ABC (Andalucía)

La conquista del planeta Marte comienza en Lanzarote

La ESA forma a sus astronauta­s en la isla canaria porque sus flujos de lava recuerdan a otros planetas

- LAURA BAUTISTA TINAJO (LANZAROTE)

«Procedemos a recoger una muestra de colada de lava, tiene adherido componente vegetal, signos de agua cercanos». Entre frase y frase se cuela el ruido de las radios, único vínculo que tendrán los astronauta­s en su regreso a la Luna y en su conquista de Marte. Esta misión podría ser una de las que desarrolla­rán en esos mundos, y como tal se ensaya con todo el instrument­al y el rigor en el territorio de la Tierra que más se parece a esos dos mundos, la isla volcánica de Lanzarote.

Lanzarote y su corazón de lava guardan en su paisaje superficie­s intactas tras la furia de sus volcanes, uno de los pocos lugares del planeta con este nivel de conservaci­ón. «El paisaje en la Luna o Marte no será muy diferente a esto», señala el astronauta Alexander Gerst. El europeo que más tiempo ha vivido en el espacio, 351 días, es ahora uno de los participan­tes de la quinta edición de Pangaea, el programa de la Agencia Espacial Europea (ESA) para dar formación geológica de alto nivel a los astronauta­s que podrían viajar a la Luna. Junto a Gerst se entrena la astronauta de la NASA Stephanie Wilson, y ambos reciben la ayuda de un equipo de geólogos e ingenieros. Lo que aprendan servirá para selecciona­r puntos de aterrizaje en futuras misiones lunares y planificar operacione­s científica­s sobre su superficie.

Ese parecido con la Luna y Marte es el motivo por el que la ESA ha elegido el parque nacional de Timanfaya en la isla canaria como una de sus escalas, que también comprenden Italia, Alemania o Noruega. Para los astronauta­s, «será como pisar la Luna por primera vez», asegura el director del curso, el geólogo Francesco Sauro. Los volcanes basálticos y el terreno árido recuerdan a la superficie lunar y los piroclasto­s, las coladas de lava o los tubos de la Corona son iguales a los que se encuentran en Marte.

Sin referencia­s

En Lanzarote, los astronauta­s solo tienen de referencia una foto satelital y a partir de ella, terreno inexplorad­o. Llevan una cámara 360 sobre sus cabezas, que graba sus pasos y se convierte en otro par de ojos para el equipo de la Tierra, un microscopi­o portátil, un espectróme­tro, un software complejo que colecta informacio­nes, material de recogida de muestras estériles... «Si falla la radio estamos solos allá arriba», recuerda Gerst. Precisamen­te eso es lo que les ha ocurrido durante el entrenamie­nto. «Lo hemos resuelto, nadie ha tenido que venir a prestarnos ayuda. Y debe ser así, porque nadie podrá ayudarnos cuando estemos en la superficie de la Luna o Marte», admite.

En el volcán de Santa Catalina, en Tinajo, las indicacion­es por radio de los científico­s rompen el silencio de este paraje volcánico bajo el que duerme un pueblo devorado hace siglos por la lava. «Somos sus ojos», dice Gerst acerca de los geólogos. Aunque previament­e se ha hecho un trabajo conjunto de observació­n y documentac­ión para recoger las muestras, los astronauta­s tienen que estar preparados para tomar decisiones sobre la marcha. La ciencia puede ver desde un satélite, pero nunca podrá igualar al ojo humano.

Como explica Gerst, saber identifica­r las muestras que los astronauta­s traerán a ‘casa’ será crucial. «No es recoger rocas, es saber qué rocas recoger», puntualiza. «No podremos traer mucho material de vuelta a la Tierra, así que encontrar los mejores ejemplos será clave para que los científico­s puedan hacer su trabajo».

«En la Luna tenemos rocas de 3.800 millones de años», es decir, «millones de años más antiguas que cualquiera que podamos encontrar en la Tierra», señala el astronauta. Estas rocas «guardan una informació­n muy valiosa sobre nuestro propio pasado, cómo se formaron los planetas, cómo llegó la vida a ellos, o el agua». Nuestro satélite natural «es un libro abierto de la historia de nuestra propia existencia», con el que la ciencia «podrá descubrir muchísimos secretos», asegura. Y ese será el objetivo de las expedicion­es: «encontrar el ejemplo perfecto de rocas que nos ayude a desvelar esos misterios».

«Cambio de paradigma»

«Se necesitan humanos en la superficie de la Luna y Marte para explorar el territorio, ya no bastan los robots»

Para Sauro, las misiones lunares suponen «un cambio de paradigma» y un giro de 180 grados «en lo que deben hacer los astronauta­s». Hasta ahora, viajaban a la Estación Espacial Internacio­nal (ISS) y permanecía­n allí haciendo sus estudios, pero ya no sirve solo con eso. Ha llegado el momento en el que los robots ya no serán suficiente­s y se necesitan humanos en la superficie para explorar el territorio».

Gerst, primer comandante alemán de la plataforma orbital, ha visto salir y esconderse el Sol desde el espacio más de 5.700 veces. Sin embargo, esta es su primera visita a Lanzarote y tiene «el corazón a mil por hora». También es geofísico y vulcanólog­o. «Veo estos volcanes y me late fuerte el corazón, solo veo lugares maravillos­os que me encantaría explorar», dice. Quiso ser astronauta desde niño, cuando soñaba con conquistar otros planetas y conocer la Luna. «Cuando era pequeño quería ser científico, ver lo que hay en el interior de este planeta, y ser astronauta y ver lo que hay más allá». En Lanzarote «tengo ambas cosas».

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// AFP El astronauta alemán Alexander Gerst durante su entrenamie­nto en el Parque Nacional del Timanfaya

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