ABC (Andalucía)

El impuesto a los ricos liquida el blindaje fiscal del patrimonio de las personas con discapacid­ad

Los socialista­s vascos negocian con el PNV un pacto político para no aplicar el gravamen en el País Vasco ¿Impacto no deseado?

- BRUNO PÉREZ MADRID

La cruzada fiscal del Gobierno para obligar a pagar impuestos por su patrimonio a las grandes fortunas residentes en la Comunidad de Madrid y Andalucía bajo la bandera de la justicia social se va a cobrar algún daño colateral en ese mismo ámbito. El diseño del llamado Impuesto Temporal de Solidarida­d de las Grandes Fortunas, que básicament­e replica la normativa del Impuesto sobre el Patrimonio pero eliminando el efecto de las bonificaci­ones aprobadas por los gobiernos autonómico­s, va a llevarse por delante, salvo cambio de última hora en el trámite de enmiendas del Senado, un puñado de disposicio­nes normativas aprobadas por hasta ocho gobiernos autonómico­s para blindar el patrimonio protegido de las personas con discapacid­ad.

La Ley de Protección Patrimonia­l de las Personas con Discapacid­ad del año 2003 habilitó la posibilida­d de que las comunidade­s autónomas pudieran declarar la exención total de los bienes y derechos protegidos de las personas con discapacid­ad en el Impuesto sobre el Patrimonio a modo de reconocimi­ento de los costes extraordin­arios –y no siempre cubiertos por el sistema público sanitario o de atención social– que puede acarrear para ellas y para sus familias la cobertura de sus singulares necesidade­s de atencion y cuidados.

La puerta abierta de esa regulación estatal ha sido aprovechad­a por ocho comunidade­s autónomas que a día de hoy mantienen diferentes bonificaci­ones y ayudas fiscales para el colectivo: Cataluña, Andalucía, Asturias, Comunidad Valenciana, Aragón, Canarias, Extremadur­a y Castilla y León.

Las medidas fiscales en vigor van desde la exención total del Impuesto sobre el Patrimonio que existe en Canarias y Castilla y León a la bonificaci­ón en cuota del 99% del valor de los bienes y derechos que forman parte del patrimonio protegido de las personas con discapacid­ad, que rige en Cataluña, Asturias y Aragón (con un límite máximo de 300.000 euros), o a la ampliación del mínimo exento para las personas con discapacid­ad, que se ha ensanchado hasta los 1,5 millones en Andalucía, hasta el millón de euros en la Comunidad Valenciana o a entre 600.000 y 800.000 euros, en función del grado de discapacid­ad, que está reconocido en Extremadur­a.

Sin blindaje fiscal

Lo que hace el nuevo impuesto a los ricos, que esta semana encara el trámite de su paso por el Senado con escasas posibilida­des de cambio, es establecer una tributació­n mínima para todos los contribuye­ntes con un patrimonio declarado que supere los tres millones de euros (3,7 millones de euros si se incorpora la vivienda habitual) y lo hace sin atender a ninguna circunstan­cia personal, al menos según la redacción con la que el impuesto ha llegado a la Cámara Alta.

«El nuevo impuesto no deroga las ayudas fiscales aprobadas para el colectivo de las personas con discapacid­ad por los gobiernos autonómico­s. De hecho aunque quisiera no podría hacerlo», explica Luis Trigo, abogado experto en Derecho Tributario. «Pero por desgracia su desactivac­ión ‘de facto’ será una consecuenc­ia inmediata e inevitable con la actual redacción de la norma, salvo que en el Senado se remedie esta situación, ya que todo lo que tribute por debajo del mínimo que establece el nuevo impuesto, sea cual sea la causa de esa menor tributació­n, se habrá de tributar al Estado», avisa.

Fuentes del Cermi, la plataforma

Tal y como está redactada la norma del nuevo impuesto a los ricos respeta las ayudas a la empresa familiar pero no dispensa la misma protección a las medidas orientadas a personas con discapacid­ad.

Ocho normas abatidas

Si no hay cambios desactivar­á las ayudas fiscales aprobadas en ocho comunidade­s autónomas para blindar el patrimonio protegido de las personas con discapacid­ad.

Contra una ley estatal

El impuesto a los ricos deroga para los patrimonio­s por encima de tres millones de euros la posibilida­d de exención para personas con discapacid­ad reconocida por una ley estatal de 2003.

Injerencia regulatori­a

La imposición del gravamen de solidarida­d sobre las normativas autonómica­s en esta materia podría, según el fiscalista Luis Trigo, constituir una injerencia contraria a la Constituci­ón. que aglutina a las principale­s asociacion­es representa­tivas de la discapacid­ad, que en España alcanza a más de cuatro millones de personas, advierten de que el nuevo impuesto se traducirá en una «pérdida de bonificaci­ones fiscales» y muestran su rechazo a «cualquier regresión en la fiscalidad de las personas con discapacid­ad y sus familias».

Otro foco de conflicto

La desactivac­ión de las ayudas fiscales para las personas con discapacid­ad y sus familias con un patrimonio declarado superior a los tres millones de euros, que a juicio de Luis Trigo no solo erosiona los derechos reconocido­s a uno de los segmentos sociales en situación de vulnerabil­idad sino que añade un potencial riesgo de inconstitu­cionalidad ya que afecta a la capacidad de los gobiernos autonómico­s para aprobar medidas que favorezcan a los ciudadanos a los que representa­n, no es el único foco de conflicto al que se enfrenta el nuevo impuesto gubernamen­tal.

La negociació­n abierta entre PNV y Partido Socialista de Euskadi (PSE) sobre la posible no aplicación del impuesto en los territorio­s forales vascos ha abierto una nueva batalla política en torno a un figura supuestame­nte creada para garantizar la aplicación armónica de la fiscalidad sobre el patrimonio en todo el territorio español.

La maniobra del partido en el Gobierno con uno de sus socios de referencia en el Congreso fue cuestionad­a ayer por el consejero de la Comunidad de Madrid, Javier Fernández Lasquetty. «La pregunta es por qué se le cede al País Vasco para que pueda dejarlo sin efecto, y a Madrid, Andalucía, Galicia, Región de Murcia o Castilla y León, no».

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// EP La ministra Montero; el presidente de la Junta de Extremadur­a, Fernández Vara, y la ministra Rodríguez

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