La duración de los nuevos contratos se desploma al mínimo en 15 años tras la reforma laboral
La temporalidad en el empleo persiste en los fijos discontinuos y en el indefinido cada vez más perennes
La reforma laboral está dejando casi tantos beneficiados como damnificados por el camino. Cierto es que la nueva normativa laboral ha cambiado la fórmula habitual de contratación en España, la temporal, para pasar a la indefinida. Pero solo hasta cierto punto. Lo que el Gobierno no muestra en la relación de cifras que apuntalan el cambio de modelo de contratación, es que las nuevas firmas tienen una duración media cada vez menor, de 45 días. Es decir, los contratos son cada vez de mayor calidad pero de menor duración, concretamente, la más baja de los últimos 15 años.
Precisamente, esta discordancia es una de la cuestiones que ocupa a economistas, académicos y expertos laboralistas: ¿dónde están todos los contratos temporales asociados a la estacionalidad? Cabe recordar que la naturaleza de la temporalidad en España se debe al elevado peso del sector servicios sobre el conjunto de la economía y el efecto que tiene sobre las contrataciones el hecho de que la actividad en el sector sea especialmente intensa en ciertas épocas del año. Este hito se pone de relieve en verano
Contratos según jornada
Indefinidos a tiempo completo
Temporales a tiempo completo 1.000.000 800.000 600.000 400.000 200.000 principalmente, momento en el que se multiplican los contratos de actividades asociadas al turismo, y en la destrucción de cientos de miles de ellos en el último día del mes de agosto.
Uno de los aspectos más relevantes de los últimos estudios de evolución del mercado es el estancamiento de las horas trabajadas. Crecen los contratos, los afiliados, la ocupación, pero estos nuevos trabajadores dedican menos horas a su actividad que antes de la pandemia, y que antes de la entrada en vigor de la reforma laboral. Es decir, el trabajo se trocea, se reparte. En el tercer trimestre del año, sin ir más lejos, el INE apunta a que el volumen de horas trabajadas es un 7% inferior que a cierre de 2019, antes de la pandemia.
Este hecho, crucial, unido al crecimiento del empleo es lo que hace que el desplome de la duración media de los contratos nuevos, de 45 días, sea la más baja desde 2006.
Así con todo, la sintomatología de la ralentización del mercado laboral se reproduce por momentos. El pasado mes de octubre se firmaron en nuestro país un total de 1.447.035 contratos, lo que supone un 7% menos que en el mes anterior y una caída del 20,7% interanual. De estos, 826.804 son contratos temporales y 620.231 son indefinidos, por lo que más de la mitad (57%) de las nuevas firmas son con carácter temporal.
Según las cifras extraídas por Adecco a partir de información del INE y del mercado de trabajo la duración media de los contratos para el mes de septiembre –últimos datos disponibles–, el 33,5% duran un mes o menos, y el 19,3% duran una semana o menos. De este modo, la duración media de los contratos para el tercer trimestre de 2022 es la más baja desde el año 2006, situándose en 45 días y habiéndose reducido un 15,1% con respecto al tercer trimestre del año anterior.
Con esto, la evolución de la contratación según la jornada, arroja que los temporales a tiempo parcial disminuyen hasta los 276.576 (5,3% menos que en el mes anterior) y los temporales a tiempo completo hasta 520.228 (7,2% menos intermensual). Los contratos indefinidos a tiempo completo disminuyen hasta los 217.407 (8,4% menos que hace un mes) y los indefinidos a tiempo parcial hasta 150.130 (un 9% menos).
Indicadores fiables
Es en este punto cuando los expertos comienzan a dudar de que las cifras absolutas de contratación y el crecimiento de la afiliación a la Seguridad Social sean los únicos baremos válidos para analizar la eficacia de la reforma laboral. Porque las cifras se contradicen. «Una de las formas de analizar el impacto de la reforma laboral, y la calidad en el empleo, tiene que ver con el grado de rotación contractual, entendiendo por tal la ratio de número de contratos