La Junta sella la paz con los rectores hasta el fin de la legislatura
∑Gómez Villamandos aborda desde cero con los responsables de las universidades el nuevo modelo de reparto de fondos, un problema enquistado que hipoteca su desarrollo
Deudas millonarias, impago de nóminas, problemas para hacer frente a las facturas y décadas con el agua hasta el cuello. Los problemas de financiación de las universidades públicas andaluzas vienen de largo y han traído de cabeza la relación entre las instituciones académicas y el ejecutivo autonómico, incapaz hasta la fecha de satisfacer las demandas de los rectores. Por eso la negociación abierta para dar forma al nuevo modelo financiero es algo más que un trámite para salvaguardar su futuro. Supone un tratado de paz para cerrar capítulo y sentarse a hablar de lo importante: cómo sacar el mayor partido a las universidades para llevar a Andalucía a una posición vanguardia.
Ese es el reto que dejó marcado en septiembre el presidente de la Junta, Juanma Moreno, que ha encomendado al consejero del ramo, José Carlos Gómez Villamandos, lo que su predecesor Rogelio Velasco no puedo lograr en la anterior legislatura. «Año tras año no se ha hablado de otra cosa que de financiación y es algo que hay que resolver para empezar a hacer política universitaria», explicaba ayer a ABC el consejero sólo horas antes de compartir mesa con los rectores en lo que fue el arranque de unas negociaciones que se prolongarán durante meses y han de sacar adelante un programa que dure hasta 2027.
Pero, ¿cuál es la utilidad de este modelo y por qué el interés de ambas partes en que vea la luz cuanto antes? La financiación de las diez universidades públicas de la región viene tomando como referencia un sistema de reparto diseñado en 2007 que ha resultado ineficaz y obsoleto para dar respuesta a las necesidades de las instituciones, algunas de ellas afectadas por graves problemas económicos.
Según Gómez Villamandos, el modelo maltrató financieramente a una serie de universidades y aunque el primer Gobierno de Moreno empezó a hacer ajustes para buscar el «equilibrio», las propuestas de Velasco no cuajaron y la brecha con los rectores volvió a abrirse.
Buscar el consenso
«La filosofía se puede compartir, pero la aplicación de variables y algunas bases del modelo generó una situación muy incómoda», sostiene el consejero sobre la propuesta de su predecesor, «la idea ahora mismo es empezar a consensuarlo desde el minuto uno». Y es que entre las quejas de los rectores está la falta de equidad, que hasta ahora ha dejado un escenario de vencedores y vencidos. «No es cuestión de que una gane más y otra gane menos, sino de que todas tengan lo suficiente como para cumplir con su misión», apunta.
El modelo en el que se trabaja, como los anteriores, no establece cuantías fijas para cada institución, sino que es una herramienta para «garantizar la suficiencia financiera» de todas. Es decir, determinará la forma en que se distribuirá entre las diez universidades la cifra global que recoja para ellas el Presupuesto de la Junta. Cuya prórroga, por otro lado, ha obligado este año al Gobierno andaluz a realizar dos transferencias extraordinarias de más de 65 millones de euros para cubrir las espaldas a las universidades.
Aunque cuentan con ingresos adicionales procedentes de diferentes ayudas públicas e inyecciones de fondos privados, las transferencias de la administración autonómica suponen el grueso de los fondos de los que disponen, de ahí la importancia de crear un marco que fije el sistema de financiación.
La cuestión crítica es que las necesidades de una y otra institución fluctúan. No sólo por la cantidad de recursos que se precisan en función de las distintas carreras. También porque el patrimonio en medios y material del que disponen universidades veteranas como la de Sevilla o Granada no puede compararse con el que atesoran la de Huelva o la de Jaén, las últimas en incorporarse hace ahora 30 años.
Son muchas las variables que entran en juego y hay que negociar. El número de alumnos es uno de los principales aspectos a tener en cuenta, pero también otros como la capacidad docente e investigadora de cada una. Es lo que se denomina «financiación estratégica», a la que se pretende dar peso en el futuro modelo, pese a que, en la práctica, el 80% del dinero que reciben está sujeto a la cobertura de los costes salariales, de funcionamiento y de mantenimiento de bienes y servicios.
Aun así, Gómez Villamandos alaba la astucia de las universidades andaluzas a la hora de captar fondos. «Es una cuestión de eficacia; de saber cómo gastar o invertir un euro cuando te lo dan, y en eso nuestras universidades son muy competitivas» sostiene antes de recordar que siete de ellas figuran en el ranking de Shanghái dentro del 5 por ciento de las mejores universidades del mundo.
Según el consejero, es imprescindible solventar de una vez el conflicto de la financiación para empezar a hablar de medidas, objetivos y estrategias que ayuden a crecer a las instituciones académicas. Para el consejero, el primer encuentro de ayer jueves con los rectores fue una hoja en blanco para escuchar y recoger los puntos que consideran de mayor interés. Entre ellos, los que afectan directamente al patrimonio humano de