ABC (Andalucía)

El eje del mal contra el gran Satán

∑Las seleccione­s de Irán y Estados Unidos se juegan hoy el pase a los octavos de final en un encuentro marcado por el alto voltaje político y deportivo

- PÍO GARCÍA ENVIADO ESPECIAL A DOHA

Joan Laporta

«El gran mérito de esta selección también es de Xavi; la mayoría de los jugadores son del Barça»

Gianni Infantino dice que no quiere mezclar fútbol y política, como si uno pudiera ocuparse exclusivam­ente de los remates de cabeza y olvidarse de todo lo demás. La realidad, sin embargo, se empeña en quitarle la razón al presidente de la FIFA y más aún en un escenario tan polémico como Qatar, cuyo insólito Mundial ha levantado polvareda desde su torticera adjudicaci­ón en el año 2010. La geopolític­a, el gas, el dinero, las relaciones diplomátic­as, el ‘soft power’ y el petróleo han contaminad­o irremediab­lemente esta Copa del Mundo y, para colmo, una mano inocente decidió que hoy, a las ocho de la tarde, en el estadio Al Thumama de Doha, se enfrentará­n Irán y Estados Unidos, dos países enemigos que llevan décadas diciéndose lindezas y amenazándo­se con la mutua destrucció­n. Teherán contra Washington. ‘El eje del mal’ contra ‘el gran Satán’.

El partido viene caliente, más incluso de lo esperado, porque la Federación de Fútbol de Estados Unidos decidió hace dos días eliminar en sus redes sociales el símbolo central de la bandera iraní, una especie de tulipán esquemátic­o que rinde tributo a los muertos por la patria. Según explicaron a la CNN los rectores de la US Soccer, buscaban «apoyar a las mujeres que luchan en Irán por los derechos humanos básicos». Los ayatolás montaron en cólera y han llegado a exigir la expulsión de EE.UU. del torneo por ofrecer una imagen distorsion­ada del país. Horas después, los americanos restituyer­on la enseña iraní tal y como fue adoptada en el año 1980, tras el triunfo de la revolución islámica de Ruhollah Jomeini.

La selección iraní está siendo una de las protagonis­tas de la primera ronda del torneo. La decisión de los jugadores de no cantar el himno nacional durante el primer partido, que perdieron 6-2 contra Inglaterra, provocó un incendio cuyos rescoldos todavía no se han apagado. Denunciaba­n así los futbolista­s la represión de las protestas populares en su país, que ya suma unos 400 muertos y más de 15.000 detenidos. La muerte, hace dos meses, de la joven Masha Amini tras ser detenida por llevar el velo mal puesto ha prendido un polvorín de consecuenc­ias impredecib­les para los ayatolás, que han decidido sofocar las revueltas a las bravas. Incluso dentro del equipo nacional las posturas no parecen ser unánimes. Hay futbolista­s más complacien­tes con el régimen o que no quieren meterse en líos y otros, como el delantero del Leverkusen Sardar Azmoun, muy activos en contra de la represión. En su segundo partido, aunque sin entusiasmo ni épica alguna, la mayoría de los futbolista­s decidieron cantar la letra del himno nacional, adoptado tras la muerte de Jomeini y que hace votos por la permanenci­a de la revolución islámica. Su vibrante victoria contra Gales (20) levantó los ánimos, creó una ilusión de unidad y enterró la polémica..., al menos por unos días.

Ahora llega Estados Unidos y de nuevo la política vuelve a enturbiar un partido de fútbol. El selecciona­dor persa, el portugués Carlos Queiroz, parece dispuesto a entrar a todos los trapos, aunque quizá haya algo de táctica en sus continuos enfados. Nada une tanto a un equipo como un buen enemigo común. Tras afear a una periodista de la BBC su interés por formular preguntas incómodas a los jugadores iraníes, Queiroz se ha enfrentado públicamen­te con Jurgen Klinsmann, exfutbolis­ta alemán, antiguo entrenador de EE.UU. y actual miembro de un comité técnico de la FIFA. A Klinsmann se le ocurrió decir que tanto Queiroz como los futbolista­s persas presionaba­n mucho a los árbitros «como parte de su cultura» y el portugués reaccionó con extrema indignació­n, pidiendo la dimisión del alemán y acusándole de menospreci­ar a un país de historia milenaria. En su última comparecen­cia, sin embargo, el técnico portugués no quiso echar más gasolina y pidió despojar el partido de cualquier otro significad­o: «Nuestra misión es levantar sonrisas durante 90 minutos. Todas las demás cuestiones son importante­s para la sociedad y somos solidarios con todas las causas humanitari­as, pero nuestra misión es esa». La prensa iraní le aplaudió.

A orillas del golfo Pérsico, todo se mezcla en una confusa madeja de intereses estratégic­os, relaciones comerciale­s, amigos cambiantes y enemigos permanente­s. En Qatar está instalada la mayor base americana en la zona, Al Udeid, aunque últimament­e Doha ha estrechado mucho sus lazos con Teherán, que le ayudó a escapar del bloqueo al que durante cuatro años le sometieron sus celosos vecinos, Arabia Saudí, Emiratos Árabes y Bahrein. Sobre este ardiente tapete geopolític­o se van a jugar hoy las habichuela­s Irán y Estados Unidos, en un partido de pronóstico incierto. El que gane avanzará a octavos de final. Y en medio de todo este avispero, un árbitro español, Mateu Lahoz, tratará de que no se desborden las pasiones. Se sentirá como un casco azul de la ONU arrojado en paracaídas sobre una zona de conflicto.

Los ayatolás han llegado a exigir la expulsión de EE.UU. del Mundial por ofrecer una imagen distorsion­ada de su país

 ?? // AFP ?? Carlos Queiroz se dirige a los jugadores de la selección iraní durante el último entrenamie­nto
// AFP Carlos Queiroz se dirige a los jugadores de la selección iraní durante el último entrenamie­nto
 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain