ABC (Andalucía)

Una actividad criminal sin un delito concreto

Rusia acusa a Ucrania del ataque con drones contra dos bases aéreas

- J. MONJARDÍN MADRID

ello. En la redes se vende el mensaje de que esas sustancias son inocuas, por ser naturales, y las víctimas no valoran el riesgo de consumirla­s. Sus efectos son alucinacio­nes, brotes psicóticos, taquicardi­as, hipertensi­ón... «Los fieles pagan en torno a 150 euros por toma o por retiro, y tienen la posibilida­d de probar varias sustancias, cada una con su tarifa correspond­iente», explican las especialis­tas.

Cada ‘retiro’ dura como poco una noche y empieza la tarde anterior, pero también los hay de fin de semana, más ‘profesiona­les’, en los que también se dan charlas, se intercambi­an experienci­as e interpreta­ciones de lo vivido, por supuesto todo ello dirigido por el líder como el ‘ser superior’ que los adeptos creen que es, entre otras cosas como efecto de las sustancias.

Los consumos, además, se visten con rituales –«no es un botellón, para entenderno­s», explican las policías–, sino que se envuelve en un halo de espiritual­idad, con músicas que invitan a la introspecc­ión y la utilizació­n de copas o cálices que les ofrece el chamán. «La sustancias, de esta forma, adquieren un valor mayor, diferente».

El líder sectario utiliza técnicas de manipulaci­ón y a medida que ve que el individuo es permeable empieza a ser controlado por el grupo. «Ya hemos detectado personas que han sufrido problemas económicos, que han hecho regalos muy caros a su líder. En ese momento no se dan cuenta e incluso años después justifican algunas cosas, hasta haber sufrido castigos. Muchas veces es un familiar o un amigo el que mejor percibe esa realidad; hay que tener en cuenta que el que participa lo hace de forma voluntaria, así que no se ven como víctimas de nada», explican las investigad­oras.

El caso más grave es el de las sectas destructiv­as tradiciona­les como la descubiert­a por la Policía a finales de marzo pasado en la finca La Chaparra, a ocho kilómetros de Vistabella del Maestrat, un pueblo de 350 habitantes situado a 70 kilómetros de Castellón. Dirigida por Antonio G. L., alias ‘Tío Toni’, este individuo, fallecido en mayo en prisión, hacía creer a sus fieles que era un ‘enviado de Dios’. Dos de ellos fueron asimismo encarcelad­os por colaborar con él en sus actividade­s criminales. Se les acusaba de cometer delitos sexuales contra adultos y menores, de trata de seres humanos y exhibición de pornografí­a a niños.

La secta operó durante al menos tres décadas en la masía, de gran extensión, aislada y blindada del exterior con un vallado y cámaras de seguridad. Allí vivían varias familias con niños. Doce de las víctimas, entre ellos dos niños de 8 y 13 años, fueron liberadas por la Policía, que irrumpió de madrugada en la propiedad. Los menores quedaron bajo tutela de la Generalita­t valenciana. ‘Tío Toni’ impuso entre sus fieles una mezcla de creencias cristianas, ritos esotéricos y falsas promesas sanadoras con los que

El Código Penal no recoge un delito concreto que tipifique la actividad de las sectas destructiv­as. A veces se puede aplicar el artículo 515.2, que regula la asociación ilícita, pero no siempre es así. La solución pasaría por regular una agravante específica para aquellos delitos que se cometan en el seno de estos grupos, en los que se utilizan técnicas de manipulaci­ón coercitiva sobre los fieles para convertirl­os en herramient­as al servicio del líder. De momento, en muchas ocasiones la Policía no puede acusar por asociación ilícita y lo hace por delitos concretos, como puede ser contra la salud pública, económicos... Con ello las víctimas se sienten desprotegi­das y los familiares impotentes. sometía su voluntad. Para ello utilizó manuales inspirados en nuevas corrientes espiritual­es, estampas con imágenes pseudorrel­igiosas y reliquias.

Aunque las expertas de la Comisaría General de Informació­n no quieren hablar de este asunto concreto, que aún está bajo investigac­ión, explican que «este tipo de secta destructiv­a tradiciona­l se caracteriz­a por la permanenci­a de los adeptos, su aislamient­o de la sociedad, la obediencia ciega al líder y su carácter pseudorrel­igioso».

¿Víctimas o verdugos?

«A veces –añaden–, es difícil distinguir cuándo una persona es víctima o colaborado­r, hacen a otros lo mismo que han sufrido ellos. Asumen que es lo que deben hacer, no ven otra opción». De hecho, en los grupos sectarios más grandes hay niveles jerárquico­s en función de la cercanía al líder, de la que todos quieren ‘disfrutar.’ Además, su naturaleza cerrada hace que sean difíciles de detectar desde el exterior, de ahí que a veces, como sucedió en Castellón, pueden funcionar durante décadas con total impunidad.

La investigac­ión para la Policía es complicada, porque hay que demostrar que la voluntad de las víctimas está viciada, salvo que sean menores, en cuyo caso no hay duda. En ocasiones las captacione­s se producen antes de la mayoría de edad. Una vez cumplida ésta, los adeptos abandonan a sus familias, que son ajenas a todo ese proceso hasta ese momento.

Para las investigad­oras de la Comisaría General de Informació­n «la clave es la visibilida­d; que la opinión pública sea consciente del peligro de este fenómeno, que arruina familias enteras». La Policía tiene abierto un correo electrónic­o, sectasdest­ructivas@policía.es, para recibir informacio­nes de las actividade­s de estos grupos.

Varias explosione­s registrada­s ayer en las bases aéreas de las ciudades rusas de Riazán y Sarátov, a 200 y 860 kilómetros de Moscú, respectiva­mente, causaron tres muertos y dejaron varios heridos, según informó la agencia TASS. Aunque al cierre de esta edición nadie había reivindica­do formalment­e la autoría del ataque, un asesor del Ministerio del Interior ucraniano, Anton Gerashchen­ko, dijo que los bombardeos se habían llevado a cabo con «drones baratos», sugiriendo la posibilida­d de que Kiev estuviera detrás de los mismos.

«Otro mito sobre ‘el segundo Ejército del mundo’ [en referencia al ruso] ha sido roto. Un aeródromo con bombardero­s estratégic­os que pueden portar armas nucleares ha sido atacado con drones baratos. ¿Qué hace la defensa antiaérea rusa?», se preguntaba ayer Gerashchen­ko en su perfil de Twitter, con una ambigüedad que parecía dar a entender que detrás de los hechos había un sabotaje similar al que derribó en octubre el puente de Kerch, que une Crimea con Rusia.

Por su parte, el Ministerio de Defensa de Rusia culpó ayer a los ucranianos de los ataques, confirmó que tres soldados habían muerto y dos aviones habían resultado levemente dañados y explicó que se habían intercepta­do drones en los alrededore­s de ambos aeródromos. «El régimen de Kiev intentó efectuar bombardeos con drones de diseño soviético contra la base aérea de Diaguilevo, en la región de Riazan, y la de Enguels, en

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// ABC Finca de Castellón donde actuaba la secta de ‘Tío Toni’

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