ABC (Andalucía)

«Cometer un error y seguir intentándo­lo es lo más difícil del fútbol»

∑Héroe ante Alemania, el meta del Athletic es un fijo en el once de España

- IVÁN ORIO ENVIADO ESPECIAL A DOHA

Por encima de obstáculos y desconfian­zas, Unai Simón (Vitoria, 25 años) se ha afianzado en la portería de la selección. Indiscutib­le para Luis Enrique. Un guardameta joven, atrevido, y en forma.

— ¿Cuándo se da cuenta de que lo suyo es la portería?

—Con ocho años. Teníamos en Murgia un campo de hierba natural. Bueno, más que hierba era barro y me encantaba tirarme en el barro. En aquel momento empecé a disfrutar de la portería.

—Antes cuando se elegían los equipos se solía enviar a la portería al malo.

—De hecho a mí no me gustaba jugar de portero en el día a día. En la portería disfrutaba muchísimo, pero cuando llegaba un campeonato de fútbol sala o siete me gustaba jugar de jugador.

—¿Y rompió muchos pantalones y camisetas en los campos callejeros?

—Sí, sí. Más que destrozar, llegaba a casa con toda la ropa sucia y era mi madre la que pagaba un poco los platos rotos. Tengo el recuerdo de ir al colegio con parches y rodilleras en los pantalones. Jugábamos al fútbol en el patio y yo era un poco burro y llegaba a casa con los pantalones hechos polvo.

—¿Se ha perdido jugar en la calle?

—No sé. Cuando éramos pequeños hicieron en la plaza del pueblo un campo ‘indoor’ de fútbol con paredes de madera. Nos tirábamos allí horas y horas. Al salir de clase era nuestro punto de reunión. Ahora vamos a ese sitio y lo vemos vacío, o a cuatro o cinco niños jugando. No sé el motivo, las tecnología­s... Pero sí es verdad que lo que hace 15 años era una plaza abarrotada de pequeños, de mayores, gente picada porque no podías jugar, porque perdías, ya no se ve.

—¿Hay algo de aquel chaval en Qatar?

—No se puede extrapolar al fútbol profesiona­l. Aquí estás para ganar partidos, no para divertirte y pasarlo bien.

— Me refería al carácter. ¿El suyo se forjó en esas horas en el pueblo?

—Lo que soy ahora lo he aprendido con el tiempo. A medida que me iba metiendo en el fútbol profesiona­l las aspiracion­es cambian. Yo antes jugaba para divertirme con los amigos de clase y ahora juego para competir, ganar y ser mejor portero. Es una visión diferente.

—¿Tenía algún referente?

—De pequeño no veía mucho fútbol. Pasaba los fines de semana en la calle. ¿Quién te puede gustar más? Al final sólo escuchabas a Iker Casillas en todos lados y te puede servir como referente. Una vez que entré en el Athletic con 14 años, veía entrenar a los porteros del primer equipo, Y Gorka fue un referente.

—¿Y ahora? ¿Se fja en alguno?

—El abanico es tan amplio... Neuer, por ejemplo, es muy hábil para lo grande que es, y muy bueno en el juego aéreo, en el uno contra uno... Courtois en los últimos años está siendo un gran portero. Siempre he sido de Oblak, por decirlo así. Y cómo no, a quién no le gusta Ter Stegen cómo distribuye con el pie. —En la portería de España no hay debate sobre la titularida­d.

—Esa decisión nunca va a depender de mí. Indirectam­ente sí, porque trato de hacerlo lo mejor posible para el equipo, para el míster, pero al igual que entré a jugar cuando no me lo esperaba, porque no me veía capaz de poder competir en la selección, me vino de sorpresa, ¿quién me dice que no vayan a jugar David o Robert? Si les ves entrenar, son dos bestias. Cualquiera de los tres estamos capacitado­s para el máximo nivel.

—Cuando recibió la llamada de la selección De Gea y Kepa estaban apretando fuerte.

—Nunca me consideré mejor que ellos, tampoco ahora. Por mi manera de jugar y de ser en el campo puede que le guste más a Luis Enrique. Pero igual mañana hay otro selecciona­dor y opina de manera diferente.

—¿Es un producto ‘made in Luis Enrique’ o habrá Unai para rato?

—No sé decir, la verdad... Ojalá estuviese Luis Enrique aquí todos los años, pero si algún día se cambiase de entrenador habría que ver esa situación.

—El técnico le pide que juegue el pie como un jugador más. ¿Es consciente de que al hincha se le hiela la sangre?

—Es normal. Cuando veo después los partidos en vídeo sí me doy cuenta de la cercanía del delantero y de ese límite de tiempo que hay entre el robo y el acierto. En el campo no lo veo de esa manera. Lo

❝ Riesgo con los pies

«Me veo en vídeo y me doy cuenta de la cercanía del delantero y el límite entre el robo y el acierto. En el campo no lo veo así»

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