El Mundial empieza sin Gayà
La vuelta a casa del lateral por su lesión entristece la primera jornada de la selección en territorio qatarí
El adhán, la llamada a la oración desde una de las numerosas mezquitas de Doha, puso música a los preliminares del primer entrenamiento de España en Qatar. Una banda sonora lastimera para una práctica triste, la primera también tras conocerse que José Gayà debía abandonar la concentración. España ya está en tierra mundialista, pero en el camino se ha dejado a uno de sus peones. Gayà se marcha por las dudas que genera su lesión en el tobillo, un esguince de grado bajo que, como poco, le habría impedido llegar al debut ante Costa Rica. Un golpe duro para el alicantino, que se queda a las puertas de disputar su primer Mundial después de ser un jugador casi indiscutible en la España de Luis Enrique. El asturiano le incluyó ya en su primera convocatoria al asumir el cargo, en septiembre de 2018. Desde entonces son pocas veces las que ha faltado.
Fue una jornada de nervios y bastante cansancio en Doha. El viaje desde Ammán, donde España ganó a Jordania su único amistoso de preparación, provocó que la selección tuviera una primera noche ajetreada en la Universidad de Qatar. Allí, en la residencia femenina, ha colocado su cuartel general. El edificio forma parte de un complejo gigantesco, como casi todo en el país. Argentina, a la que sigue una legión de periodistas tan grande como la española, también se ha instalado allí. Y Países Bajos acude a diario a entrenarse. Espacio hay de sobra. No hay riesgo de que ninguna de las tres selecciones se cruce.
Las sensaciones a la llegada fueron buenas. Habitaciones sencillas, amplias y sin apenas decoración. Más ambiente de campamento de verano que de hotel de lujo, muy propio para el carácter juvenil de este equipo. A Luis Enrique le tocó la habitación 222.
No se durmió mucho. Por la mañana había que afrontar el espinoso asunto
En la pasada Eurocopa sí se espero a Busquets, pese a que se perdió por Covid los dos primeros partidos
de Gayà. Hubo una reunión en la que participaron el cuerpo técnico y los médicos. La situación física del lateral estaba en un límite dudoso. Hasta el último momento se valoró aguantarle dentro del grupo y confiar en una rápida recuperación. Se analizaron todas las posibilidades, y la decisión final la tomó el seleccionador. «El cuerpo técnico entiende que necesita a los 26 jugadores en plenitud para afrontar el reto del Mundial, tan exigente como ilusionante», decía el comunicado final, publicado cuatro horas después de que la Federación borrara el primero que envió por error. Para entonces, la decisión ya estaba tomada, pero faltaba que la FIFA diera el visto bueno definitivo al cambio. Tampoco había dudas con el nombre del sustituto. El día anterior, ante la posibilidad cada vez más real de que Gayà se cayese del Mundial, la Federación contactó y previno a Balde, concentrado con la selección sub-21 en Sevilla. El lateral azulgrana ganó la partida a su compañero Marcos Alonso y se estrenará con la absoluta en una cita inigualable.
La noticia cayó como un jarro de agua fría. El año pasado, Luis Enrique sí espero a Busquets en la Eurocopa pese a que el capitán se perdió los dos primeros partidos por Covid. En este caso ha primado el aspecto tan físico de la posición de lateral.
La última vez que ocurrió algo similar a lo vivido con Gayà fue en el Mundial 2006. Del Horno fue sustituido por Pernía, que acabó siendo titular por delante de Antonio López.
Privacidad en el césped
Ya por la tarde, la selección saltó al césped y empezó a acostumbrarse al pegajoso calor que le acompañará en las próximas semanas. Los aspersores funcionan a todo trapo para mantener el tono verdoso del campo número 1, el de España. La selección tendrá privacidad porque el perímetro está rodeado de enormes setos. Fuera, un pequeño grupo de españoles, padres y niños, es frenado en seco ante el primer control de acceso y se queda con las ganas de ver a sus ídolos. Son parte de la colonia española residente en Doha, que empieza a contactarse y a ponerse de acuerdo para que buena parte del apoyo que tenga la selección en Qatar proceda de sus gargantas.