Caos en Twitter: renuncias, caprichos y fuga de anunciantes
∑Cientos de trabajadores han abandonado la ‘app’ por la cultura laboral impuesta por Elon Musk ∑La reducción de la plantilla y la «errática» dirección del ejecutivo, podría dañar su funcionamiento
Twitter sigue camino de la inmolación bajo el mando de Elon Musk. En apenas una semana, el empresario ha sembrado el caos en su nuevo juguete permitiendo que cualquiera dispuesto a pagar ocho euros al mes consiga contar con una cuenta privilegiada, provocando que muchas empresas de publicidad hayan huido despavoridas. La puntilla llegaba el pasado jueves, cuando cientos de empleados, de acuerdo con las cifras compartidas por medios estadounidenses, hartos de las exigencias y los caprichos del dueño de Tesla y SpaceX, optaron por abandonar sus puestos de trabajo. ABC se puso en contacto en repetidas ocasiones con la plataforma para consultar el número de empleados con los que el sitio pretende sobrevivir y mantenerse libre de contenido nocivo y desinformación. No ha tenido respuesta.
El miércoles, Musk compartía con la plantilla de la 'app', compuesta hasta entonces, aproximadamente, por unos 3.000 trabajadores, un correo electrónico en el que les invitaba a dejar sus puestos si no estaban dispuestos a sumarse a su nueva política de trabajo, que pasa por que los empleados dejen de cumplir con sus obligaciones desde casa y se comprometan a pasar en la oficina un mínimo de 40 horas semanales. Todo, «a una alta intensidad», según se apuntaba en el mensaje. «Si estás seguro de querer formar parte del nuevo Twitter, por favor, haz clic en el enlace de abajo», afirmaba el ejecutivo. Todos aquellos que no estuviesen dispuestos a pasar por el aro, serían indemnizados con tres meses de sueldo. Precisamente, ese es el camino que habrían decidido recorrer más de 500 empleados, de acuerdo con información de la agencia Reuters. Otros medios apuntan que, incluso, la red social estaría actualmente operando con menos del 50% de los 3.000 trabajadores con los que todavía contaba en la tarde del jueves. Cabe recordar que, en su empeño por mejorar los resultados económicos de la plataforma, el propio ejecutivo despidió a la mitad de la plantilla hace 15 días.
«Caprichos dictatoriales»
La drástica reducción en el número de trabajadores puede provocar grandes problemas próximamente en la plataforma; especialmente en lo que se refiere a la moderación de contenido y a la seguridad. «Si las bajas que han afectado a esas áreas han sido tan drásticas como se apunta es posible que redunde en riesgos y problemas, a menos que se cubran rápidamente las plazas necesarias», explica a este periódico Josep Albors, jefe de investigación de la empresa de ciberseguridad ESET. La situación estaría siendo tan complicada para la ‘app’ que, de acuerdo con ‘The New York Times’, Musk y su equipo habrían estado intentando durante el día de ayer evitar que algunos trabajadores capitales para la empresa cogiesen la puerta de salida.
Numerosos expertos consultados por ABC se muestran poco sorprendidos con la deriva de los acontecimientos en la red social. Remarcan que Elon Musk está colisionando con una forma de trabajar, la de las redes sociales de Silicon Valley, más liberal y adaptable. También ponen el foco sobre la dirección «errática» del directivo. «Musk está dando una lección de cómo no se deben hacer las cosas. Utiliza un estilo caprichoso y dictatorial que está lejos de los estándares de este tipo de compañías», apunta Nacho de Pinedo, director de la escuela de negocio digital ISDI. «Estamos ante un disparate a nivel de gestión. Da la sensación de que se están tomando muchas decisiones por capricho. La empresa está perdiendo mucho talento por el camino y eso es imposible que no afecte al funcionamiento de la aplicación», explica, por su parte, Fernando Checa, profesor de Comunicación de la Universidad Internacional de La Rioja.
Desde que el magnate tomó las riendas de la red social apenas ha realizado movimientos destinados a mejorar el funcionamiento de Twitter. Hasta la fecha, más allá de vagas promesas, muchas de ellas basadas en el supuesto respeto a libertad de expresión del internauta, la experiencia de uso de la ‘app’ no ha variado en lo más mínimo. Al menos, si se deja a un lado el plan de Musk de autenticar las cuentas de todo hijo de vecino dispuesto a rascarse el bolsillo, algo que hasta hace unos días solo era una posibilidad para usuarios, empresas e instituciones prominentes. Apenas unas horas después del lanzamiento de la funcionalidad,
La empresa podría estar funcionando con la mitad de los 3.000 trabajadores que tenía en plantilla el pasado jueves
la ‘app’ acababa plagada de cuentas ‘fake’ en las que los usuarios suplantaban a personalidades como Lebron James o Jesucristo y empresas como la propia Tesla. «Este experimento fue completamente improvisado y todo acabó convirtiéndose en un auténtico disparate», dice Checa.
Las sucesivas excentricidades del magnate han provocado que en los últimos días el número de anunciantes que huye del sitio no haya dejado de crecer. Gigantes del negocio de la publicidad, como las agencias Omnic (que trabajan con McDonald’s, Apple y Pepsi) o IPG (Coca-Cola, Nintendo, American Express), han advertido a sus clientes de que no pongan anuncios en la red social. Esta semana se les sumaba GroupM, marca que representa a compañías como Nestlé o Google. Las dudas sobre el futuro de la empresa y los extraños movimientos del ejecutivo, son los motivos. Como para la inmensa mayoría de redes sociales, la publicidad es la principal fuente de negocio de Twitter. En concreto, es responsable del 90% de sus ingresos. «El comportamiento errático de Musk está pasándole factura en términos de reputación a la empresa, y eso preocupa mucho a los anunciantes», señala Ferran Lalueza, profesor de Comunicación de la Universidad Oberta.