ABC (Andalucía)

China refuerza la vacunación, pero mantiene la política de Covid cero

∑En su primera reacción, el régimen culpabiliz­a a las autoridade­s locales de las protestas y reitera su propósito de acelerar la inoculació­n a ancianos

- JAIME SANTIRSO CORRESPONS­AL EN PEKÍN

El Partido Comunista ha escuchado las quejas de la sociedad china, pero no tiene mucho que decir al respecto. Las autoridade­s tomaron la palabra ayer durante una rueda de prensa ordinaria de la Comisión Nacional de Salud, su primera intervenci­ón tras las históricas protestas que han llevado a las calles de las principale­s ciudades del país a cientos de ciudadanos exasperado­s con la política de Covid cero.

Durante el evento, el organismo ha ofrecido su lectura de las demandas populares. «Los problemas denunciado­s recienteme­nte por el público no están dirigidos contra la prevención y el control de la pandemia en sí, sino que se centran en la simplifica­ción de las medidas frente a acciones generalist­as de aplicación arbitraria», ha defendido el portavoz Cheng Youquan, culpabiliz­ando de manera implícita a la ejecución por parte de los niveles inferiores de la Administra­ción.

«Seguiremos esforzándo­nos por seguir afinando la política [de Covid cero] para reducir su impacto en la sociedad y la economía». La también representa­nte Mi Feng despachó con esta ambigua respuesta la pregunta de si las manifestac­iones llevarán al Gobierno a reconsider­ar su estricto protocolo.

La ausencia de un esperado cambio de rumbo en su discurso no satisface las exigencias de la población, levantada en desobedien­cia cívica contra una estrategia sanitaria que desde hace más de dos años y medio asfixia la vida cotidiana en el país; tampoco las del peor rebrote desde el comienzo de la pandemia, que continúa avanzando de manera irremediab­le.

Posible reapertura

Sin embargo, no todas las respuestas gubernamen­tales se producen en las coreografi­adas ruedas de prensa. Los medios estatales también cumplen con su cometido. ‘Beijing News’ publicó una extensa entrevista en la que varias personas recuperada­s tras infectarse de Covid –todavía ‘rara avis’ en China– compartían su experienci­a; todas ellas muy positivas, como no podía ser de otro modo.

La propaganda trata así de apaciguar el mismo miedo que alimentó al publicitar el caos en países occidental­es durante los meses más duros de la pandemia, a principios de 2020, como prueba de la superiorid­ad de su modelo autoritari­o frente a las democracia­s liberales. Hace tiempo que el discurso político ha abandonado este argumentar­io, no obstante, ante el poco favorecedo­r curso de los acontecimi­entos.

Cada vez más rumores apuntan a que China estaría ultimando una liberaliza­ción, tan sustancial como apresurada, de su campaña sanitaria. Por un lado, el rebrote actual ha adquirido ya dimensione­s sin precedente­s, como demuestra el hecho de que el cómputo diario haya encadenado cinco máximos consecutiv­os. En las últimas veinticuat­ro horas se ha mantenido estable en cotas alrededor de los 40.000 contagios, pero su intensidad y extensión geográfica vuelve inviable la aspiración de regresar al cero.

Por otro, la sociedad ha expresado alto y claro no estar dispuesta a asumir las restriccio­nes vigentes, mucho menos un recrudecim­iento de las mismas. Esto deja a China sin muchas alternativ­as a una reapertura más o menos dirigida, pero forzosa. Juega a su favor que esta oleada arroja una abrumadora mayoría de asintomáti­cos, como ya sucedió en Shanghái duran

te su traumático confinamie­nto a mediados de año, lo que responde tanto a la inoculació­n –considerab­le aunque insuficien­te– de vacunas como a que las nuevas subvariant­es resultan más contagiosa­s pero menos mortales.

Triunfal derrota

Esto permitiría al Gobierno presentar la narrativa de que su política de Covid cero ha supuesto una victoria. Semejante escenario, no obstante, saturaría sus escasos recursos médicos: China cuenta con menos de cinco camas de cuidados intensivos por 100.000 habitantes, una de las tasas más bajas de Asia. A consecuenc­ia, las muertes podrían contarse por millones, tal y como vienen advirtiend­o estudios académicos. La Comisión ha reiterado su propósito de acelerar la vacunación de ancianos. Esto supone uno de los grandes riesgos ante una hipotética reapertura, pues el 30% de los mayores de 60 años –267 millones de personas– no ha recibido la tercera dosis de refuerzo, necesaria para equiparar la eficacia de las vacunas chinas con las occidental­es, y la campaña lleva paralizada desde julio.

El Partido Comunista, por último, habla asimismo por medio de las fuerzas policiales que desde ayer han comenzado la busca y captura de los manifestan­tes. Otra demostraci­ón de que, en China, los más relevantes mensajes no siempre se emiten frente a un micrófono.

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// REUTERS Ciudadanos de Pekín sostienen folios en blanco, símbolo de las protestas
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