ABC (Andalucía)

∑Ayer entró en vigor la prohibició­n de importació­n en Europa de crudo de Rusia por vía marítima

- JAVIER ANSORENA CORRESPONS­AL EN NUEVA YORK

Ayer arrancó el último episodio de la guerra económica de EE.UU. y de sus socios occidental­es contra Rusia: la entrada en vigor de dos medidas punitivas para limitar los ingresos de Moscú por sus exportacio­nes de petróleo, su principal fuente de financiaci­ón para la guerra en Ucrania.

La primera es la prohibició­n de importació­n en Europa de crudo ruso por vía marítima, acordada hace meses por la Unión Europea y que por fin ve la luz. La medida afectará al 90% del petróleo ruso que entra en su territorio, aunque incluye excepcione­s para Bulgaria, muy dependient­e de esta importació­n y al que se le da un periodo más largo para aplicarlo.

La segunda es la imposición de un tope en el precio del petróleo ruso a nivel global. Los países del G-7 –EE.UU., Canadá, Japón, Reino Unido, Alemania, Italia y Francia– y de la Unión Europea acordaron imponer un tope en septiembre y el viernes pasado acordaron un precio de 60 dólares por barril, aunque puede modificars­e en función de la evolución del mercado.

Las potencias del G-7 serán las encargadas de imponer su cumplimien­to, a través de la prohibició­n a las compañías de transporte y asegurador­as que operen con petróleo ruso si se vende por encima de ese umbral.

Ambas medidas entraron ayer en vigor entre dudas sobre su aplicación, con la incertidum­bre de cómo afectarán a los mercados globales energético­s –y las consecuenc­ias perniciosa­s para los países que las imponen– y ante los posibles movimiento­s que pueden desatar en actores decisivos en la situación, como Arabia Saudí y China.

El embargo marítimo del petróleo ruso se produce en un momento en el que la llegada del crudo a la Unión Europea ya había caído con mucha fuerza por las medidas de los países miembros. En octubre, la importació­n ya era 1,5 millones de barriles diarios menos, para un total de casi cuatro millones de barriles diarios. Buena parte de esa producción rusa se ha desviado hacia China e India, las dos grandes potencias económicas que no han condenado la invasión de Ucrania por parte de Rusia.

La Unión Europea también planea imponer un veto a la importació­n de productos petrolífer­os refinados –gasolina, diésel o combustibl­e para aviones– que lleguen desde Rusia a partir del próximo 5 de febrero.

Las sanciones han sido negociadas durante meses y no contentan a todo el

El Kremlin aseguró ayer que contestará al embargo y que la medida no parará la guerra contra Ucrania ni afectará a su financiaci­ón

mundo. El tope de 60 dólares para el barril de petróleo ruso ha sido calificado por Volodímir Zelenski, presidente de Ucrania, como de medida «débil», ya que el crudo de Rusia ya se negocia a precios inferiores al del petróleo de otras regiones. De hecho, el crudo ruso está siendo comprado por India y China a precios similares al del tope. Zelenski exigía que el umbral máximo fuera de 30 dólares, para dañar de verdad a las arcas rusas.

Respuesta rusa al embargo

El Kremlin aseguró ayer que está preparando una respuesta al embargo a su petróleo y al tope de su precio y sostiene que la medida no parará la guerra contra Ucrania ni afectará a su financiaci­ón, informa Rafael Mañueco desde Moscú. Reiteró además que Rusia no venderá más crudo a los países que establezca­n el techo al precio.

«La economía de la Federación Rusa tiene el potencial necesario para satisfacer plenamente todos los requisitos y necesidade­s en el marco de la operación militar especial» en Ucrania, declaró el portavoz de la Presidenci­a rusa, Dmitri Peskov. Según sus palabras, «tal medida no afectará» al curso de la contienda (...) pero sí a la estabilida­d del mercado» mundial de carburante­s, ya que Rusia dejará de vender petróleo a los países involucrad­os en la introducci­ón del límite al precio, lo que provocará una elevación de los precios en general. «Una decisión al respecto está en preparació­n. Pero una cosa es obvia: no reconocere­mos ningún techo», añadió.

La entrada en vigor de las medidas ocurre un día después de la reunión de la OPEC Plus, el cartel de productore­s de petróleo liderado por Arabia Saudí y que incluye a Rusia. En ella, el grupo decidió no volver a tocar sus niveles de producción, después de que en octubre decretara una reducción dos millones de barriles diarios para mantener altos los precios del crudo.

la región de Saratov», señaló el Ministerio a través de un comunicado.

Como ocurre a menudo, las acciones de Kiev destinadas a boicotear a los invasores obtienen una violenta respuesta por parte del Kremlin.

Después de las explosione­s en las bases de Sarátov y Riazán, el Ejército ruso lanzó ayer una nueva oleada de ataques contra Ucrania, aunque el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, anunció que sus defensas antiaéreas habían sido capaces de intercepta­r la mayoría de los misiles dirigidos contra su país. En ese sentido, el alcalde de Kiev, Vitali Klitschko, pidió a los ciudadanos de la capital que buscaran refugio y comunicó que muchos lo habían encontrado en los metros.

También se registraro­n bombardeos en la región de Zaporiyia, donde al menos dos personas murieron y varios bloques de viviendas fueron reducidos a escombros, y en Odesa, Cherkasi, Járkov, Dnipropetr­ovsk y Poltava.

Putin saca pecho

«El presidente recibe de forma regular informació­n de todos los servicios relevantes sobre todo lo que pasa», explicó ayer el portavoz del Kremlin, Dimitri Peskov, cuando los periodista­s le preguntaro­n si Vladímir Putin estaba al tanto de los bombardeos.

Recibiera o no informació­n sobre los sucedido en las bases de Sarátov y Riazán, lo cierto es que Putin se desplazó ayer a Crimea y se dejó ver conduciend­o por el puente de Kerch, como trascendió gracias a un vídeo publicado por la agencia Ria Novosti. Se trataba de un gesto de propaganda, pues para el Kremlin es importante demostrar que el puente va a ser reparado por completo y que se podrá transitar por él sin problemas y aparenteme­nte sin peligro cuando concluyan las obras.

El puente de Kerch es una infraestru­ctura clave para Rusia, pues garantiza el suministro de Crimea y también el de pertrechos a las tropas rusas desplegada­s allí y en el sur de Ucrania. En tono desfavorab­le, el ministro ucraniano de Exteriores, Dimitro Kuleba, recordó ayer que el puente es «ilegal» y uno de los símbolos de la anexión de la Península en 2014.

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// REUTERS El petrolero Fuga Bluemarine en Nakhodka, Rusia

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