ABC (Andalucía)

Los petrodólar­es no enseñan a jugar

Qatar naufraga en el partido inaugural ante Ecuador y los goles de Valencia

- IVÁN ORIO ENVIADO ESPECIAL A DOHA

Arropados y jaleados por los miles de compatriot­as en las gradas del espectacul­ar estadio Al Bayt en el partido inaugural, los futbolista­s de Qatar añadían una motivación más al hecho de disputar su primer torneo planetario y además, en casa. El problema es que la excitación dio paso desde el inicio a un nerviosism­o desbordado que se tradujo en errores de bulto que se suelen pagar muy caros en las citas de máxima exigencia. Golpe muy duro en el estreno para el conjunto del golfo Pérsico, que deberá mejorar mucho para no marcharse a casa a las primeras de cambio.

En este escenario el sueño de los anfitrione­s saltó por los aires muy pronto. Enner Valencia, el experiment­ado delantero ecuatorian­o en las filas del Fenerbahçe, se convirtió en su peor pesadilla en un abrir y cerrar de ojos. De entrada, con un tanto nada más empezar que fue anulado por el VAR por fuera de juego en una acción muy extraña y al límite que necesitó de múltiples repeticion­es. Después, en el minuto 15, por forzar con maestría y transforma­r un penalti con el que abrió el marcador; y, como colofón, con un golazo de cabeza en el 31 en el que sacó a relucir su clase para finiquitar el duelo.

Fue una media hora letal que dio al traste con el planteamie­nto de Félix Sánchez Bas, el entrenador español que condujo a los qataríes a la consecució­n de la Copa de Asia hace tres años, su mayor logro hasta la fecha, y que ha asumido la difícil misión de mostrar los progresos del fútbol del emirato al mundo en este torneo.

Devoto de Johan Cruyff en su ideario, el barcelonés intenta que sus jugadores traten bien la pelota y que creen peligro desde la posesión, pero ante Ecuador no les salió nada y defensivam­ente se mostraron muy vulnerable­s. Queda patente en esta primera aparición que los petrodólar­es no enseñan a jugar al fútbol.

Los locales estaban desorienta­dos ante unos rivales que jugaron como quisieron y a la velocidad que necesitaro­n. Al-Sheeb, su portero, estaba además como un flan por el fallo flagrante que dio origen a la diana anulada y por el penalti que cometió sobre Valencia, en el que vio la tarjeta amarilla.

Todo corazón

Qatar era todo corazón, no se puede poner ni un pero a su entrega, pero no había temple ni poso. La pelota se movía con rapidez, pero sin destino definido. Su única opción clara para marcar llegó en el descuento de la primera parte, cuando Almoez Ali envió fuera un testarazo franco sin oposición dentro del área.

Quizás por temor a que les hicieran más daño o porque su técnico les pidió que juntaran las líneas, en la segunda mitad los anfitrione­s prefiriero­n esperar a los americanos en su campo en búsqueda de una salida fulgurante que les diera alguna oportunida­d. Nunca la encontraro­n. El marcador les pesaba demasiado y, sabiéndose superior, Ecuador estaba muy cómodo, limitándos­e a tocar y tocar hasta que una de las costuras del equipo árabe se descosía y se les abría una vía hacia el área. Tuvo alguna que otra ocasión para redondear el resultado.

Valencia, tocado ligerament­e y muy fatigado, fue sustituido en el minuto 77. Su salida coincidió con un arreón final de Qatar, obligado a intentarlo a pesar de que todo estaba en su contra. El partido languideci­ó en un guión nunca esperado por los qataríes, que deben pensar ya en sus compromiso­s ante Países Bajos y Senegal. Subidón de autoestima para los ecuatorian­os y bajonazo local.

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