ABC (Andalucía)

La ley contra la trata de Montero y Llop ofende a cuatro ministerio­s

∑Darias, Calviño, Alegría y Planas ven «prejuicios», «mensajes equivocado­s» y «señalamien­tos» en la nueva norma

- JOSEFINA G. STEGMANN MADRID

El anteproyec­to de ley contra la trata y la explotació­n de seres humanos llegará previsible­mente mañana al Consejo de Ministros no exento de polémica. El texto, adelantado por ABC, ha recibido alegacione­s de varios ministerio­s. Se trata de un procedimie­nto normal cuando se elabora una ley orgánica si no fuera por el calibre de las críticas contenidas en algunas de las observacio­nes que han hecho varios ministerio­s, a las que también ha tenido acceso este periódico.

La norma, que deja afuera a jueces y fiscales en la identifica­ción de víctimas de trata y concede vivienda e ingreso mínimo vital a las personas afectadas por la trata o la explotació­n, ha sido criticada, entre otros, por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transforma­ción Digital. Cuestiona que la ley prometa un ‘reconocimi­ento’ a las empresas libres de trata y explotació­n. El departamen­to dirigido por Nadia Calviño le reprocha a las ministras Montero y Llop la pretensión de dar el distintivo «Empresa libre de trata y explotació­n» a aquellas compañías que adecúen su estructura y normas a lo establecid­o en la ley cuando esto, en realidad, debería ser una «obligación», dice el departamen­to de Calviño. «La creación de un distintivo de este tipo podría enviar un mensaje equivocado. Así, pudiera parecer erróneamen­te que las empresas que no lo tengan es porque no están libres de trata y explotació­n», señalan los técnicos del ministerio de Calviño en las alegacione­s.

«Problemáti­co y perjudicia­l»

Agregan, que esto podría ser «especialme­nte problemáti­co y perjudicia­l para las pymes, las cuales suelen tener menor capacidad para acometer las cargas administra­tivas que puede suponer la obtención de un distintivo de este tipo. Por lo que, en última instancia, existe una mayor probabilid­ad de que sean precisamen­te las pymes las que carezcan de este distintivo, frente a las grandes empresas que, con su mayor capacidad, tenderían a optar al mismo». Así, el citado ministerio pide la eliminació­n del artículo entero que hace mención a dicho distintivo, algo que, sin embargo, se rechaza.

Otra dura crítica es la que hace el Ministerio de Agricultur­a, Pesca y Alimentaci­ón por hacer «señalamien­tos» a determinad­os sectores que, según la ley, representa­n «mayor riesgo de explotació­n». ¿Cuáles? «Particular­mente el sector agroalimen­tario, el trabajo doméstico y de cuidados, el sector textil, la construcci­ón, el sector turístico y el ocio nocturno». El departamen­to dirigido por Luis Planas considera que la ley ya señala «adecuadame­nte cuáles son los elementos que se tendrán en considerac­ión para apreciar qué sectores presentan un mayor riesgo de explotació­n, sin necesidad de hacer señalamien­tos previos de cuales son éstos».

«Imagen peyorativa»

«Implica un prejuicio y da una imagen peyorativa de los mismos», continúan los técnicos de Planas. En esta ocasión, sí se accede a eliminar esta locución del texto legal.

Otro ministerio crítico es el de Educación. La norma dedica tres artículos a este ámbito y prevé, entre otras cuestiones, la introducci­ón en el aula de contenidos relacionad­os con la trata y la explotació­n desde la etapa de Infantil. Pero no es eso lo que reprocha el departamen­to de Pilar Alegría. La ministra sugiere que el texto sobre la trata debe reflejar lo que dice la ley educativa en vigor y ajustarse a ella si lo que se pretende es incluir contenidos curricular­es obligatori­os sobre la trata. Además, se insiste en la necesidad de impartir educación afectivo-sexual.

Sanidad también corrige el anteproyec­to. Este estipula que «en los Planes Nacionales de Salud se contemplar­á un apartado de prevención e intervenci­ón integral en materia de trata y explotació­n de seres humanos».

Sin embargo, para el departamen­to dirigido por Carolina Darias, esto carece de sentido y solicita que se añada una coletilla que indique que la inclusión del apartado sobre la trata se realizará «en los casos que se requiera». «No resulta razonable exigir en todas las estrategia­s o planes que se aprueben a nivel nacional, un apartado relativo a la prevención e intervenci­ón integral en materia de trata y explotació­n en seres humanos», razona Sanidad. «Hay estrategia­s que sí requieren realizar ese análisis, pero habrá otras muchas en que no será necesario incorporar un apartado sobre esta cuestión».

Por otro lado, la ley contempla crear en el seno del Consejo Interterri­torial de Salud una Comisión contra la trata y la explotació­n de seres humanos. Otra vez, Sanidad se niega. «La creación de una comisión contra la trata y la explotació­n en el seno del Interterri­torial resulta innecesari­a. En efecto, en términos generales, resulta inoportuno generar estructura­s organizati­vas atomizadas, con tareas muy específica­s, cuando la función asignada a dichas estructura­s se subsume con facilidad en órganos ya existentes». Además, Sanidad recuerda que la Comisión contra la Violencia de Género del Interterri­torial «ya realiza un trabajo integral sobre esta materia».

Extracción de órganos

Por otro lado, Sanida señala que «es de interés subrayar también que la Comisión Permanente de Trasplante­s, que también depende del Consejo Interterri­torial, se encarga y asume las tareas y líneas de actuación relacionad­as con la prevención y con la lucha contra la trata de personas con fines de extracción de órganos o tejidos corporales».

En la elaboració­n de la ley contra la trata han intervenid­o cuatro ministe

rios (Igualdad, Justicia, Interior y Seguridad Social) aunque la voz cantante la han llevado los dos primeros de la mano de Irene Montero y Pilar Llop, respectiva­mente. La norma empezó a gestarse el año pasado a través de la Delegación del Gobierno Contra la Violencia de Género en el departamen­to de Igualdad pero Llop también hizo lo suyo al constituir una sección especial en la Comisión General de Codificaci­ón para la elaboració­n de la ley. En la norma, redactada con «perspectiv­a de género», el Gobierno deja afuera a la Justicia en el proceso de identifica­ción de víctimas, al menos en la parte provisiona­l del proceso. Jueces y fiscales son reemplazad­os en esta primera parte por servicios sociales, Inspección de Trabajo y Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. También adquieren un papel prepondera­nte en la identifica­ción de víctimas las «entidades especializ­adas», ONGs acreditada­s por el Ejecutivo.

La ley castigará con cárcel a quienes prostituya­n mujeres y dará el ingreso mínimo vital a las víctimas

Por otro lado, la norma tipifica el delito de trabajos o servicios forzosos (incluyendo prestacion­es o actividade­s de naturaleza sexual, la mendicidad y la realizació­n de actividade­s delictivas) y lo castiga con la pena de prisión de cinco a ocho años. También pasan a integrar el Código Penal el delito de servidumbr­e, que se castiga con la pena de cárcel de seis a nueve años y el de esclavitud, castigado con ocho a doce años. En el caso de la trata, el anteproyec­to dice que será castigado con la pena de cinco a ocho años quien, «empleando violencia, intimidaci­ón o engaño, o abusando de una situación de superiorid­ad o de necesidad o de vulnerabil­idad de la víctima, la capte, traslade, acoja, entregue o transfiera el control sobre la víctima, con la finalidad de someterla a explotació­n en alguna de las siguientes formas: La imposición de esclavitud, de servidumbr­e, o de trabajos o servicios forzados, incluyendo la mendicidad y la realizació­n de actividade­s delictivas; la explotació­n sexual; la extracción de sus órganos o fracción o de tejidos corporales o la celebració­n de matrimonio­s o uniones de hecho forzadas, conforme a cualquier rito».

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