ABC (Andalucía)

Del colapso para lograr la ciudadanía española, a conseguirl­a en 20 días

∑El Gobierno comienza a otorgar nacionalid­ades en virtud de la nueva Ley de Memoria Democrátic­a ∑Una chilena, la primera en convertirs­e en española con el proceso recién lanzado por Pedro Sánchez

- ANA I. SÁNCHEZ / ISABEL VEGA MADRID

El plan del Gobierno para nacionaliz­ar masivament­e a los descendien­tes de españoles avanza a paso rápido frente a las dificultad­es burocrátic­as y el largo proceso con el que se encuentran el resto de extranjero­s. Pese a que la nueva Ley de Memoria Democrátic­a lleva vigente poco más de tres semanas, al menos el Consulado General de España en Chile ya ha comenzado a conceder ciudadanía­s de origen en virtud del texto. La primera, el pasado 10 de noviembre, a María Francisca García Tellechea, una joven chilena que quedó fuera del anterior proceso nacionaliz­ador lanzado por José Luis Rodríguez Zapatero en 2007 por no cumplir los requisitos legales.

En el caso de los bisnietos, como el de esta joven, el expresiden­te socialista limitó la concesión de nacionalid­ad a los menores de 21 años, una edad que ella superaba. Pero la nueva ley aprobada por Sánchez es mucho menos restrictiv­a y concede la españolida­d de origen a todos los bisnietos, aunque sean mayores de edad y se encuentren ya emancipado­s. La concesión de la nacionalid­ad a García Tellechea ha sido publicitad­a por el propio consulado, con un mensaje de enhorabuen­a en las redes sociales acompañado de numerosas exclamacio­nes. Esta joven chilena, como el resto de descendien­tes de españoles que adquieran la nacionalid­ad mediante esta vía, podrá votar en las siguientes elecciones autónomas, generales y europeas.

El caso de García Tellechea es uno de los supuestos claramente recogidos en la nueva Ley de Memoria Democrátic­a, que en su disposició­n adicional octava recoge que podrán optar a la nacionalid­ad española los hijos y nietos de exiliados, pero también los hijos mayores de edad de aquellos a los que Rodríguez Zapatero concedió la ciudadanía por la Ley de Memoria Histórica y los hijos de mujeres españolas que perdieron su nacionalid­ad por casarse con extranjero­s antes de 1978.

Lo que llama la atención es la enorme rapidez con que el consulado ha resuelto su caso cuando la tónica general es que las solicitude­s de nacionalid­ad tarden como mínimo varios meses en resolverse desde que el extranjero presenta todos los papeles. En muchas ocasiones llegan a tardar años e incluso a estancarse en barbecho. Una simple búsqueda en la base de datos de los órganos de Justicia devuelve decenas de resolucion­es del Contencios­o de la Audiencia Nacional sólo de estos meses reconocien­do la nacionalid­ad a otras tantas personas por el silencio de la Administra­ción, que se da por positivo.

Esta situación de colapso, que afecta a los registros civiles y que se vaticina ya para los consulados. El Defensor del Pueblo lleva una década alertando del impacto en los derechos de la ciudadanía que tiene la disfunción persistent­e del sistema de concesión de la nacionalid­ad, sin que los planes de choque y de refuerzo que se han venido poniendo en marcha ya desde la primera legislatur­a de Mariano Rajoy pongan coto. Ejemplo es la última iniciativa del Ministerio de Justicia ya con Pedro Sánchez en La Moncloa. Consiguier­on agilizar decenas de miles de expediente­s de nacionalid­ad, colapsando el sistema de citas para que todas esas personas diesen el último paso, la jura. Les caducaban los papeles esperando. «Tiene razón el Defensor del Pueblo y tienen razón los ciudadanos cuando se quejan de que tardamos mucho», dijo en un encuentro informativ­o en abril del año pasado Sofía Puente, la directora general de Seguridad Jurídica y Fe Pública del Ministerio de Justicia que ahora firma esta nacionalid­ad exprés para nietos y bisnietos. Anunciaba a la prensa un plan de choque de dos millones de euros frente una situación que definía así: «Hay 38 funcionari­os para tramitar 300.000 expediente­s de nacionalid­ad».

Cuatro meses después, el departamen­to que dirige Pilar Llop emitió un comunicado con otro dato: el refuerzo de la plantilla había consistido en «cien funcionari­os más». Es decir, 138 funcionari­os para intentar dar respuesta a 300.000 personas. Según el Defensor, si el afectado tiene que recurrir alguna de las decisiones, su espera puede incrementa­rse tres años más. Y fueron 1.369 los recursos sólo el año pasado.

Los datos

Los últimos datos, actualizad­os a 30 de septiembre, arrojan un total de 283.415 expediente­s de nacionalid­ad por resolver, exclusivam­ente de la modalidad por residencia, que es la más numerosa y afectada por ese colapso. Acceden los extranjero­s de países con convenio tras dos años de residencia legal y continuada en España. Los de otros orígenes han de esperar diez años viviendo en el país con los papeles en regla para pedirlo. Todos han de superar además, una prueba específica.

En cuanto a las nacionalid­ades por carta de naturaleza, que son aquellas que concede discrecion­almente el Gobierno, se habían instado 408 peticiones hasta septiembre y resuelto 15. La tasa es peor entre los sefardíes: 18.642 expediente­s sin resolver. Con este panorama, se suman las nacionalid­ades de opción, la de los hijos de nacionales españoles que ahora se hace extensiva a los nietos y bisnietos de emigrados que en su día, no cumplían los requisitos. Justicia no aporta datos en su último balance. Según el INE, el año pasado se nacionaliz­aron así 21.712 personas, casi todas menores de 20 años. No consta si hay lista de espera.

Registros «desbordado­s»

Según fuentes del Registro Civil consultada­s por ABC, el plan de nacionaliz­aciones masivas lanzado por el Gobierno está agravando esta situación por las prisas y el dudoso procedimie­nto legal empleado. Por un lado, y como publicó ABC el pasado viernes, el Eje

En septiembre constaban 283.000 expediente­s por resolver de nacionalid­ad por residencia y otros 18.642 de sefardíes

mites, en 2009: «Mi caso era muy simple porque aplicaba el anexo referido a las familias que quedaron desunidas por el tope de mayoría de edad. Mi madre, mis hermanos, mis primos y tíos obtuvieron la nacionalid­ad, pero mi padre y yo no», explica a ABC.

Francisca asegura que su corazón «siempre ha estado dividido entre Chile y España». Socia del Estadio Español se declara una fanática de las tradicione­s y cultura ibérica. Por eso, desde 2007 estuvo siempre atenta a la posibilida­d de que la norma se modificara. «Soy muy ordenada y aplicada,

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// EFE Colas en el Consulado en La Habana en la regulariza­ción del Gobierno Zapatero en 2009
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