Embrutecido
Óscar Puente viene hoy a Sevilla a no se sabe muy bien qué, más allá de reírse de todos los andaluces
MIÉRCOLES. Palacio de Congresos de Cádiz. Felipe VI preside el acto central del Premio Princesa de Girona, que reconoce el talento de los jóvenes en distintos ámbitos. Por aquello de que las cosas de palacio van despacio, la cosa se alargó más de la cuenta y la organización contrató a un ‘speaker’ para que entretuviera al personal mientras el Rey supervisaba varios proyectos realizados por estudiantes y emprendedores. Un ratito en el que la chavalería y las autoridades invitadas disfrutaron de charlas motivadoras, música e interactuaciones con otros participantes. En un momento dado, alguien preguntó a otro alguien qué era la vida para ella –la interpelada era una joven cantante cubana–. Y la respuesta no pudo ser más clarificadora: «La vida es aquello que pasa mientras estás mirando el móvil». Chica lista. Sabia respuesta. Si se pudieran contabilizar las horas que se pierden en España delante de una pantalla nos saldrían miles de millones. Por supuesto, cada cual es muy libre de desperdiciar su tiempo de ocio como le venga en gana. Cosa distinta es cuando quien lo hace es una persona con responsabilidades públicas. Y en horario de trabajo. Qué sé yo. Un ministro, por ejemplo. De Fomento, un poner. Ahí ya la cosa cambia, porque no es que esté desperdiciando su existencia, sino que está jugando con la nuestra. Ya ‘tú sabeh’ que el señor Puente, don Óscar, visita hoy nuestra tierra. Si viene en el AVE que él gestiona, lo hará con retraso, eso seguro. Porque si las cosas de palacio van como van, las de los trenes son directamente insufribles
Manuel Contreras, subdirector de esta casa, desgranaba muy acertadamente también el miércoles en estas páginas el número de seguidores del señor Puente en Twitter. Ciento cuarenta y pico mil. Una barbaridad en comparación con otros políticos. Pero es que además, es de largo quien más mensajes manda. Un auténtico ‘yonki’ de la cosa. No entraré en lo que dice y cómo lo dice, porque si entrara tendría que decir que es un faltón, un provocador, un maleducado, un mediocre, un necio, un bruto. Y no es ese el fondo de esta reflexión. Lo más llamativo es que a día de hoy, nuestro insigne ministro ha publicado más de 42.500 mensajes. En realidad lo más llamativo no es eso, sino que es un faltón, un provocador, un maleducado, un mediocre, un necio, un bruto. Pero también es muy significativo la enorme cantidad de tiempo que pasa delante de la pantalla. Pongamos que para cada mensaje que escribe necesita una media de cuatro minutos –pensarlo, teclearlo y revisarlo hasta dar a publicar–. A eso súmele el navegar por la red, el bloquear a todo ser humano que ose criticarle, dar me gusta, retuitear y todas esas chorradas que se hacen. Le sale perfectamente un año de su vida robado al Ayuntamiento de Valladolid, antes, y al Ministerio de Fomento, ahora. Hoy viene a no se sabe muy bien qué. A reírse del alcalde de Sevilla, de todos los andaluces, de los periodistas que no le bailan el agua. A insultar, a faltar al respeto. Para eso casi mejor que se quede en Madrid, mirando la pantallita. Embruteciéndose. Aún más.
RAMÓN