Infantino dispara contra Occidente
«Hoy me siento qatarí, árabe, africano, gay, discapacitado y trabajador migrante». Con esta declaración de intenciones inició el presidente de la FIFA su comparecencia ante los medios la víspera de que el balón eche a rodar. Frases cargadas de crítica y no exentas de reproches, en un tono sosegado, Gianni Infantino denunció la «injusticia» a la que se ha sometido a Qatar por la limitación de derechos. Y abundó en este argumento para denunciar la «doble moral» y la «hipocresía» de Occidente por intentar dar «lecciones» sobre asuntos en los que su comportamiento ha sido indigno o al menos discutible. Afirmó que no es un político, que hay decisiones que sólo pueden adoptar los gobiernos, pero se comportó como tal al mostrarse cristalino en los mensajes que quería que calasen y ambiguo y esquivo en asuntos sobre los que, por su cargo, no se puede pronunciar con la misma contundencia. Habló de las empresas occidentales que se embolsan un dineral en suelo qatarí y sin embargo miran con recelo las medidas impulsadas por las autoridades para mejorar la situación de sus empleados: «Claro, igual en su cuenta de resultados no se pueden permitir ganar sólo 900 millones, y no mil». Fue taxativo con las críticas a Qatar y a la FIFA «desde el sofá». Eso es lo fácil, vino a decir. Lo complicado, añadió, es acercarse a sociedades diferentes e intentar comprenderlas para, siempre mediante «el uso de la conversación y el diálogo», ayudar a mejorarlas. Infantino está convencido de que el Qatar de hoy apuesta por «abrir las puertas» en cuestiones de calado que han soliviantado al primer mundo a pesar de que a éste también le costó lo suyo – «3.000 años en el caso de Europa»– admitirlas cultural y socialmente.
Dejó bastantes cabos sueltos de forma deliberada. No mencionó a los miles de trabajadores que según diferentes organizaciones han perdido la vida en la construcción de los estadios. Solo apuntó que la ley qatarí ampara e indemniza a quienes sufren un accidente. Y pasó de puntillas sobre la condena de hasta a siete años de prisión a los gays. «Ahora es el momento de que hablemos de esta Copa del Mundo, porque el fútbol une a la gente», zanjó.
ALE 20.00
CRO CAN 17.00
BEL MAR 14.00
JAP COS 11.00
Todos los ganadores y los años
Brasil
Italia
Alemania
Uruguay
Argentina
Francia
Inglaterra
España (1958/62/70/94/02) (1934/38/82/06) (1954/74/90/14) (1930/1950) (1978/1986) (1998/2018) (1966) (2010)
en el fútbol porque te comen».
En el Madrid de los noventa Luis Enrique coincidió con Ismael Urzaiz (51), un año menor que él y que procedía de la cantera blanca. También se encontraron con cierta costumbre en la selección española. Casi treinta años después siguen en contacto permanente. «A pesar de su trajín, siempre descuelga cuando le llamo», cuenta Urzaiz, hoy agente de futbolistas. «Y si no, devuelve la llamada».
«Es amigo de sus amigos. Los cuida mucho. Mi valoración es que siempre está dispuesto a ayudarte –comenta Urzaiz–. Es una persona llana, recia, del norte. ¿Polémico? Tal vez tendrían que responder los del otro lado. Él es como es. Frontal, sincero. Y en el fútbol a veces no gusta que se hable de esta manera».
Ismael Urzaiz declara sentir afecto verdadero por el seleccionador. «En la distancia siento su amistad. Sé que es sincera. Lo que se escribe a veces se magnifica, y yo aprecio otra vertiente. Ha creado un grupo de trabajo, la selección es una piña, mueven una idea común de juego y espero que tenga éxito en Qatar».
La pregunta vuela hacia otro segmento del fútbol, el arbitraje, que en teoría no conecta con la familiaridad y el tono amable de los vestuarios de los equipos. ¿Se comportaba Luis Enrique con prepotencia en el campo? Responde José Japón Sevilla (1959), árbitro en los noventa. «Nunca tuvo un problema conmigo. Era un hombre de carácter, pero no era conflictivo ni agresivo. Los árbitros siempre nos quedamos con nombres de jugadores que