Utilizar sillas infantiles de segunda mano pone en peligro a los menores
▶El 90% de los sistemas de retención adquiridos en el mercado usado no pasarían hoy las pruebas de seguridad
Sentar a los niños en un sistema de retención infantil (SRI) es obligatorio por ley –no hacerlo está tipificado como infracción grave , y conlleva una sanción mínima de 200 euros y, según el borrador de la nueva ley de Tráfico, la retirada de 4 puntos en el carné de conducir (antes 3)– para todos los niños con una altura igual o inferior a 1,35 metros, aunque se recomienda hasta los 1,50 metros. Así, de los 0 a los 12 años pasarán por hasta cuatro sillas diferentes debido a las grandes diferencias morfológicas entre bebés, niños y preadolescentes, según su peso o altura; hasta dar el salto al cinturón de seguridad.
A la hora de escoger la sillita correcta hay una serie de parámetros a tener en cuenta. En primer lugar «comprar la sillita siempre en tiendas especializadas, siempre mirando hacia atrás como mínimo hasta los cuatro años de edad, de primeras marcas, en rangos de uso de no más de 3 o 4 años de edad, con sistemas Isofix y pata de apoyo», detalla Jesús Monclús, director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación Mapfre.
También probar la silla antes de adquirirla, y que esta sea cómoda para el menor, ya que esto evitará muchos problemas en los distintos viajes que se lleven a cabo. A nivel normativo, comprender los datos de la homologación de la silla (R44/04 o la R-129 –la más segura y actualizada–) y dependiendo de esta, el grupo (peso) o altura para la cual está homologada, que debe de coincidir con las características del usuario final. Eso sí, y el parámetro más importante a tener en cuenta, «nunca se debe adquirir un producto de segunda mano», puntualiza Monclús. Y es que según un estudio realizado por la Alianza Española para la Seguridad Vial Infantil, AESVi, 9 de cada 10 sillas infantiles compradas en el mercado de segunda mano no pasarían hoy las pruebas dinámicas con las que fueron aprobadas en su día para cumplir el Reglamento Europeo de seguridad.
La compra de SRI de segunda mano o de ocasión a través de plataformas de venta online, es una práctica habitual que no ha dejado de crecer en los últimos años y que, además y puede realizarse sin control oficial, sin asesoramiento profesional y sin garantía sobre el producto. En consecuencia, es posible la compra de productos sin instrucciones, haciendo un montaje incorrecto e incluso con problemas higiénico-sanitarios.
«Ni el mayor de los expertos es capaz de saber si una silla de niño tiene daños internos o degradación provocada por el uso, la radiación solar o el estrés térmico; por lo que simplemente el mercado de sillas de niños de segunda mano no debe ser contemplado como una opción de compra», subraya Monclús, al tiempo que continúa con que, en caso de sufrir un siniestro vial, el SRI se debe «sustituir inmediatamente». «Los sistemas de retención infantiles son dispositivos
Se debe probar la silla antes de adquirirla, y que esta sea cómoda para el menor
Continuar usando un SRI después de una colisión puede poner en riesgo la correcta retención del menor
diseñados para aguantar las deceleraciones de una colisión, donde en muchos de ellos actúan elementos de disipación de la energía, y por lo tanto solo pueden actuar una vez. Continuar usando un SRI después de una colisión puede poner en riesgo la correcta retención del menor, y por lo tanto siempre debe ser substituido, a pesar de que no veamos daños externos en él» detalla Monclús.
Una afirmación que corrobora David Fernández, técnico de seguridad vial de la Fundación RACE. «La compra de una silla de segunda mano conlleva una incertidumbre sobre el producto, ya que se desconoce la historia de la silla, en qué condiciones se ha conservado, y si ha sufrido un accidente, lo que podría haber dañado la estructura de la si
lla». Añade que «el paso del tiempo y las condiciones ambientales en las que se ha utilizado y guardado la silla infantil puede provocar que los materiales con los que está fabricada se deterioren».
En último lugar, hay que tener en cuenta que los SRI caducan. «Los materiales son estables durante los primeros años de uso, pero después de cinco o seis años pueden empezar a perder sus propiedades mecánicas. Por eso, y siempre atendiendo a las indicaciones que aporte el fabricante de la silla en cuanto al uso y vida útil de la misma, no debemos reutilizar las sillas de niños para otro niño ni tampoco, una vez hemos dejado de utilizarla, venderlas de segunda mano», concluye el director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación Mapfre.