El SOS de los ganaderos de lidia: «Los costes del toro son inasumibles»
∑El sector alerta de que en 2023 habrá «muchas dificultades» para encontrar corridas rematadas por la reducción de cabezas, el ‘boom’ del 22 y la inflación
Nunca hubo a estas alturas tanto trasiego de veedores en el campo bravo. Andan las empresas y los apoderados preocupados por elegir las cabeceras de las camadas para la próxima temporada desde el verano: San Fermín y San Isidro fueron las primeras ferias en llamar a la puerta de las fincas. Porque los problemas crecen: si ya en 2022 se remató el calendario con carteles en los que era habitual ver dos divisas diferentes, los profesionales creen que en 2023 habrá «muchas dificultades» para encontrar corridas parejas y con el trapío suficiente, por lo que esa fórmula del 3+3 o 2+2+2 «aumentará para no lidiar escaleras». ¿Por qué tantos escollos? Los datos de la Unión de Criadores son delatadores: ganaderías que se quedaron por el camino por la pandemia –de las 303 activas en 2019 a las 280 en 2021–; la reducción de cabezas por las distintas crisis –si en 2010 se herraron 15.050 machos, en el 20 hubo 11.315, a lo que se suma que la media de reproductoras es de 125 vacas, cifra que no hace tanto era de 170–; la explosión de festejos en la vuelta a la normalidad –1.600 en 2022– y los «insostenibles» costes de producción, «con una inflación disparadísima por la guerra de Ucrania». Malos tiempos para la lírica en las dehesas donde se cría el toro, «la máquina perfecta de gastar», cuya producción ha pasado de unos 4.500 euros a unos 6.000 según fuentes ganaderas. El famoso millón de pesetas –las gentes del campo siguen hablando en rubias– ya no es el del Cordobés, sino el ‘kilo’ del toro bravo. Pasen y lean la crónica de un desastre anunciado por las voces más autorizadas, el SOS de los ganaderos de lidia.
ANTONIO BAÑUELOS. «Al parón por la pandemia del año 20, único en la historia, se añade que en el 22 ha subido el precio de los fertilizantes, de las primeras materias en la alimentación del toro, de los correctores minerales y de los combustibles. Todo supone un incremento del 40% sobre el costo del animal, que ya se vendía a pérdidas. Con la inflación, el ganadero debe defender sus precios. El problema para encontrar toros aumentará, sobre todo, a partir del segundo tramo de 2023. Va a ser difícil».
VICTORINO MARTÍN. «Por el precio de los piensos, no va a ser fácil encontrar animales puestos. Venimos de una crisis detrás de otra. Han subido la energía y la mano de obra; los forrajes están disparados. Es de locos. Al menos, en Extremadura, el campo se nos ha arreglado con las últimas lluvias, pero hay zonas donde está frito».
EDUARDO MIURA. «Hemos tenido que reducir cabezas y habrá problemas. El que no se queja por exceso de cinqueños lo hace por falta de trapío. Siempre nos coge el toro. Aquí, si tú le das a la maquinita, hasta dentro de cuatro años no tienes el producto. Y su coste se ha disparado. Si antes un kilo de pienso costaba 35 pesetas, ahora vale 80. No es asumible, porque el producto que vendemos no sube lo que debería y en el mejor de los casos logramos defenderlo. Agrícola y ganaderamente, el año es un desastre; en esta zona de Andalucía el campo está sequísimo. No hay ni agua para los animales. ¿Qué le pongo yo al toro? La cartera mía».
JUSTO HERNÁNDEZ. «Es una locura la subida de costes, lo que hará que haya menos toros. No olvidemos que el precio de las corridas va en función de la taquilla, que en el mejor de los casos se mantiene. La reducción de toros servirá para que haya esa variedad que reclama la afición y que lidie un abanico mayor de ganaderías. Yo seguiré en el número de corridas (unas 14)».
RICARDO DEL RÍO. «Este año hemos tenido oportunidad de resarcirnos de los años tan horribles que habíamos vivido y hemos aprovechado esa selección. La gente ha quitado animales, ha reducido el número de madres y, al final, eso redunda en que nacen menos machos y hembras, pero también se reequilibrará el mercado. En el caso de la ganadería de Victoriano del Río, en 2022 sacrificamos otras cosas para tener los animales a punto y lidiamos más de lo habitual (120); en 2023, volveremos a los años prepandemia, con unos 90 toros».
JOSÉ ESCOLAR. «Es un disparate lo que han subido los piensos, 30 o 40 pesetas el kilo. Los ganaderos nos preocupamos en dar toros fuertes, al menos yo los preparo con la seriedad que exigen las plazas a las que voy, como Madrid, Pamplona o Ceret. En 2022 nos quitamos todo lo atrasado por la pandemia, en las plazas y en las calles. Echamos casi todo lo cinqueño, por lo que la próxima camada será casi toda del guarismo 19 y muy poquita del 18».
BORJA DOMECQ. «El mundo del toro está totalmente desprotegido y nos vemos obligados a tomar decisiones drásticas que en el corto plazo no se ven, pero que ya se empezaron a notar esta temporada, con corridas de tres y tres. Y en las novilladas se va a acentuar más, porque son tan elevados sus costes de producción que muchos renunciarán a ellas. En 2022 lidié 12 corridas y una novillada y media; en 2023, lidiaré once corridas. ¿Novilladas? Una, media o ninguna. Esto se ha puesto a niveles de gastos inasumibles».
ADOLFO MARTÍN. «Primero la pandemia, luego la sequía, que muchos no hemos tenido ni agua en los cercados. Los costes se han multiplicado por dos o dos y pico. ¿Valen las corridas el doble? Ya le digo que no. Se está echando el toro más gordo de la historia, que a veces parecen semicárnicos. ¿Cuánto cuesta criar un toro que se come ocho o nueve kilos de pienso a ochenta y tantas pesetas el kilo? Es una ruina. El que tenga una finca buenísima se ahorra dinero, pero igualmente hay que sacar la cartera. Al toro siempre hay que ayudarlo para llevarlo al remate exigido, con lo que su