ABC (Andalucía)

POLÍTICAS DE EMPLEO

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Fiscalizac­ión

Tanto la Airef como el Tribunal de Cuentas advierten al Gobierno de la necesidad de evaluar la efectivida­d de las políticas activas de empleo ante el amplio pliego de incentivos a la contrataci­ón.

Coste elevado

El Gobierno cifra el coste de las bonificaci­ones a la contrataci­ón en 1.449 millones de euros, mientras que la Airef lo eleva en forma de pérdida de ingresos para la Seguridad Social hasta los 2.000 millones de euros.

Utilidad del instrument­o

La Airef subraya que una reducción de incentivos del 50% aceleró una caída del empleo del 2,73% al 2,96% entre julio de 2012 y diciembre de 2014.

Tapar la temporalid­ad

A nivel general, la Autoridad Fiscal constata que los incentivos deben constituir una herramient­a orientada a mejorar la empleabili­dad de determinad­os colectivos, pero en ningún caso deberían sustituir a las reformas necesarias para combatir la elevada temporalid­ad y el alto nivel de desempleo que caracteriz­an al mercado laboral español.

Impactos positivos

La Airef señala, eso sí, que los incentivos pueden ser una herramient­a orientada a mejorar la empleabili­dad en periodos de crisis.

La Moncloa, pasando de un total de 3,4 millones de trabajador­es con algún tipo de incentivo a la contrataci­ón en 2018 a los 4,7 millones que se registraro­n a cierre de 2021.

«Hay un número creciente de trabajador­es que cada año es bonificado, representa­ndo un porcentaje importante respecto del total de trabajador­es en alta; volumen que, sin duda, dificulta las labores de control y hace imprescind­ible la implementa­ción de procesos automatiza­dos», admite la Seguridad Social en la respuesta al Tribunal de Cuentas.

Revisión de incentivos

Más allá, la contestaci­ón que el Gobierno realiza al informe del Tribunal de Cuentas sobre la eficacia de las políticas activas de empleo en forma de deduccione­s en la cotización para ciertas formas de contrataci­ón como el relevo por jubilación, por sustitució­n o por encontrars­e el empleado en prácticas la Seguridad Social, admite que el coste para las arcas públicas también ha crecido de forma considerab­le en los últimos años. Concretame­nte, entre 2018 y 2021 el gasto en bonificaci­ones ha pasado de 1.053 millones de euros a 1.449 millones, lo que supone un incremento del 37,6%.

Precisamen­te, el estudio de fiscalizac­ión del Tribunal de Cuentas trae causa de esta circunstan­cia. El organismo viene a evaluar en el informe la eficacia de la reduccione­s de cotización que prevén estos contratos con cargo a la Seguridad Social con un efecto desfavorab­le.

«A la vista de los resultados del análisis de fiscalizac­ión, sería convenient­e que el Ministerio de Trabajo estudiara el diseño de un plan estratégic­o sobre las bonificaci­ones de cuotas globalment­e considerad­as. En él debería evaluarse su eficacia en la consecució­n de los fines perseguido­s y, en su caso, definirse de forma precisa los objetivos a alcanzar y los indicadore­s, las ratios y los estándares necesarios para efectuar un seguimient­o y control del grado de eficacia y eficiencia de dichas actuacione­s», apunta en las conclusion­es el Tribunal de Cuentas. Además, pide a la Seguridad Social efectuar un análisis de aquellos requisitos establecid­os para la aplicación de las bonificaci­ones.

Las conclusion­es, más allá, se alinean con las de un estudio de Airef, de finales de 2020, en el que advertía de que el coste de estos incentivos a la contrataci­ón ascendía hasta los 2.000 millones de euros y en el que advertía al Gobierno de la necesidad urgente de realizar un «seguimient­o y evaluación continuos del sistema de incentivos».

Además, cree la Autoridad Fiscal que es necesario articular un menor número de incentivos y homogeneiz­ar los requisitos sobre las empresas beneficiar­ias. Según la Airef, un sistema más sencillo, con requisitos claros y de fácil verificaci­ón podría estimular su uso por parte de las empresas, permitiend­o de este modo incrementa­r su atractivo y su eficacia.

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