ABC (Andalucía)

«La maternidad es la emoción y la relación más intensa que se tiene»

∑La directora, que ganó cuatro premios Goya con ‘Las niñas’, estrena hoy ‘La maternal’, luminoso drama de madres adolescent­es que se aferran a la vida

- FERNANDO MUÑOZ MADRID

Pilar Palomero necesitó 40 años para estrenar su primer largometra­je, pero fue suficiente para asentarse en la industria española. Con ‘Las niñas’, su debut, ganó cuatro premios Goya –mejor película, dirección novel, guion y fotografía– y ahora regresa con ‘La maternal’ para confirmar que aquello no fue flor de un día (que tardó cuatro décadas en llegarle). Con la humildad de quien ha llegado a la cima tras muchas vueltas, confiesa que quiere que este sea su «oficio». Curiosa reflexión para quien firma un drama luminoso sobre la maternidad que se estrenó con ovación cerrada en el Festival de San Sebastián y en el que posa su precisa mirada en un grupo de madres adolescent­es que tienen que aprender a vivir con ellas mismas –en esa Maternal– antes que con sus criaturas. Un viaje a la edad adulta con bebé a bordo que Palomero sella sin maniqueísm­os ni dogmas.

—Si ‘Las niñas’ estuvo toda la vida en su cabeza, ¿cuánto tiempo ha tenido para escribir esta segunda historia?

—Ha sido lo contrario a ‘Las niñas’. Esta no es una historia personal, aunque aquella tampoco era autobiográ­fica, pero sí que era una experienci­a cercana. Esta historia me la propusiero­n y yo empecé a investigar. Hablé con el director de un centro residencia­l de madres adolescent­es y me pusieron en contacto con chicas que habían estado allí y ya eran mayores de edad.

—¿Cómo fue conocerlas?

—Me enamoré de ellas, quería saber más, y me hice consciente de los prejuicios que tenía y de que no conocía nada de esa realidad.

—¿Qué descubrió al hablar con ellas?

—Se sentían juzgadas. Les preguntaba si les gustaría que se hiciera una película sobre sus casos y me decían que sí porque la gente no sabe lo que viven y pese a eso las juzgaban en su día a día. De repente vi una realidad que existe, y no quiero usar la palabra problema, pero sí que es una cuestión pública que como sociedad tenemos, y es nuestra responsabi­lidad. Además, no sabemos nada de ello. Cuando vendía el proyecto me decían: «Qué duro, adolescent­es y maternidad…». Y yo me quedé con la pregunta de por qué nos produce esta sensación tan rara.

—Porque hay casos muy duros. De hecho, los filma en una de las secuencias más potentes del filme...

—Entrevisté a muchas chicas, y unas cuantas de ellas son las que aparecen en la película. En esa escena, los casos que cuentan son una mezcla de cosas que ellas han vivido y cosas que yo les he contado de otras. Es el testimonio de todo el trabajo de documentac­ión.

—¿Todas las actrices de la película salen de esos centros?

—Salvo Carla (Carla Quílez, la protagonis­ta, de 13 años), que era menor de edad y que sí era de casting, el resto son chicas reales que habían sido madres en estos centros. Esta escena es mi favorita porque fue muy especial. Ellas se abrieron mucho. Yo les conté una historia mía para que se abrieran, y todos estuvimos llorando, emocionado­s. Y fue un momento de... uf, por esto quiero hacer cine.

—Las protagonis­tas no son profesiona­les y cuentan casos si no suyos, sí muy cercanos. ¿Cómo las guió para que hablaran así a cámara?

—Yo les di hilos, como el del juicio social. En las entrevista­s que hice siempre se repetía la idea de que en sus pueblos les miraban mal. También la situación de vulnerabil­idad de cada una, de malos tratos… Vi sobre todo falta de educación emocional en muchas de ellas.

—Menciona el pueblo y hay una constante en su película de hablar de que vienen de entonos rurales... ¿Por qué?

—La mayoría de las chicas con las que hablé venían de pueblos o ciudades de la periferia de Barcelona más pequeñas. Aunque estas historias son siempre duras en un sitio y otro, si vienes de un entorno más acotado, ese entorno rural, el juicio social pesa todavía más.

—¿Es ‘Las niñas’ una película de ficción o es un documental entonces?

—Nunca me planteo si es documental o ficción. Aquí partíamos de experienci­as reales, y el reto está, a partir de una situación fingida como es la ficción, intentar que esté lo mas vivo posible. Si rodara una escena de ficción completame­nte guionizada la rodaría de la misma manera, para que surjan cosas que no puedas controlar. Me gustaría haber conseguido transmitir la sensación de fascinació­n que ellas me transmitie­ron a mí. Son inspirador­as. Yo con 40 años me ahogo en un vaso de agua y ellas son pura fuerza.

—¿Por qué la maternidad es un tema infinito en el cine? ¿Qué tiene?

—La maternidad es la emoción más importante. Es también la relación más intensa que se tiene, y que todos compartimo­s con nuestra madre. No sé, es divagar... Al ver una película sobre lazos familiares todos nos podemos sentir identifica­dos. Vemos las películas así, viendo qué resuena en nosotros, qué rima con nuestra propia experienci­a... Y luego porque la familia es una fuente inagotable de historias. Más concretame­nte, las relaciones con los padres, que son las más contradict­orias, es donde más amor puede haber y también donde más rencor.

—¿Siente la presión de la segunda película? Tras el éxito de la primera hay también unas expectativ­as que cumplir con el público...

—Existe esa presión, yo la noto. Hay muchas expectativ­as. Yo tengo los nervios lógicos, pero he tratado de no caer en las expectativ­as, solo hacer lo mejor que pueda y sepa. Quien vea la película que decida si le gusta. Supongo que ambas películas tienen que ver, pero no lo sé.

—¿Tiene miedo?

—Muchos, como ser consciente de que te haya ido bien un proyecto no garantiza nada. Quiero que este sea mi ofi

❝ Caída de la taquilla

«No hay espectador­es que vayan a los cines. He ido muchas veces y las salas estaban muy vacías»

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