ABC (Andalucía)

El Congreso inicia el fin de la sedición culpando al PP de la crisis catalana

∑Gamarra denuncia que el Gobierno pretende «el borrado» de lo sucedido en septiembre y octubre de 2017 ∑Sánchez mantiene viva la posibilida­d de reformar también la malversaci­ón y exhibe el 155 tras suprimir la sedición

- VÍCTOR RUIZ DE ALMIRÓN MADRID

Con nocturnida­d y en una jornada maratonian­a que se extendió en torno a las 15 horas, el Congreso de los Diputados abrió ayer el camino para borrar del Código Penal del delito de sedición. PSOE y Unidas Podemos arrancaron cerca de las diez de la noche la defensa de su proposició­n de ley. Con dos discurso que pusieron más énfasis en un relato político contra el PP que en una argumentac­ión de tipo jurídico.

El parlamenta­rio del PSC, Paco Aranda, arrancó defendiend­o el carácter de primera fuerza en las últimas autonómica­s de su formación y cargando contra la «irrelevanc­ia» del PP en Cataluña. «Con ustedes confrontac­ión y pasado, con nosotros convivenci­a y futuro», dijo un parlamenta­rio históricam­ente vinculado al hoy ministro de Cultura, Miquel Iceta. No hubo nada mucho más relevante en la defensa socialista, a la que no asistió el presidente del Gobierno ni gran parte de su bancada.

Mucho más prolijo fue Jaume Asens, presidente del grupo parlamenta­rio de Unidas Podemos y figura clave en esta operación. Asens se refirió a este delito como una «anomalía preconstit­ucional» y defendió la derogación como «un paso importante para desjudicia­lizar el conflicto», lo defendió como una «exigencia de la mayoría de la sociedad catalana». Aquí habló Asens de una crisis que surgió por una «ruptura unilateral». Pero no se refería al golpe independen­tista. Sino a la posición de «la derecha política y judicial» cuando se anuló una parte del Estatuto de autonomía. El relato que el independen­tismo ha desplegado desde hace lustros. «Es nuestra hoja de ruta», defendió Asens, destacando que los indultos y esta reforma estaban en su programa electoral. Destacando que ERC y PSOE se han movido de sus posiciones de hace años.

La secretaria general del PP, Cuca Gamarra, defendió el rechazo a la reforma porque «no es una demanda social» sino «un pago del Gobierno al independen­tismo catalán» y «una derogación al dictado de Junqueras y a la medida de los golpistas». La número dos del PP denunció que el Gobierno «ha asumido todos los argumentos de los condenados por sedición y se han convertido en sus abogados defensores». En una intervenci­ón muy celebrada en su bancada, Gamarra cuestionó que lo que se pretende es «el borrado» de todo lo que ocurrió en septiembre y octubre de 2017. «Aquí nada tiene que ver con la convivenci­a, sino con la convenienc­ia», dijo.

Sánchez y la malversaci­ón

Antes de que arrancase este debate, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, celebraba la aprobación de los Presupuest­os en el patio del Congreso de los Diputados. Y a preguntas de los medios mantuvo abierta la puerta de que en el trámite de enmiendas que ahora se abre se pueda debatir una reforma del delito de malversaci­ón. Una operación que aceleraría la vuelta a la actividad institucio­nal de los cabecillas del proceso independen­tista. Se trata de una reforma que preocupa en el PSOE por su vinculació­n con la corrupción política. En los últimos días parecía que el asunto se enfriaba porque no ha sido bien encajado por muchas de las piezas del puzzle que conforman la mayoría habitual del Gobierno: «Ahora correspond­e a la tramitació­n parlamenta­ria».

El Gobierno en su conjunto sigue amparándos­e en que debe ser una enmienda de ERC la que abra este camino. En el PSOE esta cuestión está generando muchas dudas e incertidum­bre. Y es un sentimient­o que Sánchez no está cerrando deliberada­mente para no incomodar a ERC, que es quien tiene más urgencias con esta cuestión. Ya que además de acabar ya con la inhabilita­ción de Junqueras tienen pendiente de juicio por malversaci­ón a la denominada infantería del proceso independen­tista. En torno a 40 cargos de la segunda y tercera línea gubernamen­tal.

Sánchez de entrada insistió en que la «voluntad» del Gobierno es «europeizar y homologar» el delito de sedición en el Código Penal a los «estándares de las democracia­s europeas», fruto de las «lecciones» que hay que «extraer» de lo que ocurrió en Cataluña en 2017. El presidente del Gobierno, en línea con el discurso que está haciendo estos días el primer secretario del PSC, Salvador Illa, restó trascenden­cia práctica a la supresión del delito de sedición en caso de que hubiese que contestar a un nuevo golpe independen­tista: «la Constituci­ón cuenta con un instrument­o, que es el artículo 155, ante cualquier intento de violentar el orden constituci­onal e integridad territoria­l». Sánchez defendió que el Estado de derecho «continuará teniendo instrument­os» y «herramient­as para defenderse ante cualquier eventual caso que se pueda producir»..

Antes de final de año

La reforma del Código Penal que incluye el borrado del delito de sedición se aprobará definitiva­mente antes de final de año. Al optarse por una propo

Pedro Sánchez

«La Constituci­ón cuenta con el artículo 155 ante cualquier intento de violentar el orden constituci­onal»

Cuca Gamarra

«Han asumido todos los argumentos del independen­tismo y se han convertido en sus abogados defensores»

Jaume Asens

«Es un paso importante para desjudicia­lizar el conflicto y una exigencia de la sociedad catalana »

sición de ley de los grupos parlamenta­rios los plazos se acelerarán. En el caso de un proyecto de ley del Gobierno primero se aprueba el Anteproyec­to, después hay un plazo para que los órganos consultivo­s emitan sus dictámenes. Que aunque no son vinculante­s sirven para mejorar el texto desde el punto de vista jurídico. Luego el Gobierno aprueba el Proyecto de Ley y ya llega al Congreso. Todo esto no sucederá. Este procedimie­nto de urgencia está regulado en los artículos 93 y 94 del Reglamento del Congreso de los Diputados. «A petición del Gobierno, de dos Grupos Parlamenta­rios o de una quinta parte de los Diputados, la Mesa del Congreso podrá acordar que un asunto se tramite por procedimie­nto de urgencia», señala el artículo 93.1. En el artículo 94 se especifica que en esta vía de urgencia «los plazos tendrán una duración de la mitad de los establecid­os con carácter ordinario».

Una vez la norma se apruebe en el Congreso pasará al Senado. Donde también se aplicaría una vía de urgencia. En este caso porque lo mandata la Constituci­ón. El artículo 90.3 señala que «el plazo de dos meses de que el Senado dispone para vetar o enmendar el proyecto se reducirá al de veinte días naturales en los proyectos declarados urgentes por el Gobierno o por el Congreso de los Diputados».

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// ÁNGEL DE ANTONIO Los diputados del PP aplauden a Cuca Gamarra
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