, con la impopularidad de Joe Biden y una inflación persistente.
El Senado siempre estuvo muy disputado, pero la dinámica del final del recuento beneficia sin duda a los demócratas. Todo depende de lo que ocurra en los tres estados donde todavía no hay ganador claro: Arizona, Nevada y Georgia. El partido que gane dos de esos tres escaños controlará la Cámara Alta.
En Georgia se celebrará una segunda vuelta el 6 de diciembre después de que ninguno de los dos candidatos lograra el 50% de los votos, como impone la normativa estatal.
Arizona y Nevada
Pero quizá no haga falta esperar hasta entonces para saber quién se queda con el Senado. En Arizona, la ventaja del demócrata y exastronauta Mark Kelly parece clara frente al candidato ‘trumpista’ Blake Masters (51%, 46%) y aunque lo que queda de recuento beneficia al republicano no parece que sea suficiente para la remontada. Uno de los analistas electorales más prestigiosos de EE.UU., Dave Wasserman, daba ya ayer como ganador a Kelly. En Nevada, la ventaja por la mínima era ayer para el republicano Adam Laxalt (49%), frente a la demócrata Catherine Cortez Masto (48%), con algo más del 90% del escrutinio. Pero, al contrario que en Arizona, se espera que lo que queda por contar beneficie a los demócratas.
La razón de la lentitud en el recuento está en que muchos estados –incluidos California, Arizona y Nevada– permiten la contabilización de votos por correo siempre que estén fechados hasta el día de la elección. Es decir, los votos pueden llegar a los centros de recuento varios días después de la elección. Cuando se trata de elecciones muy ajustadas, como las que definirán la Cámara y el Senado, esto alarga el recuento hasta que se cuenten esas papeletas.
La marcha del recuento está desatando el nerviosismo en el partido republicano, con acusaciones cruzadas sobre un resultado peor del esperado.