El corto se viste de largo
Un año más, y van ocho, la Casa de ABC convocó al mundo del cine en la gala con la que concluía el Festival Iberoamericano de Cortometrajes que este periódico quiso convertir, porque el formato lo merece, en referencia nacional e internacional de estas películas de corto tamaño en las que, en ocasiones, se engastan verdaderas joyas del séptimo arte. Durante doce meses de competición, la VIII edición del FIBABC recibió más de mil cortometrajes a concurso desde una veintena de países, de los que 300 resultaron seleccionados para competir en la fase final. Hablamos de un millón de visualizaciones en internet, lo que indica el interés que despiertan el certamen y el género, que visto lo visto goza de una salud envidiable. «Australia», del realizador Lino Escalera, se alzó con el premio al Mejor Corto, una cinta exquisita que coronaba un palmarés con otra decena larga de distinciones a la labor de los realizadores o los actores en las distintas categorías. Un desfile de talento y de amor al cine que hace bueno el refrán de que el mejor perfume se guarda en frasco pequeño.