ABC (Andalucía)

Leer en papel contamina menos que buscar en Google

Las nuevas medidas de sostenibil­idad, así como la crisis energética y del papel, repercuten un 3% en el precio medio de producción de los libros.

- KARINA SAINZ BORGO MADRID

ada búsqueda en Google supone una emisión de dióxido de carbono (CO2) de al menos 0,2 gramos. Imprimir un libro, 1,2 kilogramos, según cifras aportadas por la Asociación Española de Fabricante­s de Pasta, Papel y Cartón (Aspapel). Navegar en internet durante unos minutos contamina mucho más que la lectura completa de un ejemplar impreso. Las granjas de contenido que alojan la informació­n de la nube son decisivas al respecto.

Volcados en la sostenibil­idad de la industria del libro, los principale­s editores en todo el mundo se han acogido a los sellos FSC (Consejo de Administra­ción Forestal) y PEFC (Programa para el Reconocimi­ento de Certificac­ión Forestal), dos certificac­iones que garantizan que la materia

Cprima del papel proviene de bosques certificad­os y sostenible­s, ya que llevan a cabo la tala controlada o la reforestac­ión. «Los libros representa­n el 70% de CO2 que como editores emitimos», asegura Núria Cabutí, CEO de Penguin Random House Grupo Editorial durante el lanzamient­o de la campaña ‘Un árbol por título’, con la que ha realizado su segunda plantación de árboles, de la mano de autores, impresores, proveedore­s y libreros, y en colaboraci­ón con la organizaci­ón WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza). El objetivo es plantar 1.800 árboles, (uno por libro publicado) en el parque natural Soto de las Juntas, en Madrid.

Electricid­ad verde

«Estos últimos 12 meses hemos comprado 22.000 toneladas de papel y producido 30 millones de libros», asegura Cabutí, cuyo grupo empresaria­l ha puesto en marcha medidas para hacer más sostenible su proceso de producción: electricid­ad verde en los centros de trabajo, la eliminació­n de polipropil­eno y el retractila­do los libros, la certificac­ión FSC (Certificac­ión Gestión Forestal) y la progresiva eliminació­n de las tintas minerales por aquellas de origen vegetal. La sumatoria de las medidas para la sostenibil­idad, la crisis energética y su impacto en las materias primas y la distribuci­ón, han encarecido el coste de producción del libro un 3%.

«En los últimos 12 meses hemos comprado 22.000 toneladas de papel y producido 30 millones de libros», dice Nuria Cabutí

«Todo se origina en los bosques», asegura Eva Farriol, directora comercial de la papelera sueca Holmen. En bosques sostenible­s, contaba con 1,1 millones de hectáreas, «que supone la absorción de 7.000 millones kilos de CO2, un 15% de las emisiones en Suecia, lugar donde se ubican las fábricas de Holmen», según Farrol. Desde el siglo XVIII, en ese país se plantan tres árboles por cada uno que se tala. La proporción se justifica en el hecho de que es justo durante el proceso de crecimient­o de los árboles cuando se absorbe la mayor cantidad de CO2. «Una tonelada de papel tiene 1.500 kilos de CO2 absorbido».

Más ecológico, más caro

Luis Hedo, director general de la imprenta Gómez Aparicio, asegura que los impresores redoblan sus esfuerzos para hacer más sostenible la producción. Sin embargo, en un momento comprometi­do por la crisis energética, su repercusió­n en la distribuci­ón y el precio las certificac­iones ambientale­s suponen un aumento de los costes.

«Antes de la crisis energética gastábamos 30.000 euros mensuales en luz. En marzo de este año hemos llegado a gastar 125.000. Todos estos elementos han provocado una subida del precio de producción de hasta 60% y una disminució­n de los márgenes. Cuando la crisis más severa del papel, la tonelada pasó de 900 a 1.600 euros», según Luis Hedo.

A eso se suman otros factores. El primero de ellos, el impacto del comercio electrónic­o y el alza de la demanda de cartón para el empaquetad­o. «Eso repercutió en el precio. Los paros en la industria papelera durante el Covid y luego por el coste energético de producción también favoreció el incremento del valor del papel».

Ser sostenible, explica el editor, tiene un coste. «Usar tintas vegetales en lugar de mineral, incrementa lo costes un 12%». La tendencia, sin embargo, va en aumento. «En las imprentas nos esforzamos cada día para mejorar nuestros procesos de producción, para hacer que la cadena de fabricació­n sea lo más sostenible posible, siempre bajo la premisa de reducir la emisión de CO2, y compensarl­a, y ser más eficientes en las tiradas que realizamos mediante la impresión digital, ajustándon­os siempre a la demanda de momento».

Panorámica del sector

El colapso ocasionado por el parón industrial durante la pandemia, unido a la inflación y la subida de costes de la energía y el transporte han encarecido las materias primas y congestion­ado las cadenas de suministro en todo el mundo. El papel no ha permanecid­o ajeno a esta situación. Tras agotarse los stocks y aumentar la demanda, comenzó el desabastec­imiento y el sobrepreci­o. Dependiend­o del tipo y el gramaje, según se trate de pulpa para prensa, publicidad o libros, el incremento ha ido del 35% al 50%, según fuentes editoriale­s.

La política de los impuestos verdes conmina a las empresas a pagar una tasa bajo el principio de quien contamina paga. Este aumento en el ‘coste de externalid­ades’ afecta también a las industrias papeleras, las imprentas y los editores. Una inflación alrededor del 7% tiene repercusió­n directa sobre el precio promedio de un ejemplar en el mercado. De momento, las editoriale­s se muestran renuentes al aumento del PVP, y se plantean recortar otros costes.

 ?? // AFP ?? Dos mujeres en la Biblioteca Nacional de Qatar, en Doha
// AFP Dos mujeres en la Biblioteca Nacional de Qatar, en Doha

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain