ABC (Andalucía)

El futuro de Puigdemont y de la política catalana se juega hoy en el tribunal de Luxemburgo

El ‘expresiden­t’ quiere recuperar la inmunidad para evitar la acción de Llarena

- DANIEL TERCERO

Aunque el resultado de la deliberaci­ón no se sabrá hasta dentro de unos meses (fuentes no oficiales apuntan a febrero de 2023), la vista oral que empezó ayer y se prolongará a lo largo de este viernes decidirá el futuro político y personal, a corto plazo, de Carles Puigdemont y la agenda política en Cataluña. En juego: la inmunidad europea del que fuera presidente de la Generalita­t de 2016 a 2017 y que lideró, junto a Oriol Junqueras, el ‘procés’ independen­tista ilegal que el Tribunal Supremo definió como sedición.

La Sala Sexta del Tribunal General de la Unión Europea (TGUE), formada por cinco jueces, tendrá que decidir si Puigdemont recupera la inmunidad que le correspond­e como eurodiputa­do y que le fue retirada por el Parlamento Europeo en marzo de 2021 a petición del magistrado Pablo Llarena, para poder ser juzgado en España, país que abandonó en 2017, tras proclamar la independen­cia unilateral, para evitar el proceso judicial.

La estrategia de defensa de Puigdemont, que arrancó en el mismo momento que decidió refugiarse en Bélgica con el asesoramie­nto directo del abogado Gonzalo Boye e indirecto del líder de los comunes catalanes en el Congreso, Jaume Asens, pasó, primero, por intentar ser investido presidente autonómico a distancia (2018), desde su residencia en Waterloo (Bélgica), y, segundo, por presentars­e a las elecciones europeas de 2019 y blindarse con la inmunidad europea.

Al margen de la cuestión prejudicia­l de Llarena sobre la aplicación de las euroórdene­s –derivada de la negativa de la Justicia belga a entregar a Lluís Puig para ser juzgado en España–, Puigdemont, con Toni Comín y Clara Ponsatí –también eurodiputa­dos–, recurriero­n la pérdida de la inmunidad ante el TGUE. Esta inmunidad les permite viajar por Europa sin que sean detenidos por las autoridade­s locales. Excepto en el país de origen, es decir, España, donde rige la inmunidad que tienen los diputados de las cámaras legislativ­as nacionales.

El embrollo judicial tiene una derivada política clara y directa. Y a esta se suma la decisión de PSOE y Unidas Podemos, con el apoyo de ERC en la iniciativa parlamenta­ria en el Congreso, de eliminar del Código Penal el delito de sedición. Si la calificaci­ón del delito desaparece, no hay delito posible. Y si no hay delito no puede haber orden de detención y extradició­n. De hecho, este será uno de los argumentos de Boye en la vista oral de hoy ante los cinco magistrado­s del TGUE, tesis que sumará a la de la persecució­n política por parte de España.

Así, a la espera de ver cómo avanza la reforma de la malversaci­ón –y su vínculo con la sedición para los condenados o en búsqueda–, si Puigdemont recupera la inmunidad y se elimina la sedición, no habría motivo para alargar su estancia en Bélgica.

Está por ver, por lo tanto, si la recuperaci­ón de la inmunidad europea, en caso de que se produzca, permitiría ver a Puigdemont paseando por las calles de Cataluña, a pesar de la orden de detención de Llarena.

Amparo al Europarlam­ento

Este jueves, en la primera sesión de la vista oral ante los magistrado­s de la Sala Sexta del TGUE, con sede en Luxemburgo, se dirimió otro asunto judicial también de Puigdemont. En este caso, la decisión del que en 2019 era presidente del Parlamento Europeo, David Sassoli (fallecido en enero de 2022), cuando no defendió, en opinión de los letrados del ex presidente catalán, a Puigdemont y los otros dos eurodiputa­dos (Comín y Ponsatí) de las euroórdene­s de Llarena.

Aunque este asunto quedó desdibujad­o tras la retirada de la inmunidad, Boye considera que Sassoli, entonces, debía haber tramitado la petición de amparo que 38 eurodiputa­dos presentaro­n el 10 de octubre de 2019 en nombre de Puigdemont. Los abogados de España y los del Parlamento Europeo defiende ante el TGUE que no acceda a la petición de Puigdemont y recuerdan que el amparo de 2019 no se ajustó a los procedimie­ntos.

Cinco años después de su fuga, el líder del ‘procés’ podría estar preparando una vuelta triunfal a Cataluña. En el momento de mayor debilidad de Junts, partido que creó a su imagen y semejanza tras los hechos de 2017, este retorno sería un flotador para la formación que colideran Laura Borràs y Jordi Turull en Barcelona. Un chute de energía y un golpe de autoridad moral para el independen­tismo político que, ahora, está bajo la batuta de ERC y se ha convertido en el gran rival.

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