Una mafia okupa alquilaba niños para frenar desalojos en Barcelona
Menores, algunos bebés, llorando tras la puerta de pisos okupados. Los niños eran el gancho para que los Mossos d’Esquadra descartasen una actividad delictiva, activasen a los servicios sociales y, mientras tanto, la mafia que se encontraba detrás de la treta realquilaba los inmuebles a terceros. En su mayoría, familias vulnerables en situación irregular en España. Una práctica por la que se embolsaban unos 24.000 euros mensuales. Eran tres madres con sus hijos quienes, a cambio de unos 500 euros, se instalaban en las viviendas durante 24 o 72 horas, una vez los integrantes de la banda las habían ocupado. Tras cambiar la cerradura, llegaba «la puesta en escena», en palabras del inspector Josep Naharro, responsable la División de Investigación Criminal (DIC) en Barcelona.
La ‘performance’ consistía en hacer ver que el espacio, propiedad de entidades bancarias, «pareciese un domicilio. Hacían llorar al niño detrás de la puerta. Los agentes informaban al juzgado y el proceso era mucho más largo que ante okupaciones criminales», detalló ayer el mando de la Policía catalana.
Llegar hasta los integrantes de la mafia dedicada a la okupación no ha sido fácil, ya que nadie denunció, ni propietarios, ni víctimas – aquellos que realquilaron las viviendas, por su situación de vulnerabilidad–. «Eran personas que no tenían otra posibilidad. En algunos casos, engañados», subrayó Naharro. Las pesquisas, que se alargaron durante cuatro meses, se han saldado con la detención de nueve personas. Entre éstos, los cabecillas de la organización, las tres mujeres que empleaban a sus hijos, el encargado de pinchar la luz en los inmuebles y el «cobrador» de los alquileres. En cuanto a los menores, el inspector detalló que no se puede hablar de explotación infantil, ya que no se encuentran en edad escolar, tienen arraigo en el territorio y no existe desamparo. «Sus madres no veían ningún riesgo. No existía violencia en la actividad. Solo rentabilidad».
El ‘modus operandi’ de la mafia era escoger inmuebles vacíos para luego alquilarlos, venderlos o bien ofrecérselos al legítimo propietario a cambio de 8.000 o 10.000 euros.
Los detenidos, que han quedado en libertad, integraban una de las mafias más activas dedicadas a la okupación de inmuebles en Barcelona.