Los obispos resucitan en adviento
No se pueden permitir ser convidados de piedra ante el cambio de la sociedad
Mañana lunes comienza la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española. Los obispos se reunirán durante una semana para abordar las más variadas cuestiones de la vida de la Iglesia y de la relación con el Gobierno y con la sociedad. Como nota distintiva se procederá a la elección del nuevo Secretario General para el quinquenio 2023-2027. Esta Asamblea se celebra en uno de los momentos más críticos, en lo político, en lo económico, en lo educativo y en lo social, de la historia reciente. No es necesario recordar las decisiones, también legislativas, del Gobierno que interpelan a la conciencia cristiana y a la libertad de la Iglesia a la hora de proponer el Evangelio y contribuir con generosidad a la ética compartida en la vida social. Tampoco son menores los datos de abandono de la creencia o de la práctica sacramental. .
Hace no muchos días, Víctor Pérez-Díaz, junto con Juan Carlos Rodríguez, ha publicado un análisis de la sociedad española titulado “Cuarenta años después: la sociedad civil española, de un primer impulso a una larga pausa”. Constatan un indudable proceso de acelerada secularización. Una de las tesis más interesantes de este trabajo es que, a lo largo del siglo XX, la comprensión de la dimensión religiosa de la persona ha contribuido decisivamente a la conformación de un sustrato moral básico en nuestra sociedad. La Iglesia, con sus luces y sus sombras, prestó un servicio impagable a la conformación de esa ética que ha hecho posible, entre otros fenómenos, la reconciliación de los españoles y el proyecto constitucional. La pregunta, en estos días, es qué está aportando la Iglesia, en la España de Sánchez, ante el proyecto de nueva configuración de un sustrato moral básico y común. Ni la Iglesia, ni los obispos se pueden permitir ser convidados de piedra ante el cambio profundo que está sufriendo nuestra sociedad. ¿Es suficiente la mera presencia de la dimensión caritativa de la Iglesia? Nada de estar instalados en la irrelevancia social, vueltos sobre sí mismos, acogotados por la espiral de los escándalos que les acechan. Resucitar en Adviento es signo de esperanza.