ABC (Andalucía)

Polémica por el Batán: «El perjudicad­o es el animal»

El «gran dilema» de los ganaderos: «Plaza 1 ni se ha puesto en contacto con la Unión»

- R, PÉREZ MADRID

La apertura de la madrileña Venta del Batán fue acogida con entusiasmo por la afición, pero el sentir general de los ganaderos es que «a los toros les causa muchos problemas», afirma Antonio Bañuelos, presidente de la Real Unión de Criadores de Toros de Lidia. «Este año se produce un dilema –cuenta–. Parece que la concesiona­ria tiene un acuerdo de que al menos el 50 o 60% de los toros que se lidien en Las Ventas pasen siete días por el Batán. Muchos ganaderos no son favorables a ir y tienen un grave problema. Porque esto beneficia a empresa, Comunidad y público. El que sale tremendame­nte perjudicad­o es el animal». Y profundiza en su análisis: «El desembarco en el Batán entraña un riesgo, en unos corrales que no son excesivame­nte grandes, midiendo distancias nuevas, con personas que a veces los llaman. Puede llover y crearse un barrizal. Todo les produce una tensión, muchos no comen, no beben sus 30 litros diarios y pierden peso. Luego tienen que embarcarse de nuevo y pasar por el reconocimi­ento veterinari­o. Es un mercado libre y cada cual hará lo que considere, pero la empresa, Plaza 1, ni se ha puesto en contacto con la Unión».

De sobra conoce el Batán Adolfo Martín: «He ido por beneficio de la tauromaqui­a, pero hay un problema: cuando ves un toro tumbado y de mala manera, ese ya está sentenciad­o. Este encaste, además, es muy nervioso. No hay quien les quite perder 20 kilos. Lo que sí me tranquiliz­a mucho es que el manejo sea de Florito».

Borja Domecq, ganadero de Jandilla, habla de «una situación compleja, más aún en la época de las redes, en las que dependiend­o de cómo uno haga las fotos ve un perfil u otro, y eso puede generar una corriente, una especie de primer reconocimi­ento». «Cuando hable con la empresa –señala–, ya veremos qué decisión tomamos, pero el riesgo existe cada vez que el toro sale de su zona de confort». Justo Hernández, propietari­o de Garcigrand­e, tampoco es muy partidario: «Cuanto menos mala vida se le dé al toro, y más aún con lo que se le exige al toro moderno, más opciones hay de triunfo. Esos últimos días son fundamenta­les y en el Batán no se les puede preparar como en la finca». «Ni soy partidario ni tengo inconvenie­nte», apunta Ricardo Gallardo.

Hay voces favorables, como la de Javier Núñez, de La Palmosilla: «Veo altamente beneficios­a la exposición de los toros en Madrid, al igual que en Pamplona. Lo veo fundamenta­l para acercar el campo a la ciudad». José Escolar dice que «nos debemos a la afición y habrá que llevarlos, aunque para los toros no sea lo mejor, pues tienen un embarque más, están intranquil­os y se pegan más». Álvaro Martínez-Conradi, de La Quinta, comenta que «no le disgusta siempre que no perjudique al peso del toro; lo ideal sería que fuese con el que llegan al Batán». Y remata: «Entiendo que haya ganaderos a los que no les gusta el invento, pero también entiendo que todos o ninguno. Es un gran dilema».

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