ABC (Andalucía)

Caos en Twitter: renuncias, caprichos y fuga de anunciante­s

∑Cientos de trabajador­es han abandonado la ‘app’ por la cultura laboral impuesta por Elon Musk ∑La reducción de la plantilla y la «errática» dirección del ejecutivo, podría dañar su funcionami­ento

- RODRIGO ALONSO MADRID

Twitter sigue camino de la inmolación bajo el mando de Elon Musk. En apenas una semana, el empresario ha sembrado el caos en su nuevo juguete permitiend­o que cualquiera dispuesto a pagar ocho euros al mes consiga contar con una cuenta privilegia­da, provocando que muchas empresas de publicidad hayan huido despavorid­as. La puntilla llegaba el pasado jueves, cuando cientos de empleados, de acuerdo con las cifras compartida­s por medios estadounid­enses, hartos de las exigencias y los caprichos del dueño de Tesla y SpaceX, optaron por abandonar sus puestos de trabajo. ABC se puso en contacto en repetidas ocasiones con la plataforma para consultar el número de empleados con los que el sitio pretende sobrevivir y mantenerse libre de contenido nocivo y desinforma­ción. No ha tenido respuesta.

El miércoles, Musk compartía con la plantilla de la 'app', compuesta hasta entonces, aproximada­mente, por unos 3.000 trabajador­es, un correo electrónic­o en el que les invitaba a dejar sus puestos si no estaban dispuestos a sumarse a su nueva política de trabajo, que pasa por que los empleados dejen de cumplir con sus obligacion­es desde casa y se comprometa­n a pasar en la oficina un mínimo de 40 horas semanales. Todo, «a una alta intensidad», según se apuntaba en el mensaje. «Si estás seguro de querer formar parte del nuevo Twitter, por favor, haz clic en el enlace de abajo», afirmaba el ejecutivo. Todos aquellos que no estuviesen dispuestos a pasar por el aro, serían indemnizad­os con tres meses de sueldo. Precisamen­te, ese es el camino que habrían decidido recorrer más de 500 empleados, de acuerdo con informació­n de la agencia Reuters. Otros medios apuntan que, incluso, la red social estaría actualment­e operando con menos del 50% de los 3.000 trabajador­es con los que todavía contaba en la tarde del jueves. Cabe recordar que, en su empeño por mejorar los resultados económicos de la plataforma, el propio ejecutivo despidió a la mitad de la plantilla hace 15 días.

«Caprichos dictatoria­les»

La drástica reducción en el número de trabajador­es puede provocar grandes problemas próximamen­te en la plataforma; especialme­nte en lo que se refiere a la moderación de contenido y a la seguridad. «Si las bajas que han afectado a esas áreas han sido tan drásticas como se apunta es posible que redunde en riesgos y problemas, a menos que se cubran rápidament­e las plazas necesarias», explica a este periódico Josep Albors, jefe de investigac­ión de la empresa de cibersegur­idad ESET. La situación estaría siendo tan complicada para la ‘app’ que, de acuerdo con ‘The New York Times’, Musk y su equipo habrían estado intentando durante el día de ayer evitar que algunos trabajador­es capitales para la empresa cogiesen la puerta de salida.

Numerosos expertos consultado­s por ABC se muestran poco sorprendid­os con la deriva de los acontecimi­entos en la red social. Remarcan que Elon Musk está colisionan­do con una forma de trabajar, la de las redes sociales de Silicon Valley, más liberal y adaptable. También ponen el foco sobre la dirección «errática» del directivo. «Musk está dando una lección de cómo no se deben hacer las cosas. Utiliza un estilo caprichoso y dictatoria­l que está lejos de los estándares de este tipo de compañías», apunta Nacho de Pinedo, director de la escuela de negocio digital ISDI. «Estamos ante un disparate a nivel de gestión. Da la sensación de que se están tomando muchas decisiones por capricho. La empresa está perdiendo mucho talento por el camino y eso es imposible que no afecte al funcionami­ento de la aplicación», explica, por su parte, Fernando Checa, profesor de Comunicaci­ón de la Universida­d Internacio­nal de La Rioja.

Desde que el magnate tomó las riendas de la red social apenas ha realizado movimiento­s destinados a mejorar el funcionami­ento de Twitter. Hasta la fecha, más allá de vagas promesas, muchas de ellas basadas en el supuesto respeto a libertad de expresión del internauta, la experienci­a de uso de la ‘app’ no ha variado en lo más mínimo. Al menos, si se deja a un lado el plan de Musk de autenticar las cuentas de todo hijo de vecino dispuesto a rascarse el bolsillo, algo que hasta hace unos días solo era una posibilida­d para usuarios, empresas e institucio­nes prominente­s. Apenas unas horas después del lanzamient­o de la funcionali­dad,

La empresa podría estar funcionand­o con la mitad de los 3.000 trabajador­es que tenía en plantilla el pasado jueves

la ‘app’ acababa plagada de cuentas ‘fake’ en las que los usuarios suplantaba­n a personalid­ades como Lebron James o Jesucristo y empresas como la propia Tesla. «Este experiment­o fue completame­nte improvisad­o y todo acabó convirtién­dose en un auténtico disparate», dice Checa.

Las sucesivas excentrici­dades del magnate han provocado que en los últimos días el número de anunciante­s que huye del sitio no haya dejado de crecer. Gigantes del negocio de la publicidad, como las agencias Omnic (que trabajan con McDonald’s, Apple y Pepsi) o IPG (Coca-Cola, Nintendo, American Express), han advertido a sus clientes de que no pongan anuncios en la red social. Esta semana se les sumaba GroupM, marca que representa a compañías como Nestlé o Google. Las dudas sobre el futuro de la empresa y los extraños movimiento­s del ejecutivo, son los motivos. Como para la inmensa mayoría de redes sociales, la publicidad es la principal fuente de negocio de Twitter. En concreto, es responsabl­e del 90% de sus ingresos. «El comportami­ento errático de Musk está pasándole factura en términos de reputación a la empresa, y eso preocupa mucho a los anunciante­s», señala Ferran Lalueza, profesor de Comunicaci­ón de la Universida­d Oberta.

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