Galardonados dos teatros de ópera ucranianos
Dos teatros ucranianos, el Teatro Académico Nacional de Ópera y Ballet de Leópolis y el Teatro de Ópera y Ballet de Odesa, recibieron el premio a Mejor Teatro de Ópera en la gala de los International Opera Awards, celebrada anoche en el Teatro Real. Con este galardón se ha querido reconocer su valor y resistencia al seguir activos a pesar de la situación bélica que sufre Ucrania tras la invasión del país. Aunque obligó a ambos teatros a cerrar inicialmente, los dos han reabierto recientemente y han vuelto a poner en escena producciones de categoría mundial.
Akinsha denunció cómo Rusia se vanagloria de haber aumentado sus colecciones «en un expolio semejante al que sucedió en la II Guerra Mundial»
a España «su apoyo» en la contienda, rematándolo con su habitual: ‘Slava Ukrayini!’ (¡Gloria a Ucrania!) con el que los rubrica y que enfervoreció a sus compatriotas.
La muestra recala en Madrid hasta el 30 de abril con unas 70 obras procedentes en su mayoría del Museo Nacional de Arte de Ucrania y del Nacional de Teatro, Música y Cine del país eslavo. Después, será acogida por el Museo Ludwig de Colonia. Sus responsables no han sabido –o no han querido– responder a la pregunta de cuál será el destino de estas obras acabada la itinerancia si la guerra continúa. ¿Quedarán en suelo de la Unión Europea?
«Cada lunes se bombardea Kiev de buena mañana, una forma de hacer entender a la población cómo se va a desarrollar la semana –puntualizaba Francesca Thyssen con ironía–. Por esa razón se planteó que el convoy saliera un martes. Curiosamente, el lunes anterior no hubo bombas, por lo que pensamos que la situación se había tranquilizado, pero en realidad se había decidido cambiar el bombardeo a nuestro día de salida». Las bombas volvieron a caer sobre Kiev dos horas después de su salida, y en Leópolis recibieron órdenes de apartarse de las infraestructuras críticas, según la responsable de TBA21 y de la iniciativa #Museums For Ukraine, «por ser estas objetivo prioritario de los ataques». Fue entonces cuando las alertas de Google le indicaron de la caída de un misil en Polonia, a 50 kilómetros del destacamento, y se desató el pánico: «Éramos conscientes de una potencial escalada, de una posible intervención de la OTAN. Esa noche despertamos a todos los políticos ucranianos y polacos que conocíamos. Al final no fue un ataque ruso y, con las fronteras reabiertas, respiramos aliviados mientras los camiones las atravesaban».
Saqueos rusos
«Putin –dice Francesca Thyssen– no solo quiere apoderarse del territorio ucraniano: quiere además controlar la narrativa de este país, igual que hace 90 años se intentó con un genocidio por hambruna en Holodomor. Ahora estamos igual, lo que incluye la destrucción de la cultura y de los museos, como cuando Stalin envió a los artistas ucranianos a morir a los gulag y destruyó murales y obras de valor incalculable».
El embajador Pohoreltsev remarcó cómo Rusia ha pretendido «robarnos nuestra identidad» (y así la exposición nos ‘redescubre’ a autores como Delaunay o Malevitch como nacidos en Ucrania, aunque sus carreras se desarrollaron en suelo soviético), mientras Konstantin Akinsha resumió con horror cómo Rusia se vanagloria de haber aumentado, gracias a los saqueos, sus propias colecciones «en un expolio semejante al que sucedió en la II Guerra Mundial y como no se vio ni siquiera en Yugoslavia». En una sala de la exposición se pudo disfrutar de parte del concierto ‘A touch of an Angel’ del dúo formado por la violinista Bhodana Pivnenko y la pianista Anna Khmara. Un vídeo de este redactor para IG de la actuación ha sido bloqueado por la red social en Rusia y Bielorrusia segundos después de subirlo. Como se ve, la guerra también se libra en el plano virtual.