El James Webb observa las galaxias más antiguas jamás vistas
GLASS-z12 y GLASSz10 existieron tan solo 400 millones de años después del Big Bang
Aquello de que ‘lo prometido es deuda’ está siendo cumplido con creces por el telescopio espacial James Webb, cuya tecnología presagiaba una vista del Universo como nunca habíamos imaginado. Después de maravillar al mundo con imágenes de vistosas nebulosas, estrellas moribundas o exóticos planetas, ahora ha impactado a la comunidad científica con el hallazgo de las galaxias más antiguas jamás observadas. Tan antiguas que existieron hace solo 450 y 350 millones de años después del Big Bang, lo que en términos astronómicos es un ‘suspiro cósmico’.
El descubrimiento, publicado ayer en la revista ‘The Astrophysical Journal Letters’, se hizo por astrónomos que ‘rebuscaron’ entre los primeros datos de las observaciones realizadas por el James Webb durante su estreno espacial. Estas galaxias eran excepcionalmente brillantes, por lo que al datarlas y comprobar que existieron muy poco antes del comienzo del universo, el hallazgo les desconcertó. En concreto, encontraron que la galaxia más distante, conocida como GLASSz12, existió hace 13.450 millones de años, pulverizando el anterior récord marcado por la galaxia GN-z11, que existió hace 400 millones de años después del Big Bang (desplazamiento al rojo 11,1), e identificada en 2016 por el telescopio espacial Hubble y el Observatorio
Keck. Algo más ‘joven’ es la segunda galaxia hallada, GLASS-z10, cuya luz de hace 13.350 millones de años (450 años después del Big Bang) llega hasta nosotros ahora.
¿Por qué tienen tanta luz?
Las galaxias jóvenes transforman el gas en estrellas tan rápido como pueden y aparecen compactadas en formas esféricas o de disco, por lo que suelen ser mucho más pequeñas que nuestra galaxia, la Vía Láctea. Pero aquí las vemos desarrolladas. De hecho, los autores sostienen que el nacimiento de la más antigua podría haberse producido hace 13.700 millones de años, tan solo 100 millones de años después del Big Bang.
Sus descubridores apuntan a que la explicación a que sean tan sorprendentemente brillantes puede ser que hayan sido galaxias muy masivas, con muchas estrellas de masa baja, como las galaxias posteriores. No es la única hipótesis: también podría tratarse de galaxias menos pobladas, pero con estrellas muy brillantes, del tipo Población III. Esta clase, teorizada durante mucho tiempo, correspondería a las primeras estrellas nacidas, con temperaturas abrasadoras y compuestas únicamente de hidrógeno y helio primordiales; solo más tarde las estrellas ‘cocinarían’ elementos más pesados, como carbono u oxígeno, en sus ‘hornos’ de fusión nuclear. Ahora no queda rastro de ellas. No al menos a nuestro alrededor visible.
El descubrimiento, se hizo tan solo cuatro días después de comenzar el análisis, lo que da cuenta del poder del James Webb. «Nos sorprendió encontrar la luz estelar más distante que alguien haya visto tan solo unos días después de que Webb publicara sus primeros datos», explica Rohan Naidu, autor de uno de los estudios. Sin embargo, los autores se muestran cautos y afirman que habrá que esperar nuevos análisis, esta vez con espectrometría, para conocer la composición de estos cúmulos y descubrir un poco más del principio del cosmos.