El laboratorio de ADN ayuda a resolver más de 1.630 delitos al año
Manejan bases de datos para cruzar perfiles genéticos y huellas dactilares de detenidos
Hay tres partes del cuerpo que son únicas y perennes en el ser humano: el iris, el ADN y la huella dactilar. En el mundo no existe un dibujo capilar de los dedos de la mano igual a otro. Los arcos, curvas y espirales se forma en el feto a partir del sexto mes de embarazo. De ahí que resulte una fuente tan sumamente fiable para destapar al sospechoso. Hay un departamento encargado del registro y custodia de las reseñas dactilopalmares, fotográficas y genéticas, que se alimenta continuamente con los detenidos que ingresan en dependencias policiales. Huellas reveladas en la escena de los hechos se cotejan con otras archivadas para esclarecer delitos presentes o pasados que no tenían una autoría clara.
«Marcamos hasta 12 puntos característicos de una huella dactilar y empleamos un algoritmo que se dedica a pescar en una base de datos», ilustra Juan Manuel Molina, jefe del departamento de reseñas, que cuenta con una herramienta bautizada como ABIS (siglas en inglés de sistema automático de identificación biométrica).
En el futuro, se va a incorporar un sistema de reconocimiento facial que a partir del volcado de unas señales características del rostro, obtenidas por ejemplo en la grabación de una cámara de seguridad, es capaz de buscar coincidencias con los millones de imágenes disponibles de detenidos fichados.
La Policía Científica también se encarga de acreditar fehacientemente la identidad de una persona fallecida incluso en los casos de muerte natural. La necrorreseña permite sacarla de la base de datos policiales si estuviera.
Otro archivo que no para de crecer es el de los perfiles genéticos. El laboratorio biológico introduce entre 1.800 y 2.000 nuevos registros al año en una base de datos inmensa coordinada por la Secretaría de Estado de Seguridad que se nutre de los perfiles genéticos obtenidos a partir de los vestigios recogidos en la escena del delito y sobre las víctimas, y los de origen conocido (sospechosos, detenidos e investigados), procedentes de muestras biológicas analizadas.
Cruzar perfiles
La base de datos permite cruzar de forma automática los perfiles. Antonio Mantegazza, subinspector de Policía y jefe del laboratorio de ADN, destaca que en lo que va de año ha gestionado 1.630 asuntos sobre hechos delictivos y analizado casi 5.000 vestigios o muestras biológicas (sangre, semen, saliva, pelos o células epiteliales) relacionados con robos con fuerza, homicidios, agresiones sexuales o terrorismo cometidos en Sevilla, Cádiz, Córdoba y Huelva. «Un trabajo desbordante» para una plantilla de 13 funcionarios licenciados en Ciencias, que da prioridad a los asesinatos.
«Los delitos de agresión sexual son los más complejos porque hay que separar células epiteliales mezcladas del autor y su víctima. Se tarda unos tres días», explica este biólogo, que muestra a ABC un cuarto oscuro con microscopio de fluorescencia para detectar los espermatozoides en alguna superficie recogida en una inspección ocular. Las muestras se conservan durante cinco años por norma. Además, el laboratorio cuenta con un robot capaz de analizar 79 muestras de forma simultánea en apenas cuatro horas.