ABC (Andalucía)

‘Like A Rolling Stone’: anatomía de una revolución eléctrica

Libros del Kultrum reedita la biografía que el periodista y crítico musical estadounid­ense Greil Marcus dedicó hace tres lustros a la legendaria canción de Bob Dylan

- DAVID MORÁN

uatro estrofas de verbo torrencial, seis minutos y seis segundos de chisporrot­eo eléctrico, una voz que parece a punto de escalar una montaña y un golpe de tambor como un disparo de pistola. En bucle desde 1965. Una y otra vez. Una y otra vez. ‘How does it feel?’, que repite como un maníaco y «con una cantidad asombrosa de energía, algo parecido a lo que encontraba­s en el primer Pete Townshend o en el primer Elvis», como recordaría años más tarde el guitarrist­a Mike Bloomfield.

«En el torrente de palabras e instrument­os, la gente entendió que la canción era una reescritur­a del mundo. Un viejo mundo afrontaba un reto para el que no estaba preparado; a medida que la canción iba trazando su arco a través de la radio, un mundo que estaba tomando forma parecía ponerse en movimiento», escribe el periodista y crítico musical Greil Marcus (San Francisco, 1945) en las primeras páginas de ‘Like a Rolling Stone. Bob Dylan en la encrucijad­a’, biografía de la canción que, a mediados de los sesenta, reescribió el mundo y la carrera de su autor. ¿Un libro solo para una canción? ¿247 páginas dedicadas a la composició­n con la que Dylan asesinó (del todo) al profeta acústico de Greenwich Village y empezó a escupir veneno mercurial? La respuesta, pasen y lean, es que sí. Claro que sí.

«Cuando termina la canción, cuando desaparece en el clamor de su propio desvanecim­iento en el silencio, o en el siguiente corte publicitar­io, sientes como si hubieras hecho un viaje, como si hubieras atravesado todo un país que no es ni extraño ni desconocid­o, porque está claro que es el tuyo, aún cuando en los tres primeros minutos el viaje no haya ido más allá de los límites de tu propia ciudad», reflexiona Marcus, autor de clásicos de la literatura rock como ‘Rastros de carmín. Una historia secreta del siglo XX’ y ‘Mystery Train’, en un libro publicado originalme­nte

Cen 2005 y que Libros del Kultrum acaba de recuperar con nuevos apéndices e índice onomástico.

Abrir puertas a patadas

‘Like A Rolling Stone’, ya lo dijo Springstee­n, «sonaba como si alguien hubiese abierto de una patada la puerta de tu mente». Fue principio y final de muchas cosas. «Cuando la gente la escuchó por primera primera vez, e incluso antes de que la escuchara, parecía menos una composició­n musical que un intento de rebasar el ámbito del pop», asegura Marcus. Nadie antes, diría el propio Dylan, había intentado algo así. «Después de componerla ya no tenía interés en escribir una novela o una obra de teatro. Ya tenía suficiente, quería escribir canciones. Porque se trataba de una nueva categoría. Es decir, que nadie antes había escrito canciones de verdad», aseguró el de Duluth en una entrevista en 1966. Dylan, añade Marcus, «quiso dejar claro que nadie antes había intentado hacer una canción de ese calibre, abrir del todo una nueva frontera: hacer de la canción una historia y un sonido, pero también la conquista de un territorio».

La historia de ‘Like A Rolling Stone’ empieza en Woodstock, donde el autor de ‘Subterrane­an Homesick Blues’ escribió un poema de diez páginas durante la primavera de 1965. «La escribí nada más llegar de Inglaterra, más bien la vomité, en diez páginas concentré todo el odio que llegué a acumular y con el que no podía vivir más. Una vez que la escribí, ese odio, esa sed de venganza, desapareci­ó. No contemplé el poema como una canción hasta que un día sentado en el piano comencé a canturrear ‘How Does It Feel?’», explicó el propio artista. Aún hoy, no está claro a quién (o contra quién) está dedicada la canción. «Trata de lo que supone hacerse adulto, de qué significa descubrir lo que pasa a tu alrededor, darse cuenta de que la vida no es como te contaron», teoriza Jan Wenner, quien en 1967 fundó una revista musical y, sorpresa, decidió llamarla ‘Rolling Stone’. En 2004, esa misma publicació­n escogió ‘Like a Rolling Stone’ como «la canción más grande de todos los tiempos».

Veinte tomas

De vuelta a 1965, el 15 de junio Dylan entró en los estudios Columbia de Nueva York para grabar ‘Highway 61 Revisited’. Dos días y una veintena de tomas es todo lo que necesitó para tener lista ‘Like A Rolling Stone’. Para entender cómo se desarrolla­ron las sesiones, Marcus reproduce una suerte de diario de la grabación. He aquí, por ejemplo, un extracto de la toma 4 del 15 de junio. «Dylan comienza de inmediato la primera estrofa. Su voz es como el croar de una rana. El piano aúlla y Dylan añade una armónica chirriante. El bajo aparece y desaparece. El órgano cruje, pero el cantante es el que más chirría. Dylan

alcanza el final de la estrofa y se cuelga de la última palabra: ‘your next meeeaaalll…’ Llega al estribillo».

Antes de eso, en 1964, Dylan había tenido una suerte de revelación al comprobar que ocho de las diez primeras canciones de las listas estaban firmadas por los Beatles. «Se estaban enhebrando los mimbres del canon definitivo», aseguró. En su caso, eso pasaba por mudar de piel y abrir un cisma en el seno del folk. Sus compinches para tamaña empresa serían Mike Bloomfield, Paul Griffin, Joseph Macho, Bobby Gregg y Al Kooper. También el productor Tom Wilson, misteriosa­mente despedido poco después de grabar ‘Like A Rolling Stone’. «Cuando termina, la canción se desvanece en el aire, dejándoles la tierra a todos los hombres y mujeres que se apresuran a través de los túneles y trampas del país cartografi­ado en ‘Highway 61 Revisited’», celebra Marcus.

La canción llegaría a las emisoras de radio el 20 de julio, aunque aún tuvieron que pasar unas cuantas semanas hasta que los pinchadisc­os dejaron de cortarla por la mitad para emitir una versión de sólo tres minutos. En cuanto los fans de Dylan descubrier­on que les estaban birlando media canción, empezaron a acosar a las emisoras reclamando sus seis minutos. El resto, como suele decirse, es historia: el hachazo en el Festival de Newport, los gritos de ‘¡Judas!’ en Manchester, la furia de la gira inglesa... «La canción nunca fue la misma después de Inglaterra; tampoco lo fue Bob Dylan, ni su público», zanja Marcus.

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// ABC Bob Dylan, en el estudio de grabación
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