Médicos de atención primaria
Escribo esta carta en memoria de mi padre, Francisco López Fernández, médico de atención primaria (ahora denominado medicina familiar), fallecido en 2006.
Cuánto tocaste las narices al consejero de Salud con el tema de no poder diagnosticar a un paciente en cinco minutos. No quiero ni pensar la indignación que sentiría hoy en día. Así lo denunció y manifestó en el Sindicato Médico de Pamplona casi a nivel obsesivo... porque para mi padre un diagnóstico no iba en función de minutos.
El médico de atención primaria es el primer colador por el que pasan personas con catarros, personas mayores con soledad (la peor de las depresiones), cánceres, tumores, alergias, enfermedades en general que ellos deben, con su diagnóstico, derivar a especialistas, a un especialista en concreto. Por eso son de atención primaria y no familiar, que también, porque son el filtro que deriva a las especialidades, a los que ya les va el paciente diagnosticado por ese filtro. ¿Se puede tener más responsabilidad? Sí, cada uno en su especialización pero no en la de todas.
Mi padre me solía comentar indignado y saturado hace tantos años: «No se puede diagnosticar a una persona en cinco minutos porque solo en darle los buenos días, dejar que se siente, comenzar a hablar con él, tomarle la tensión y mirar su historial... esos cinco minutos se han acabado».
Mi reivindicación absoluta y mi intento de que la gente comprenda lo que es ser el filtro de cualquier tipo de enfermedad, de ser la persona que te escucha, que trata a la persona como persona, no como a un número de una lista muy larga, en un tiempo limitado, ¿limitado por quién?
Todo lo que está ocurriendo ahora ya lo auguró mi padre. Luchó porque se recondujese, pero a día de hoy me doy cuenta de que la sanidad publica está absolutamente maltratada. Es una pieza más del puzle político... pero no a día de hoy sino desde hace muchos años.
Todo mi cariño y admiración a todos los sanitarios y en especial a los médicos de atención primaria.