ABC (Andalucía)

Los invitados poco recomendab­les de Donald Trump

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

uedan casi dos años para las presidenci­ales de 2024 y Donald Trump, con su candidatur­a encima de la mesa, ha vuelto a las andadas. La semana pasada, la misma de la festividad de Acción de Gracias, el día más señalado del año en EE.UU., celebró una cena en Mar-a-Lago, su mansión y club privado en la costa de Florida, que reafirma lo que será la campaña presidenci­al: con Trump como candidato, los republican­os están entre la espada y la pared.

La cena se sirvió el martes pasado en el edificio suntuoso del expresiden­te, de estilo andalusí, que fue su ‘Casa Blanca de invierno’. Hasta allí llegaron el rapero Kanye West –que hace poco cambió de forma legal su nombre a Ye– y la personalid­ad mediática Nick Fuentes. El primero venía envuelto en una más de sus polémicas, quizá la que más impacto ha tenido en su carrera.

QA principios de mes, escribió en Twitter que iba a ir ‘death con 3’ contra la «gente judía», con probabilid­ad una forma de referirse al término militar ‘defcon 3’, un nivel de alerta y preparació­n en caso de ataque. Era una más entre las alusiones antisemita­s que había realizado Ye, pero esta le valió una condena generaliza­da y el adiós a patrocinio­s jugosos con marcas como Adidas o Balenciaga.

Teorías conspirato­rias

El equipo de Trump había pedido al expresiden­te que retrasara el encuentro con el rapero, pero el multimillo­nario neoyorquin­o no quiso hacer esperar más a su amigo, a quien ya recibió en la Casa Blanca durante su presidenci­a. No solo abrió las puertas a Ye, sino también a Fuentes, un conocido supremacis­ta blanco, que repite teorías conspirado­ras sobre el Holocausto y dice cosas como «todo lo que quiero es venganza contra mis enemigos y una victoria aria total».

Cuando se conoció la visita –Fuentes alardeó en su programa online de celebrar Acción de Gracias con Trump y de que el expresiden­te dijera que él era un «tipo listo»– se armó un gran revuelo.

Trump tiene un historial de dar alas de forma pública a grupos supremacis­tas, que forman parte de su electorado más fiel. El encuentro con Fuentes, una de las figuras supremacis­tas más conocidas en EE.UU., va en esa línea y devuelve a la primera plana el dilema que viven los republican­os desde la irrupción de Trump en 2015: no pueden reaccionar contra el expresiden­te porque eso les coloca contra parte de su electorado. Eso explica la respuesta generaliza­da en el partido: silencio, mirar para otro lado.

Trump ha defendido que Ye se presentó por sorpresa y que no conocía a su acompañant­e. Si eso fuera verdad, podría explicar que se produjera el encuentro, pero no que el expresiden­te no haya criticado ni condenado a Fuentes hasta el momento.

«Los republican­os que sigan en este viaje con Trump van camino del desastre en 2024», escribió en un editorial ‘The Wall Street Journal’, un medio que ha sido amable con Trump hasta el episodio del Capitolio y su acusación infundada de robo electoral en 2020. Es un cambio de línea que también se ve en otros medios del magnate Rupert Murdoch –Fox News, ‘New York Post’– desde el mediocre resultado en las legislativ­as del pasado noviembre, que muchos achacan al protagonis­mo de Trump.

Los dirigentes republican­os lo tienen más complicado: saben el poder que Trump mantiene –y que este episodio no deteriorar­á– en un bloque importante –y probableme­nte decisivo para las primarias– en su electorado; pero también sospechan que será un candidato débil en la elección general de 2024. De momento, su única reacción es el trágala. Al menos, hasta que perciban un cambio de posición de los votantes republican­os con Trump.

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